jueves, 20 de mayo de 2010

Con Antanas Mockus y Sergio Fajardo, nada de salto al vacío


Mockus & Fajardo

Fuente: Revista Aleph/ Por Carlos-Enrique Ruiz

En la campaña actual por la presidencia de la República hay, a las claras, un vivo contraste: entre quien representa la continuidad del régimen, y los otros candidatos, en especial quien ha tomado por sorpresa la delantera en alternativa, como reacción de comunidades, en particular la juventud, que prefieren el cambio con garantía de seguridad, con privilegio de la transparencia, la pulcritud en el manejo de los recursos públicos, el respeto en las diferencias, la construcción sobre lo bien construido, sin los artificios de las malas jugadas que han imperado al amparo del “todo vale” y de “los fines justifican los medios”.

No dejan de circular todo tipo de malas conjeturas, tejidas con la técnica de los "rumores", como aquella comentada por señoras de cierta jerarquía social a quienes se les ha hecho ver que Antanas es igualito a Chávez. Es uno de los más inocentes rumores. O aquella simpleza de si Antanas cree o no en Dios, que condujo hasta el pronunciamiento del Cardenal Primado, para resolver el asunto con su testimonio. Pululan las conjeturas, con todo tipo de arrebatos de mala imaginación, pero con la condición favorable en muchas personas para aceptarlas sin el menor discernimiento. Si aquella persona lo dijo, entonces es cierto, y se pone a andar el chisme. Problema que evidencia otro mayor: las deficiencias en los sistemas educativos que no forman para el libre examen, el pensamiento crítico, sino para la sumisión sin mayores disponibilidades en argumentos, ni la oportuna capacidad de duda.

Pero el asunto se torna más grave cuando el jefe de Estado lanza expresiones de mal gusto, por decir lo menos, propias de cualquier mayordomo intemperante, lo que demerita la condición de “majestad de la República”, como sí la tuvieron antecesores, de sindéresis incuestionada, por caso Alberto Lleras, entre otros, quien no mezcló nunca los negocios con la política, ni confundió vacas con ciudadanos, ni “para-caciques” con la legalidad, por el contrario fue de una vida pulcra en extremo, en condiciones modestas de sobrevivencia material, y una dirección de inteligencia acertada en las mayores complejidades; artífice de la convivencia entre enconadas rivalidades.

Antanas es personalidad íntegra, que no se deja descomponer por campañas bajas, sucias, desmedidas. Pulcro y sencillo en su vida privada, desinteresado por riquezas materiales, comprometido con el bien común, de la más recia formación intelectual. Pacifista, sin temor a enfrentar, con medios legítimos del Estado, a quienes persistan en acciones al margen de la ley. Sabe que el camino es duro y que es indispensable mantener fortalecido el espíritu, con afloramiento de palabras favorables a la comprensión y a la construcción continua de sociedad, de ciudadanía. Su campaña ha sido eso: oportunidad para sembrar elementos de formación, con opciones de esperanza. Incluso ha llegado a los extremos de valorar a contrincantes, en los aspectos valorables, antes que zaherirlos, y a cambio de lo cual recibe todo tipo de injurias o de rumores alentados por estrategias mediáticas. Peor para ellos, puesto que Colombia comienza a ver otras alternativas que favorecen el restablecimiento de la honradez, con lealtad a la Constitución y a las leyes, con fortalecimiento de la participación ciudadana para superar la pobreza y las formas violentas de afrontar las dificultades.

Su programa de gobierno ha sido construido con líderes de las regiones, con decantación por análisis argumentados, con intermediaciones pulcras, de gran inteligencia. Antanas está rodeado por los mejores cerebros de este país, comenzando por los tres ex alcaldes que le acompañan (Fajardo, Peñalosa y Lucho). En las diferentes áreas tiene expertos reconocidos, de ejecutorias públicas y solvencia académica. Los lineamientos fundamentales del programa de gobierno parten de esta consideración esencial: "Con legalidad democrática y educación, apostándole al talento, superaremos las desigualdades y emprenderemos la transformación social."

La plataforma de gobierno, intitulada: "La unión hace la fuerza: juntos por la legalidad democrática", involucra líneas programáticas, de gran compromiso: 1. La educación y el cambio cultural, motor de la transformación social de Colombia; 2. Legalidad, justicia y transparencia en la política y en el ejercicio de lo público; 3. Calidad de vida, sin hambre; 4. Economía innovadora, con empleo digno y productivo; 5. Las regiones, protagonistas del desarrollo; 6. Espacios públicos y servicios para la gente en las ciudades humanizadas; 7. Desarrollo rural moderno, productivo, incluyente y sostenible; 8. Conservación de la biodiversidad y fomento de energías alternativas; 9. Igualdad de género; 10. Niñez y juventud, prioridad para el país; 11. Relaciones internacionales respetuosas, con reciprocidad e interdependencia, y 12. La convivencia nacional.

Suele decirse que es más fácil decir que hacer, y no falta razón. Pero en el caso de Antanas y del "Partido Verde", los enunciados programáticos parten de experiencias concretas, exitosas, con la determinación de continuar construyendo sobre lo bien construido. Y, ante todo, creando conciencia, desde la educación, con la pedagogía siempre a la mano, para dar pasos todos juntos, con similares compromisos, basados en la necesidad de resolver los problemas comunes. Antanas habrá de gobernar con los más capaces, independiente de ideologías, de partidos o de credos. El ejemplo de rectitud, aplomo en las palabras, pulcritud de vida y laboriosidad, marcará la diferencia desde la Jefatura del Estado, y será garantía para el progreso en el desarrollo humano, humanitario y humanístico.

Con la fórmula Mockus/Fajardo, se dará un paso adelante, discreto y de alta efectividad, por el bien de Colombia.



[20.V.2010]

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