martes, 24 de octubre de 2017

Lecciones de Río Blanco: más ecosistemas para enfrentar la crisis del agua


Por Gonzalo Duque-Escobar*
La problemática de la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco en Manizales, hoy amenazada por un daño severo e irreversible ocasionado al urbanizar su Anillo de contención con el fin de satisfacer apetitos del mercado inmobiliario, y la cual fue objeto de 61 de las 74 ponencias del Cabildo Abierto sobre el POT convocado por el Concejo de la ciudad en Junio de 2017, y de  movilizaciones sociales lideradas por colectivos como Subámonos al Bus del POT y Todos Somos Río Blanco y las cuales aún continúan, se constituye en un hecho notable y de actualidad que invita a reflexionar sobre la necesidad de más ecosistemas para mitigar riesgo frente a la crisis del agua en la región, donde se deben emprender acciones de adaptación al cambio climático para mitigar el riesgo de pérdida de biodiversidad en el bioma andino colombiano y de suministro de agua en las capitales cafeteras.

Caso Río Blanco
La Reserva Forestal Protectora de Río Blanco y Quebrada Olivares con 4.932 hectáreas de extensión de bosque de niebla, ubicada dentro de la gran Cuenca del Río Chinchiná y lugar que provee el 35% del agua de Manizales, hace parte de una de las zonas con mayor biodiversidad del mundo destinada a la conservación de los recursos naturales. Sí como sumideros del CO2, los bosques a través de la fotosíntesis almacenan en madera y en el ecosistema una parte del carbono tomado de la atmósfera, y le devuelven oxígeno haciendo todo lo contrario de “la jungla de concreto”, entonces al haberse sustraído de la gran Reserva Forestal Central de Colombia los predios La Aurora y Betania ubicados en el Anillo de contención de la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco en 2013, para ser urbanizados satisfaciendo el interés particular a costa del frágil ecosistema que debe ser protegido y de los servicios que provee, se ha vulnerado no sólo la Constitución Política en su Capítulo 3, el De los derechos colectivos y del ambiente,  Artículos 79 y 80, sino también los tres Principios Rectores de la Ley 388 de 1997 o Ley de Desarrollo Territorial, contenidos en su Artículo 2.
Lo anterior, dado que además de permitirse la socialización de los costos ambientales o perjuicios fruto de la explotación del medio ambiente para facilitar la privatización de beneficios como la obtención de la plusvalía urbana para el urbanizador, la propiedad ya no cumpliría su función ecológica y social al desnaturalizarse el carácter de zona amortiguadora que le demanda la citada reserva, el cual es necesario para proteger el hábitat de especies endémicas, vulnerables y en riesgo de extinción, y como fuente primordial de servicios ambientales fundamentales para la ciudad, como lo es el suministro del 35% del agua. Cuando en nombre del “desarrollo” se instrumentaliza la naturaleza permitiendo acciones no sustentables que alteran los ciclos biogenéticos y las cadenas tróficas, el ciudadano y la sociedad se obligan emprender acciones cívicas para  prevenir un ecocidio que surge de llevar la jungla de concreto al anillo de contención, apelando para el efecto al principio de prevalencia soportados en estos elementos: evitar un daño no mitigable y de nivel significativo, que se ocasionaría sobre un bien imprescindible.

Un jardín deforestado
En este verde y deforestado territorio, mientras el suelo apto para potreros es el 4%, la cobertura en dicho uso alcanza el 49%; y mientras su potencial forestal es el 54%, sólo posee el 19% de su superficie en bosques. Esto significa no sólo una alta fragmentación de los ecosistemas que pone en alto riesgo de pérdida la biodiversidad, sino también deficiencia de bosques en las zonas de recarga como factor de mayor vulnerabilidad a los eventos climáticos extremos.
Aunque tanto en el Oriente de Caldas como en el alto San Juan, gracias a la alta precipitación existe un patrimonio hídrico excedentario susceptible de aprovechamientos responsable, se tiene un potencial riesgo para el suministro de agua en el Corredor del Río Cauca y Norte de Tolima asociado al déficit severo de precipitación en temporadas de El Niño y a la limitación por la precariedad de los acuíferos, consecuencia de las rocas impermeables, morfología y deforestación entre Irra y La Pintada.
Y en cuanto al sistema subterráneo de toda la ecorregión, sobresalen: 1- las zonas de recarga de los complejos de páramos del PNNN, Tatamá y Caramanta, y la gran cobertura boscosa de bosques alto-andinos en áreas de reserva cordilleranas, en las zonas del Roble y alto del Nudo, y en el bosque de Florencia; y 2- los acuíferos del extenso Valle del Magdalena, de los valles del Risaralda y el río La Vieja alimentado por el Glacis del Quindío, y el de Santágueda.

Proyección al Eje Cafetero
El cambio climático es el mayor factor de riesgo que compromete además de la biodiversidad global, el suministro de agua en el 63% de las ciudades del planeta, y la seguridad alimentaria según el Consejo Mundial del Agua (2017). En Colombia, con 24 grandes ciudades de las cuales Bogotá representa el 16 % de su población, los costos económicos de la contaminación hídrica ascendieron al 3,5% del PIB, y a un 4,5% si se suma el costo oculto de la mala calidad del agua y de los servicios de saneamiento.
De otro lado, con precipitaciones anuales promedio de 1.800 mm y unas 720 mil cuencas hidrográficas, Colombia alcanza una oferta de 7.859 kilómetros cúbicos de agua superficial y subterránea, de los cuales el 25% son las aguas de las escorrentías anuales; pero el país tiene severos problemas de calidad en la mitad de dicho patrimonio, dado el vertimiento de 9 mil toneladas de materia orgánica contaminante por año que llegan a los acuíferos y cuerpos de agua, proveniente del sector agropecuario y residencial, a las que se suman otras sustancias como las 200 toneladas anuales de mercurio proveniente de la actividad minera.
Si en toda la Ecorregión, las cuencas más comprometidas son las de los ríos Otún, Quindío, Chinchiná y Combeima, dado que ellas albergan la mayor proporción de los habitantes y del PIB regional, entonces las cuencas abastecedoras de agua de las capitales cafeteras deberían declarase PNN que es la figura que mejor blinda los ecosistemas en Colombia, tal cual lo ha hecho Pereira con el Santuario de Flora y Fauna Otún–Quimbaya, y no otras insuficientes como lo son la de una Reserva Forestal Protectora  que es la figura de Río Blanco y de los Bosques de Chec, o un Distrito Regional de Manejo Integrado en el caso de Salento para la cuenca alta del río Quindío no incluida en el PNN de los Nevados. Por su puesto, dicha figura propuesta que ofrece el mayor blindaje, obliga a priorizar la preservación sobre el turismo.
* Profesor Universidad Nacional de Colombia y Miembro de la SMP de Manizales http://godues.webs.com
Manizales, 24 de Octubre de 2017.



ENLACES U.N.
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martes, 10 de octubre de 2017

Río Blanco: el legado de Conrado Gómez Gómez




Por Gonzalo Duque-Escobar*

Para enaltecer el nombre del ambientalista caldense y epónimo miembro de la SMP de la ciudad Conrado Gómez Gómez (1910-1975), se ha programado el ciclo de conferencias “La Reserva de Rio Blanco, cuna de Vida” por esta benemérita institución, el Centro Cultural Banco de la República de Manizales y la Fundación que lleva el nombre de este notable aranzacita, que, con visión cívica y gracias a su formación técnica como Ingeniero Agrónomo y aquilatado Especialista Forestal, emprende la tarea de reforestar la hoya hidrográfica de Río Blanco, sembrando entre 1952 y 1959 en 1000 hectáreas de 2000 adquiridas por el municipio, además de proponer la compra de otras 1500 para continuar su plan.

Visionaria y ardua labor la de Conrado Gómez Gómez, quien en una década logra asegurar y proyectar la principal fuente de agua que abastece la Planta Niza del Acueducto de Manizales, al dotarla de un patrimonio ambiental tras recoger el trabajo del Biólogo Pbro. Enrique Pérez Arbeláez, y contar para su obra con la complicidad de notables miembros de esta sociedad que contribuyeron a la obra fecunda del “padre” de la Reserva Forestal Protectora: es el caso de Gabriel Jaramillo Arango, por aquel entonces Gerente de Empresas Públicas de Manizales, Guillermo Hoyos Robledo, Pedro Uribe Mejía,  Jorge Vélez Arango y Gabriel Arango Restrepo.

El ciclo programado para los viernes a las 5 p.m. en el Centro Cultural del Banco de la República, abrirá el 6 de Octubre con la conferencia “La Reserva Forestal de Río Blanco” a cargo del Biólogo Juan Gabriel Arango, Director de la Natural Seeds Alliance; luego vendrán: en octubre 20, “Desafíos del ordenamiento del territorio en el posconflicto” a cargo del Arq. Luis Fernando Acevedo de la Escuela de Arquitectura; en Noviembre 3 “La Reserva Forestal de Río Blanco, Aves y Sociedad”, dictada por Julián Serna de Asprofauna y el Colectivo Todos Somos Río Blanco; en Noviembre 17, “Rondas hídricas como estrategia para el POMCA de la cuenca del Río Chinchiná” a cargo de la Ing. Adela Londoño del Idea de la U.N.; y finalmente, en Noviembre 24 “Ecoparque Turístico: El PNN de los Nevados como articulador de cultura y biota”, por la Filósofa Cristina Aristizabal, de Parques Nacionales Naturales.

Sabemos que se pretende vulnerar este patrimonio ambiental al expandir el área urbana hasta su Anillo de contención, con el fin de llevar la jungla de concreto al lugar en beneficio del mercado inmobiliario a costa de los servicios ambientales para la ciudad y el ecosistema, acción que viola los principios rectores de la Ley 388 de 1997, donde se resaltan la función social y ecológica de la propiedad, la prevalencia del interés general sobre el particular y la equidad en cargas y beneficios. Por dicha razón los predios de La Aurora y Betania, que por su naturaleza no debieron sustraerse de la Reserva Forestal Central en 2013, deberían ser objeto de adquisición por enajenación voluntaria o expropiación judicial, bajo la tesis de que la función del citado Anillo como Zona con Función Amortiguadora es inalienable, previniendo un riesgo que se debe mitigar, lo que los convierte también en zona de reserva y de protección del medio ambiente y los recursos hídricos, aplicando los fundamentos y el Artículo 58 de la misma Ley; o de lo contrario al urbanizar la “defensa” de la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco se estaría produciendo un daño severo e irreversible sobre un bien fundamental.

Finalmente, para hablar de la importancia de la obra de Conrado Gómez Gómez, veamos el papel de los bosques: en los ambientes tropicales húmedos, donde los árboles crecen más rápido, los bosques pueden almacenar de 10 a 15 toneladas de carbono por hectárea al año, y por lo tanto remover importantes cantidades de CO2 del aire en un período de tiempo relativamente corto. Como sumideros del CO2, a través de la fotosíntesis almacenan en madera y en el ecosistema una parte del carbono tomado de la atmósfera, y devuelven oxígeno a ella, haciendo todo lo contrario de la jungla de concreto proyectada en el lugar. Si el percápita de la huella de carbono para Colombia es de dos hectáreas, también el secuestro de CO2 de los bosques es pequeño en comparación con las emisiones del medio urbanizado.

* Profesor de la Universidad Nacional de Colombia [La Patria. Manizales, 2017/09/25] http://godues.webs.com
Imagen: Mural de Aguas de Manizales, Obra del Maestro Guillermo Vallejo, relacionada con Rio Blanco. Aparece en ella Conrado Gómez Gómez. Fotografía de la SMP de Manizales.

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