Por: Gonzalo Duque Escobar *
Con la suspensión del servicio de agua potable en Manizales por varios días, estamos sufriendo las consecuencias, no solo del calentamiento global, sino también de una imprevisión ambiental de largo aliento y de políticas públicas equivocadas, cuyo costo social y económico afecta de forma significativa a una franja importante de la economía urbana, consecuencia de la contracción de los niveles de servicio y de consumo: varias industrias, cafeterías, bares y restaurantes que reducirán sus ventas, como también los centros educativos que han parado y los servicios de transporte que perderán ocupación, para no hablar de legiones de ciudadanos buscando aguas en manantiales y carro tanques, desnudan una contingencia que se confabula con las deficiencias en un modelo de desarrollo que debilita el Estado y flagela el medio ambiente para apostarle al crecimiento económico.
Tras los fenómenos de La Niña del 2007/08 y 2010/11, se había advertido un riesgo severo por inestabilidad de laderas en la microcuenca de la quebrada El Perro, donde se comprometieron severamente las dos conducciones que proveen el agua de la ciudad, asuntos que se conocieron por las avalanchas de Expoferias. Estas inestabilidades son, primero, para la conducción de agua potable que llega de la planta Luis Prieto Gómez donde se trata el 70% del vital líquido captado de la quebrada de la vereda Gallinazo; y segundo, para la conducción de agua cruda que llega de Río Blanco a la planta de Niza donde se trata el 30% faltante, y lugar de donde parte el suministro total para la ciudad.
Aún más: en 1981 un evento similar había destruido la planta Luis Prieto Gómez, solo que dicho suceso se da estando en servicio la planta de Niza, asunto que lamentablemente no ocurre ahora porque no se tuvo la previsión de mantener habilitada su vieja conducción ni acelerar las obras de la conducción alterna que avanza por La Sultana, previendo una situación de falla altamente probable en virtud de la crítica situación para ambas conducciones en el escenario citado; solo que la falla de ahora fue en otro lugar, en Gallinazo. Para aquel entonces, también se contó con suerte, dado que se repuso la conducción destruida con una que ocasionalmente estaba destinada a la tubería de carga de la hidroeléctrica Guacaica, permitiendo el suministro de agua cruda a los tres días.
El pasado 12 de octubre celebramos 162 años de la fundación de esta ciudad, sin haber terminado de adquirir la totalidad de la tierra en las cuencas abastecedoras de agua, para asegurarle este servicio primario: sus predios más altos se destinan a actividades agropecuarias, un uso que resulta altamente conflictivo por ser la causa del descontrol hídrico y pluviométrico, consecuencia del proceso de potrerización de la selva tropical andina. Al respecto, estas tierras faltantes que deberían sumarse a la reserva forestal existente conformadas por los predios ya adquiridos en cada una de esas cuencas, se requieren para estabilizarlas, garantizar el agua y preservar la biodiversidad; dichas áreas no solo merecen declararse de utilidad pública e interés ambiental, sino también adquirirse gradualmente con parte de los fondos que se aplican a inversiones para la expansión de Aguas de Manizales, complementados con cuantías del erario público si prevenimos su saqueo acostumbrado en la contratación pública.
Las avalanchas de la planta de Gallinazo acaecidas en 1981 y ahora, al igual que las de Expoferias ocurridas a lo largo de la quebrada El Perro en noviembre del 2008 y octubre de 2010, tienen en común lo sucedido en abril de 2011 con la Quebrada Manizales cuando se afectaron habitantes e industrias de Maltería, y con la quebrada La Mula donde un alud arrastró un vehículo ocupado sobre la vía. Todas estas señales que se suman a las advertencias del cambio climático, obligan a tener previsiones sobre la celeridad y metodología de las obras al enfrentar la reparación de las redes y plantas de los diferentes servicios vitales de la ciudad, dada la amenaza hidrometeorológica, pero también a mirar las deficiencias de la adaptación ambiental y sus causas más profundas.
De ahí que además de invitar a revisar la prioridad de las inversiones de Aguas de Manizales para asegurar el sistemas y mitigar su vulnerabilidad, tal cual lo demanda este servicio esencial que exige incluir en el nuevo POT el asunto de la adquisición y ordenamiento de las cuencas abastecedoras del agua para la ciudad, debe avanzarse en una política pública que pueda doblegar la natural racionalidad de las empresas prestadoras de servicios, buscando prevenir la separación de los costos sociales que están siendo asumidos por la población, y no por quien queda con el beneficio económico como resultado de haberle encomendado a las leyes del mercado el devenir de los servicios públicos fundamentales.
Profesor Universidad Nacional de Colombia. [Ref: Manizales, La Patria, 2011-10-24] http://www.galeon.com/gonzaloduquee Imagen. Abastecimiento de agua, en: La Patria.com
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