Posiblemente ninguna
experiencia puede resultar más conmovedora en el mundo físico, que sumergirse
en la inmensidad del Universo o en el enigmático mundo subatómico. Aún más,
para encontrar el punto común entre uno u otro habrá que retroceder hasta los
instantes del "Big Bang", porque allí nacen el tiempo real y el
espacio a partir de una singularidad que solo parece encontrar alguna solución
cuando se integran las teorías de la Relatividad de Albert Einstein y la
Mecánica Cuántica, para desentrañar los enigmas de la naturaleza, origen y evolución
del tiempo, y la métrica del espacio-tiempo dada su relación con los campos
gravitatorios.
La detección de la
estructura más pequeña de la materia alcanzada por el hombre, el bosón de Higgs
que hasta el miércoles 4 de julio de 2012 actuaba como un fantasma por ser una
partícula que la teoría científica había creado hace casi medio siglo, hecho que
tuvo lugar en la sede de la Organización Europea para la Investigación Nuclear
CERN sobre la frontera Franco-Suiza, resulta de gran relevancia no solo por lo
que le aporta al Modelo Estándar- teoría cuántica de campos acorde con la Mecánica
Cuántica y la Relatividad Especial donde se indaga el origen del Universo-,
sino también por lo que significa en términos de la capacidad humana expresada
en la ciencia y la tecnología y por los impactos frente a las inversiones que
semejante empresa demanda.
Al inquirir la esencia
de la materia y examinar las interacciones físicas en la naturaleza, la teoría no
solo reconoce las partículas elementales que conforman masa y energía, llamadas
fermiones, sino también los bosones que explican sus interacciones y producen
las cuatro fuerzas fundamentales: la gravedad que escapa al Modelo Estándar y
tres fuerzas más que allí se agrupan: el electromagnetismo asociado a los
fotones, la interacción fuerte que “amarra” el núcleo de los átomos y la
interacción débil que explica la radiactividad de elementos como el uranio. La fuerza
de la gravedad es la interacción fundamental explicada por el gravitón, que al
deformar el espacio en las cercanías de un cuerpo celeste en su ámbito, origina
la aceleración de cualquier objeto físico y doblega la trayectoria de la luz.
Entre esas pequeñas piezas
del mundo subatómico al que pertenecen electrones y neutrinos, unas con carga,
masa y mas propiedades, y otras solo con algunas, y donde los quarks son los
ladrillos que conforman los protones y neutrones que habitan el núcleo de los
elementos descritos en la Tabla Periódica, también está el bosón de Higgs que
es la clave para explicar los orígenes de la masa de estas partículas
elementales, ahora capturado mediante investigaciones experimentales del LHC: el
colisionador de hadrones del CERN instalado en un túnel de 24 km de
circunferencia que permite acelerar protones en direcciones opuestas, instrumento
creado para resolver la falta de evidencias científicas que gravitan sobre el
Modelo Estándar con estos experimentos que se están avalando positivamente.
Los hadrones son
partículas subatómicas compuestas por otras más elementales, tal cual ocurre
con los protones conformados por los quarks que al responder a la fuerza
electromagnética dada su carga positiva, pueden controlarse con el LHC hasta
alcanzar una energía de 7 TeV para lograr una colisión de 14 TeV; el arreglo circular
del LHC a diferencia de un acelerador lineal, permite colisiones a mayores niveles
energéticos en espacios más reducidos. Existen objetos en el Universo, como los
rayos gamma y los rayos cósmicos, que alcanzan aceleraciones a energías aún
mayores.
Sin duda loable el
trabajo del CERN, un laboratorio de más de dos mil millones de euros que
empieza a funcionar en 2008 cuando disparó con éxito los primeros protones en
el túnel del LHC, y que tras haber logrado en 2011 recrear con gran éxito un “mini
Big Bang" eclipsa los aceleradores ya existentes cuando también había decidido
ajustarse presupuestalmente al rigor de la crisis económica europea, para crear
un clima propicio que le asegure su presupuesto de investigaciones. A este
objetivo y problemática parece responder la denominación de “partícula de Dios”
en una decisión que sacraliza el bosón de Higgs con efectos mediáticos.
Posiblemente ahora,
cuando el desafío de la ciencia para los físicos “particuleros” es llegar a la
teoría de la Gran Unificación que contempla reunir tres fuerzas fundamentales
de la naturaleza: la electromagnética y las dos del nivel atómico señaladas,
puesto que la gravedad escapa a dicha hipótesis, las cuantiosas inversiones en futuros
aceleradores de mayores energías necesarios para superar el estado del arte pero
a costos geométricamente crecientes y desorbitantes, con el descubrimiento han
recibido un espaldarazo favorable en un escenario donde la ciencia debe priorizar
los impactos socio-ambientales buscando respuestas a problemas fundamentales de
la supervivencia humana que pasan por las agendas de humanistas y ecólogos, generalmente incómodas para los apetitos del
mercado.
Profesor Universidad Nacional de Colombia http://gonzaduque.es.tl [Ref.: La Patria, Manizales, 2012-07-09] Imagen de la Deutsche Welle, en: http://www.dw.de
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