lunes, 17 de agosto de 2015

PDP-MC: UNA DÉCADA “MAGDALENEANDO”

PDP-MC diez años - magdaleneando

El Magdalena Centro MC, es una subregión compartida por Caldas, Cundinamarca, Antioquia y Boyacá, que abriga al Norte del Tolima, cruzada por la historia de los vapores por el río y de la Expedición de Mútis; es una tierra de bundes, guabinas y pasillos, de ranchos de hamacas y chinchorros, y de subiendas de bagres, nicuros y bocachicos, en cuyas dos vertientes magdalenenses aparecen la selva de Florencia, la hidroeléctrica de La Miel y el río Guarinó por el costado caldense, o la tierra de “La Pola”, la colonial Villa de Caparrapí y El Río Negro por el de Cundinamarca.
Pero también, a pesar de los profundos conflictos del precioso y promisorio territorio, relacionados con violencia, pobreza, falta de oportunidades para los jóvenes, deterioro ambiental y desastres, sus pobladores cuentan con una reserva ética y moral de hombres y mujeres en una organización: el Programa de Desarrollo y Paz para el Magdalena Centro PDP-MC, que le está apostando a un desarrollo sustentable desde hace una década, al diseñar planes de alto contenido social y emprender procesos participativos, concebidos con estrategias y objetivos que conducen a acciones emblemáticas y viables, mediadas por la confianza para lograr soporte institucional.
Todo empieza el 18 de Agosto de 2005, cuando en el puerto caldense la Diócesis de La Dorada-Guaduas, ISA, ISAGEN, la Fundación Escobar, la Universidad Autónoma de Manizales y la Central Hidroeléctrica de Caldas, constituyen el PDP-MC, con el objeto de emprender las acciones sobre el citado distrito eclesiástico, soportadas en los Programas de Desarrollo y Paz de Colombia por ser expresiones de la sociedad civil en alianza con actores representativos de las regiones, y por estar concebidos para la promoción de procesos incluyentes de amplia participación ciudadana. La tarea inicial encomendada al Padre Jorge Alberto Tovar, fue conformar dicha organización y una base social para soportar el proceso, elaborar un diagnóstico de la región y generar las herramientas de trabajo social para iniciar el nuevo programa.
La apuesta por un desarrollo humano integral sostenible en el MC, beneficia a unos 450 mil habitantes de diecisiete municipios de la jurisdicción diocesana y tres más del Tolima: de Caldas, Pensilvania, Manzanares, Samaná, Marquetalia, Norcasia, Victoria, La Dorada y Montebonito como corregimiento de Marulanda; de Cundinamarca, Puerto Salgar, Yacopí, Caparrapí, Chaguaní, La Palma y Guaduas; además, Puerto Boyacá en Boyacá; Puerto Triunfo y San Miguel como corregimiento de Sonsón, en Antioquia; y Fresno, Mariquita y Honda por el norte del Tolima.
El potencial del territorio es enorme: la posición geoestratégica de los puertos y la hidrovía recuperada, las cuencas medias en ordenamiento con sus cultivos de café y panela y el recurso hidroenergético, la biodiversidad, los bosques y la producción forestal, o la abundancia en calizas y mármoles; las cuencas altas en la zona cordillerana con sus caminos de arriería que alcanzan a Marulanda con sus fértiles tierras y paisajes de páramo, o en la tierra muisca abundante en sal, carbón y esmeraldas; y la cuenca baja compartida como gran despensa de cacao y frutales, con sus yacimientos calcáreos y de asfaltos naturales, o el propio río con el feraz valle del Magdalena.
Para aludir a la gestión del PDP-MC, habrá que pasar con juicio el telón de sus actividades: allí aparecen entre otras acciones las Agendas Ciudadanas, importante evidencia de una actividad de los últimos seis años, por tratarse de un instrumento de empoderamiento que permite la apropiación social del territorio, dado que se construye a partir de propuestas de la comunidad consolidadas mediante el análisis de su realidad y de su impacto en cada municipio, bajo el entendido de que  son fruto de procesos democráticos asociados a espacios de incidencia directa en la planeación y el seguimiento de la gestión pública.
También, consecuencia de un largo camino de actividades ejemplarizantes en curso, emprendido por los pescadores de la charca de Guarinocito y de las veredas Buenavista y Horizontes, quienes son ahora los artífices de su propio desarrollo, gracias al PDP y al apoyo de entidades cooperantes:  en el marco de las complejas relaciones entre el viejo meandro y la comunidad que lo habita, se logra enfrentar la problemática local acometiendo acciones estructurales, empleando como recursos, además de la cultura del emblemático río, el capital social y el diálogo entre saberes y ciencias.
* Profesor Universidad Nacional de Colombia http://galeon.com/cts-economia [Ref.: La Patria. Manizales, 2015-08-17] Imágenes: Programa Desarrollo para la Paz del Magdalena Centro.
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