La Patria. ENTRETENIMIENTO. Sábado, Abril 23, 2016
Fernando-Alonso Ramírez
@fernalonso
Tengo muchas manías en mi vida, la mayor de ellas la de acumulador de libros, que se van apoderando de las paredes de mi apartamento. Ya he contado otras veces que soy de esas personas que encuentran en los libros una especie de fetiche, que no me resultan solo atractivos por lo que dicen, sino por el objeto mismo. Los huelo, los toco, repaso su letra y los subrayo, para rendirles culto. Me resulta dificilísimo regalar un libro que ya leí. Lo presto, y lo reclamo hasta el hostigamiento, a quien se tarda con él. Supongo que si alguien lo quería era para leer, este ejercicio no debe tardar tanto.
La realidad es que el maniático soy yo, creer que un libro no debe demorarse mucho en ser consumido por la vista y el cerebro porque puede terminar aburriendo, es un problema mío, pero tampoco pienso que los libros se lean en procesos de lectura rápida. ¿Qué sentido tendría? Hay que encontrar la dosis perfecta de lectura diaria. Cada quién tendrá la suya.
Otra manía es la de terminar todo libro que empiezo. Son realmente pocos los textos que dejo tirados a mitad de camino. Algunos requieren de una pausa, porque no era el momento para leerlos o porque pueden terminar agobiando. Sin embargo, luego me reto y le meto ojo de nuevo hasta la última página. Escritores amigos se burlan de esa manía mía. Para ellos, si un libro es aburrido, se abandona y ya, es el derecho del lector. Yo nopuedo. Con decirles que pude terminar las 50 sombras de Grey, por pura disciplina de lector, pero realmente fue torturante, tanto como para no acometer el delito de nuevo y ser incapaz de consumir el segundo y menos el tercero.
Otra manía que tengo es que soy incapaz de botar libros, por malos que sean, los escribaWalter Rizo o cualquier escritorcillo sin arte ni cuidado. Una vez encontré frenético a Orlando Sierra Hernández despedazando unos títulos en un basurero de la Redacción. Lo increpé. "¿Está loco?, cómo se le ocurre. Si a usted no le interesan, habrá alguien que sea capaz de meterles diente y sacarles provecho a esos libros". No se inmutó, siguiódespedazando al tiempo que contestó, palabras más palabras menos: "son tan malos que uno no puede cometer el crimen de que alguien los lea". Yo estuve de luto literario por aquello, por aquellos días.
Creo que todos tenemos manías con las cosas que nos gustan. Los gourmet con las comidas, los mujeriegos con las mujeres, los tomatrago con los licores, los lectores con los libros. El asunto es que en este aspecto, hay tantas manías como buenos lectores puede haber, cada uno va forjando las suyas. Aproveché este 23 de abril, Día del Idioma, para hablarles de estas generalidades, mientras leía unos libros viejos maravillosos que me debía, y no de una novedad editorial. Espero me perdonen la intimidad.
Fecha de publicación:
Sábado, Abril 23, 2016
Tema:
Entretenimiento
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