jueves, 21 de agosto de 2025
Xxxx
Manizales discute temas donde obras de ornato y viales reclaman acciones de regeneración, restauración o naturalización de carácter biocéntrico con buenas prácticas de paisaje urbano, sobre todo en esta ciudad donde las grandes carencias pasan por la pérdida de paisajes verdes por la expansión de la jungla de concreto, el déficit de espacio público efectivo lejano a estándares internacionales, la congestión vehicular por un parque automotor que crece 10 veces más que la población, y una red hídrica convertida en cloacas, entre otras problemáticas a resolver para lograr un entorno urbano más resiliente y sostenible, si es que nos decidimos por invertir en el desarrollo integral de las áreas más deprimidas .
Es bueno recordar que, surgida la aldea de bahareque en 1849, en las primeras, el poblado se desarrolló sobre una retícula ortogonal como modelo usual propio para ciudades predominantemente planas, lo que empieza a cambiar desde finales de la década de los años treinta cuando culmina la gran reconstrucción provocada por los incendios de 1925-26, y sobre todo en el siglo XX al expandirse la ciudad con otro patrón urbano ajustado al contorno de una topografía fuerte al adoptar criterios alternativos como lo observamos por ambos costados de la Avenida Cervantes- hoy Santander- convertida en eje estructurante.
Pero los conflictos de asociados a su desarrollo, surgen entre 1960-1980, como consecuencia de los impactos de la revolución verde en esta tierra del Café; cuando la población rural migra a la ciudad dándose una ocupación conflictiva de las laderas, no solo en Manizales sino y también en Salamina, Aranzazu, Salamina y La Merced por mencionar las cabeceras más afectadas por procesos de erosión y desastres invernales, con lo cual Manizales debe abordar desde la diversidad los retos del trópico andino en sus vertientes, aunque sin abordar el tema de los ríos y arroyos urbanos.
Si con la llegada del automóvil, el urbanismo lineal caracteriza esa expansión de la ciudad hasta los años 70 cuando aparecen La Sultana, Malabar y La Enea, a partir de los 90 con la nueva Constitución Política el tema ambiental gravita y CRAMSA se transforma en Corpocaldas, para soportar una transformación del hábitat que empieza a reconocer las complejas relaciones entre el medio transformado y la estructura ecológica del territorio, aunque surgen dos nuevos problemas a resolver, como lo son la fragmentación social y espacial del territorio y el cambio climático que amenazan la estabilidad del hábitat.
Entonces, por qué no elaborar una Guía no vinculante y flexible con ideas, recomendaciones y ejemplos que promuevan la recuperación y transformación del espacio público, como herramienta práctica de ayuda para la administración pública y sus equipos técnicos, conteniendo las características y valores del paisaje manizalita, y generar con ella mediante procesos de participación ciudadana las intervenciones del territorio, sobre todo en el contexto de la emergencia por la creciente amenaza del cambio climático, sabiendo que en la ciudad los pasivos ambientales de Manizales suman unas 4000 viviendas en alto riesgo y las zonas de invasión avanzan.* https://sites.google.com/unal.edu.co/godues1
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