Por: Gonzalo Duque Escobar
Reconocido por la clase política del departamento, incluidos grupos de oposición de la pasada campaña electoral, gremios de Manizales y líderes cívicos, termina su labor inconclusa el gobernador de Caldas, Guido Echeverri Piedrahíta, elegido para el período 2012-2015, tras una sentencia del Consejo de Estado, la cual declaró la nulidad de los actos que lo eligieron argumentando que su esposa, Ana María Jaramillo, aunque ejerció como encargada la Secretaría de Hacienda en la Alcaldía de Manizales, durante el año previo a la elección, al asumir el cargo a cualquier título se configuró la inhabilidad, dado que la norma hace referencia al ejercicio y no a la titularidad del cargo.
Desesperanzadora y frustrante sentencia por sus consecuencias para la democracia, en virtud de la notable gestión del mandatario en pro de reconstruir la confianza en lo público, y para la administración del ente territorial, dada la naturaleza del hecho y circunstancias específicas de nuestro departamento, que por haber desatendido advertencias sobre el riesgo de embargos que lo harían inviable, debió entrar a Ley 550 para asegurar su futuro financiero, obligando al cumplimiento con la deuda pública y cuotas partes pensionales, garantizando los recursos de inversión y gastos de funcionamiento.
A modo de ejemplo, así como el alcalde de Manizales, ing. Jorge Eduardo Rojas, proveniente de un grupo político contrario y cuyo desempeño muestra aspectos importantes: en lo social, el "gobierno en la calle", en lo económico, "la urna de cristal" y en lo ambiental, la nueva Secretaría del Medio Ambiente, ha tenido la grandeza de reconocer la gestión coordinada y su aprecio por el gobernador, también la Sociedad de Mejoras Públicas como ONG esencialmente cívica, que consideró notable su desempeño en el primer año de gestión, además de señalar que el citado gobernante, al ejercer sus funciones con admirable dedicación, "se mostró como hombre probo, laborioso y respetuoso de las personas y del medio ambiente", calificó de negativo para Caldas el impacto político y de gobernabilidad de la declaratoria de nulidad de la elección, por cuanto "afectó los procesos cívicos de recuperación del capital social y de reconstrucción de la confianza en lo público".
Seguramente faltaron cosas importantes, como implementar procesos profundos en la Industria Licorera de Caldas, ente oficial emblemático con varias décadas de retraso tecnológico y para la cual la apuesta del gobernador Echeverri partió de un concurso de méritos que, por causas asociadas al complejo ambiente de la empresa, no fructificó; y posiblemente en Empocaldas aunque se implementó un Plan de Fortalecimiento Institucional para hacer viable esta empresa urgida de acciones estructurales, asegurándose que no fueran por la vía de la privatización para no dejar un servicio esencial para las comunidades rurales en manos del mercado.
Con amplio cumplimiento de las metas previstas en el plan de gobierno para la fracción corrida del período, en temas como mejoramiento de infraestructura en las escuelas rurales, fortalecimiento de comunidades de base, obras de saneamiento básico e inversión en turismo y vías terciarias y secundarias, se subrayan logros de relevancia en el tema socio-cultural: como la defensa del patrimonio inmaterial de Marmato, una reducción significativa del enorme déficit financiero de la Dirección Territorial de Salud, dotar al departamento de un Plan de Ciencia y Tecnología y asegurar los recursos de regalías, y avanzar en el Plan de Ordenamiento de la Cuenca del Chinchiná y en los planes de mitigación del riesgo donde las inversiones previstas por Corpocaldas pasan por Manizales, y el norte y oriente caldenses.
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