Por
Gonzalo Duque-Escobar
Mientras la urgencia de las megalópolis es volverse internacionalmente competitivas y manejar
problemas de escala, y la de los poblados menores articularse a un centro
urbano de mayor nivel de importancia desarrollando una competencia específica, la de las ciudades intermedias como Pereira y Manizales debe
ser conurbarse para conformar una ciudad región,
para no palidecer. Veamos entonces los desafíos
para conformar un clúster urbano, haciendo de ellas la Ciudad Región del Eje Cafetero, dinamizando nuestro escenario económico para enfrentar la globalización
y la crisis del café, a partir de sinergias surgidas de una nueva estructura
urbano-regional moderna. Si a nivel nacional, en 1970 el Eje Cafetero
participaba con el 7,1% del PIB, hoy su participación
ha caído al 3,8%. Si en el PIB Caldas y Risaralda participan con el 1,4%
cada uno, y Quindío con el 0,8%, en el PIB per cápita
Risaralda con U$7722 supera a Caldas que tiene U$5531 y a Quindío con U$ 5095, cuando el nacional es de U$8030. Contrariamente el
desempleo que ha sido el lastre para Pereira y Armenia, cuyas tasas cerrando el
año fueron del 13,6% y 14,6%, en Manizales llegó al 9,6%.
Entre Pereira-Manizales, además de importantes poblados conurbando el espacio, conforme se han
intensificado los factores movilidad, el territorio distal se ha rururbanizado,
al tiempo que dichas capitales se han expandido más
allá
de sus necesidades. El “suelo
de transición”, ubicado entre el espacio urbano y rural, es el principal
escenario en el que se extreman las contradicciones del modelo de ocupación el territorio, que se expresan en las problemáticas en materia de transporte urbano e interurbano y a nivel
subregional, como son: primero, las dinámicas
de desindustrialización y desempleo; y segundo, la brecha creciente de transporte público entre ricos y pobres. Lo anterior, como consecuencia de la
crisis señalada y de un modelo expansionista de ocupación del territorio que hace menos viable el transporte público colectivo, porque en lugar de fortalecer las políticas de redensificación y renovación urbana, incorpora “suelo de transición”
para facilitar dinámicas
territoriales en pro de un mercado de suelo que trafica con la plusvalía urbana, al promover asentamientos que demandan grandes
inversiones en nueva infraestructura para la conectividad motorizada y de
servicios públicos para los nuevos asentamientos.
Lo primero,
porque no se aprovecha a fondo la relación directa y efectiva entre movilidad y economía, integrando los mercados de las áreas metropolitanas de Pereira y
Manizales, propiciando de paso un enorme beneficio para Chinchiná, Palestina y Santa Rosa de Cabal. Ambas
capitales, Dosquebradas, Villamaría y estas tres poblaciones, suman 1 millón cien mil habitantes, 51% de Pereira y 39% de Manizales. Y lo
segundo, porque aunque ha mejorado la oferta de medios para la movilidad
motorizada, el beneficio del transporte público se ha aprovechado más en los sectores populares, que en los de estrato alto, donde los
pobladores vienen resolviendo de forma creciente su demanda, adquiriendo vehículo particular. En la práctica, este hecho se traduce en la
construcción de nueva
infraestructura vial para el transporte individual motorizado, sobre todo a
partir de la apertura económica cuando se amplía la oferta de marcas y caen los precios
de los vehículos en Colombia.
Como propuestas, quedarían estas: 1- Antes que competir como ciudades para luego tener que
palidecer por los efectos metropolitanos ejercidos desde Cali y Medellín, se deben complementar las economías
de Manizales y Pereira, aplicando la metodología
de un clúster urbano. 2- Se debe fortalecer la movilidad, implementando un
sistema de transporte urbano integrado entre las áreas
metropolitanas de estas capitales cafeteras, y mejorando la oferta de
transporte público colectivo y de alta calidad. 3- No propiciar un modelo de
ciudad insolidaria, pensada para satisfacer los apetitos del mercado
inmobiliario, previniendo a través del POT la
expansión urbana que lleva a la configuración
de una estructura dual de guetos para sectores ricos y pobres, ocupando los
extramuros de la periferia citadina. 4- En lugar de concentrar la inversión en infraestructura para la movilidad motorizada inspirados en un
modelo urbano pensado para el carro y no para las personas, se debe
desestimular la fragmentación social y espacial del territorio fortaleciendo la identidad y la
autosuficiencia de las ciudadelas, mediante la descentralización de la infraestructura social y productiva.
* Profesor Universidad Nacional de Colombia
http://galeon.com/cts-economia
[Ref.: La Patria. Manizales, 2015-04-27]. Imagen: Infografía del PCC adaptada. Original de Jyon, en wikimedia.org.
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