Luego de realizada la misa solemne por el padre Cañarte el 30 de agosto de 1863, éste le envía al señor Obispo de Popayán la solicitud para que se le de a la aldea el título de parroquia. En esta carta el padre Cañarte sentó las bases para el mito de la donación por parte de la familia Pereira. El caserío se llamó originalmente Villa de Robledo y luego Pereira. Dice la carta de Cañarte dirigida al obispo Torres:
“Cartago 23 de abril de 1865
Mi muy digno y benemérito prelado.
La última nota de Su Señoría bajo el número 1530 ha sido para mí de mucha complacencia a la que no había contestado por estar de viaje a la antigua Cartago y hasta hoy día está elevada al título de Aldea por las tierras donadas por el Doctor Guillermo Pereira, parte de ellas se están levantando en su población, casa, formando poblado, lo que antes no tenía más que nombre de caserío. Creo lograremos levantar hermosas plantaciones en unos terrenos feraces, climatura y aguas saludables; siendo así de tanta salubridad, se aumentan los vecinos a lograr esas comodidades que estos terrenos brindan.
Cuando los vecinos hicieron la postulación a mi favor, designando los linderos del curato y que se hayan los documentos en manos de Su Señoría, tenia sólo el nombramiento de caserío como dicho es, y en este concepto, si Su Señoría Ilustrísima lo tuviere a bien, nombrar por parroquia a esta aldea de Pereira en concepto que se haya juramentada por el inventario que se le acompaña a Su Señoría Ilustrísima. Los vecinos padres de familia nombraron por mayordomo de fábrica a Nepomuceno Buitrago, persona muy adicta y celosa del culto de la iglesia. Este documento irá a manos de Su Señoría Ilustrísima para su aprobación, pareciéndome muy oportuno al decoro y aseo de la iglesia, por los derechos de fábrica para el sostén de ella, igualmente acompaño el pedimento de licencia para construir otra iglesia en el mismo sitio en donde estuvo lo que antes fue iglesia parroquial en la antigua Cartago.
Deseo la prosperidad de nuestro digno prelado y bien de la grey que se haya encomendada a tan buen pastor.
Soy un afectísimo súbdito y obsecuente capellán, que besa sus manos,
Remigio Antonio Cañarte.”
ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN. Archivo Arzobispal tomo 1 legajo 367
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