lunes, 31 de agosto de 2015

Devaluación y volatilidad

LAS BOLSAS DE VALORES, LOS PRECIOS de las materias primas y las tasas de cambio del mundo tuvieron una semana muy volátil entre el 22 y el 28 de agosto pasados.
Por: Salomón Kalmanovitz

La devaluación que permitió el Gobierno chino al ampliar la banda de variación del yuan y la caída de sus mercados accionarios enviaron señales de que el motor de la economía mundial estaba fallando seriamente. El contagio se extendió todo el globo.
El peso colombiano se acercó a los $3.300 y nos llegamos a preguntar si alcanzaría a tocar piso el desplome de su valor. Aunque el ministro de Hacienda siguió repitiendo que necesitamos un dólar caro, una devaluación excesiva tiene un impacto financiero y sobre la inflación indeseable, espanta la inversión extranjera y puede convencer a muchos colombianos de que es mejor tener su plata en divisas: una fuga de capital es un problema bien serio.
Los mercados comenzaron a calmarse a mitad de la semana con las acciones de estímulo que tomó el Gobierno chino, pero sobre todo porque la economía norteamericana mostró indicios de que estaba creciendo con fuerza, reabriendo la perspectiva de que la Reserva Federal de Estados Unidos normalice su política monetaria. Esto hizo que el dólar se fortaleciera frente al euro. Al mismo tiempo, el precio del petróleo repuntó de US$38 por barril a 45, lo cual estuvo detrás de la apreciación del peso colombiano que cerró el viernes a $3.070 por dólar.
La devaluación colombiana del 60 % en un año es sólo superada por el rublo ruso y está cercana al real brasilero; es tres veces la que ha soportado el peso chileno y el sol peruano. Los fundamentos de la debilidad del peso son un déficit de las cuentas externas de 7 % del PIB y un déficit gemelo de las cuentas del Gobierno que para 2015 puede alcanzar el 3.5 % del PIB. La deuda externa del Gobierno es de US$64.000 millones que equivalen a 25.5 % del PIB, mientras que la deuda interna en pesos es de otro 25.7 % del PIB. Eso todavía no es grave, pero sí exige un pesado servicio, una reforma tributaria, además del recorte del gasto público. El sector privado tiene una deuda externa de US$42.440 millones cuyo servicio también le resulta oneroso.
El ahorro externo lubricaba a todo el mundo y ahora se regresa a Estados Unidos. La economía colombiana estaba muy desequilibrada al excederse tanto en su inversión como en su consumo, que deberán reducirse radicalmente. El ajuste apenas comienza a darse: en junio, las importaciones cayeron 14.5 %, pero seguían siendo mayores que las exportaciones; en el mismo mes, la industria repuntó levemente con un crecimiento de la producción de 1.2 % y de 3.2 % para las ventas. La agricultura puede reaccionar más rápido, en especial sus cultivos de corto plazo como maíz, sorgo y soya que pueden sustituir parte de las importaciones de concentrado para la avicultura y la porcicultura, pero a precios parecidos a los internacionales, con la ventaja de no tener que pagar altos aranceles. Faltan muchos bienes públicos que fomenten el crecimiento en el campo. El cierre de la frontera con Venezuela fue otro golpe a las exportaciones del país.
El Banco de la República dejó pasar la reunión del 21 de agosto sin elevar su tasa de interés, algo que deberá reconsiderar: es una de las pocas acciones que puede tomar para fortalecer un poco el peso, frenar la salida de capital y enfrentar los profundos desequilibrios que dejó incubar el Gobierno.
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