Por solicitud de Colombia Diversa y Dejusticia, el pasado jueves en la Corte Constitucional se desarrolló la audiencia sobre el matrimonio igualitario. Sin duda, fue uno de los momentos democráticos más importantes para los derechos de lesbianas, gays, bisexuales y trans.
Por: Mauricio Albarracín
Un gran beneficio de la audiencia es que la Corte Constitucional recuperó su espacio de decisión sobre los derechos. Después de una temporada en la que solo conocíamos de la Corte por sus escándalos y acusaciones bochornosas, la semana pasada retomó su labor judicial con mucha dignidad. Es poco probable que el magistrado Pretelt cambie su posición después de la audiencia porque ya había presentado una ponencia negando el matrimonio igualitario. En cambio, los otros ocho magistrados tuvieron la oportunidad de escuchar argumentos contundentes que nos tienen cada vez más cerca de la igualdad plena.
También se beneficiaron las parejas del mismo sexo que están reclamando por sus derechos porque pudieron mostrar a la Corte y al país que son personas dignas, con historias familiares respetables y tienen necesidades de protección legal inaplazables. Para ellas, la audiencia fue una oportunidad de demostrar con sus propias vidas que los derechos son capaces de producir cambios sociales y mucha felicidad cuando son reconocidos.
En la audiencia se evidenció, también, la calidad jurídica de los argumentos. Organizaciones sociales, profesores de derecho constitucional y de familia, expertos internacionales, universidades y jueces, demostraron con lujo de detalles que no existen argumentos constitucionales para negar el matrimonio igualitario. En particular quedó claro que el matrimonio protege a las familias de parejas del mismo sexo de forma plena y sin discriminación. Por el contrario, los opositores de la igualdad a falta de argumentos serios se dedicaron a deslegitimar a la Corte como escenario de decisión porque saben de antemano que el Congreso bloquea todos los proyectos, como lo demostró la representante Angélica Lozano que brindó información detallada de los 18 proyectos de ley hundidos en los últimos 15 años. Los más fundamentalistas, incluso, proponen que debe hacerse una asamblea nacional constituyente. Al margen de la discrepancia con estas ideas, creo que este debate fue bueno para las casi 45 personas que intervinieron porque sus argumentos fueron expuestos de forma ordenada y clara. Muy distinto a lo que ocurre en el Congreso donde predominan los insultos “excrementales”.
Además, la audiencia fue un espacio que permitió a la ciudadanía conocer un debate jurídicamente complejo y socialmente relevante. El hecho de que #MatrimonioIgualitario fuera un trending topic todo el día en Twitter con casi 12 000 trinos y que casi 15 000 personas vieran el streaming del canal institucional demuestra que la audiencia tuvo un impacto muy amplio en la opinión pública. El jueves 30 de julio de 2015 será recordado como un día donde el prejuicio salió derrotado con los mejores argumentos. El fomento de estos diálogos en torno a los problemas constitucionales es lo que más conviene a un país que busca solucionar pacíficamente sus discrepancias. Ahora la Corte tiene la palabra: ¿primarán los sólidos argumentos por el matrimonio o los prejuicios que fundamentan una unión solemne discriminatoria?
Mauricio Albarracín Caballero | Elespectador.com
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