ENCANTOS
DEL PCC:
PUEBLIANDO
POR LA ECORREGIÓN CAFETERA
Por: Gonzalo
Duque-Escobar*
A continuación, una muestra de
preciosos poblados de Caldas y sus alrededores para comprender la Ecorregión
Cafetera como un constructo social e histórico ya que, mirado el territorio
desde la cultura, tal cual lo hace el Museo Interactivo Samoga de la U.N. de
Colombia con la propuesta de los Mundos, se pueden identificar cuatro
escenarios geográficos con su propia identidad:
Mundo Pachamama: en el alto
occidente que, como tierra de currulaos, resguardos y negritudes, además de ser
una subregión panelera, es minera: en el oro existe más novela y poesía que en
el café. Además de estos dos poblados, veamos allí a Marmato, Riosucio, Supía y
Anserma. Como anexo, A recupera la cuenca del Risaralda
Mundo Bachué: El Magdalena centro,
tierra de bundes, ranchos de hamacas, chinchorros, subiendas de bagres, nicuros
y bocachicos; y también de los bogas y vapores por el río y de la Expedición
Botánica. Veamos a La Dorada, Honda, Samaná y Victoria. Como anexo: Anotaciones
a la navegación del Magdalena.
Mundo Yuruparí: La
región Cafetera propiamente dicha que empieza en Neira y llega hasta el norte
del Valle; es la de los bambucos, las chivas, el bahareque de guadua, los
cables aéreos, los Ferrocarriles Cafeteros y la música de carrilera. Veamos
a Salamina, La Merced, Neira y Marsella. Como anexo, Diez años del Paisaje
Cultural Cafetero.
Mundo Chiminigagua: La región
San Félix-Murillo en la alta cordillera con sus volcanes, es aquella que tiene
sus íconos en el cóndor, el pasillo, el páramo, la ruana de Marulanda, la palma
de cera, el bahareque de tabla parada y el sombrero aguadeño. Veamos a Aguadas,
Marulanda, Pensilvania y Manzanares. Como anexo, Páramos: ecosistemas
vulnerables al cambio climático.
Adicionalmente, para Samoga, desde
la ciencia y la tecnología, imbricadas con la cultura, en los Mundos,
Chibchacum, Bochica y Chía respectivamente, deben surgir las estrategias para
cerrar las brechas del desarrollo en este territorio. Veamos:
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01- MUNDO PACHAMAMA: La Tierra
RETROSPECTIVA
HISTÓRICA DE LA MINERÍA EN MARMATO
Con el nombre de Marmato asociado
al vocablo “marmaja” mineral que los aborígenes Cartamas
molían sobre piedras para extraer el oro, se identifica este
histórico poblado anclado sobre los riscos del cañón del río
Cauca, en una zona aurífera de Caldas cuya historia está
cruzada por la miseria, el abandono y la codicia y cuyo nombre honró, Juan M.
Boussingault al denominar marmatita a una variedad del mineral esfalerita.
Durante la conquista, la ruta que
explora el Cauca medio, funda a Anserma (1539), Cartago (1540), Supía (1540),
Antioquia (1541) y Arma (1542); y aunque se señala que Belalcázar y Juan
Badillo declararon fundado el pueblo en 1537 donde está ubicado el corregimiento
de San Juan, se reconoce a Anserma como la primera población de esta región.
Pero los Cartamas fueron exterminados antes de 1625 por el trabajo forzado en
la Mita y Encomienda, cuando ya Marmato figura como un Real de Minas de la
Provincia de Popayán por lo que se obliga a la incorporación de una parte de
los 250 mil esclavos africanos traídos al Nuevo Reino de Granada.
Fue el oro la causa de que apenas
en 1717 se crea el virreinato de la Nueva Granada con las reformas borbónicas
que buscan hacer de América un proyecto rentable. En el Siglo XVII cuando la
Nueva Granada suministraba el 39% del oro del mundo, y Quiebralomo era la
primera mina del orbe, cerca del 50 % de la producción se concentraba en el
Cauca donde se trabajaba casi en su totalidad por esclavos y cuya primacía
llega hasta la Independencia, seguida de Antioquia con un 20% y parta la cual
el mayor aporte de la fuerza de trabajo lo hacen los mineros independientes.
Las ricas minas de plata de Quiebralomo a lindes con Supía y de Echandía vecina
a Marmato cuya enorme riqueza reconoció Alexander von Humboldt, fueron
descubiertas antes de 1789.
Y tras tener que saldar la deuda de
la Independencia antes de haberse consolidado la autonomía de la república,
entran al escenario los ingleses aportando una asistencia técnica que les
asegurare el oro para el pago de los empréstitos, así: en 1825 la Casa
Goldschmith arrendó minas en Supía y Marmato, mientras Boussingault compra para
otra empresa londinense minas en Marmato, Quiebralomo y Supía. También, la
Colombian Minning Association que en 1820 se había instalado en Santander, en
asocio con la Exploration Company Ltd., logra la explotación en la provincia de
Riosucio y las minas de Marmato, mediante un monopolio que ejerce por 20 años.
Entrado el Siglo XX, luego de que
The Royal Railway Ltd. con la construcción del Cable Aéreo Manizales-Mariquita
(1922) controla el transporte y que otras empresas inglesas hacen lo propio con
los seguros y la banca, decae el sector, para luego consolidarse un
control norteamericano centrado en las explotaciones mineras del Chocó, a tal
punto que en 1969 el ministerio del ramo reconoce que Mr. Harter, con siete
compañías que producen 2/3 del total nacional, logra orientar la política del
oro en Colombia.
Hoy, dado el crecimiento de los
precios del oro, que en pocos años duplican y triplican el valor de las
acciones de las multinacionales del ramo, representadas por ejecutivos
extraídos de la política nacional que les sirvan, entre los proyectos de la minería
aurífera, para las locomotoras del Plan de Desarrollo, sobresalen en Colombia
el del Cañón del Río Cauca, el del Batolito de Piedrancha-Guachavéz en Nariño,
el de la Serranía de Lucas al Sur de Bolívar, el de Tararia en Guainía, y el
del Batolito de Mandé ubicado en Chocó y Antioquía.
En consecuencia, al volver al caso
de Marmato, tras conocer las inquietudes por las pretensiones de una
explotación a cielo abierto en La Colosa-Tolima con la empresa surafricana
Anglogold Ashanti y en Santurbán-Santander con la canadiense Greystar, ¿qué
pasará en Marmato cuando la multinacional Gran Colombia Gold Corp. heredera de
la Medoro Resources decida proceder con esta clase de minería? La respuesta es
clara: ni la Asociación de Mineros Unidos de Marmato, ni el Resguardo Indígena
de Cartama de Marmato, ni el Comité Cívico por la Defensa de Marmato, desean
sus devastadoras consecuencias ambientales y sociales.
Para que no se repita la historia,
en la que nada les ha dejado el oro a estas comunidades del occidente minero
caldense después de siglos, está de por medio la voluntad de cientos de
familias de etnias mayoritariamente afrodescendientes e indígenas que no han
negociado sus raíces culturales, porque saben que la alternativa para no quedar
sin pasado ni futuro, es implementar una minería artesanal amigable con el
medio ambiente, que le incorpore sus símbolos y valores como valor agregado a
su producción, tal cual lo propone el Gobernador de Caldas en el nuevo Plan de
Desarrollo.
Imagen01: Marmato-Caldas, en PNC
Periódico nº 9, en: oasportal.policia.gov.co y Blog de la SMP Manizales.
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RIOSUCIO
MESTIZA E INDÍGENA
En las estribaciones de la
Cordillera Occidental y en la hoya del río Cauca, sobre un paraje ondulado
ubicado a 1800 msnm entre Anserma y Supía, en 1819 cuando se salvaba la batalla
del Puente de Boyacá, se funda Riosucio al lado del Ingrumá su cerro tutelar,
como un proyecto de integración de las poblaciones del asentamiento minero
Quiebralomo constituido por grupos mestizos que laboraban como mineros, y de la
comunidad indígena de La Montaña conformada fundamentalmente por grupos nativos
dispersos e indígenas cristianizados de Pueblo Viejo, su vereda más importante.
La fundación de San Sebastián de Quiebralomo data de 1550, mientras la creación
de los resguardos de La Montaña de finales del siglo XVI y de Cañamomo y
Lomaprieta del siglo XVII.
Cuando en el siglo XVI España
explotaba la mina aurífera más grande del orbe, localizada en el cerro
Quiebralomo por entonces jurisdicción de la Gobernación de Popayán, existían
dos parcialidades indígenas vecinas al lugar: Cañamomo y la Montaña. A mediados
del siglo XVIII por una carestía surge un conflicto entre ambas, cuando para
expandir sus cultivos la primera ocupa tierras de propiedad indígena en La
Montaña. La situación que lleva a la fundación de un poblado al pie del cerro
de Ingrumá en 1752 para atenuar tensiones, exacerba el conflicto durante seis
años más, hasta cuando con prudencia y sabiduría se apaciguan los ánimos, para
que las provincias prosperen.
Ya en 1813, llega para establecerse
en La Montaña el Padre José Bonifacio Bonafont, natural de Socorro, quien al
encontrar descaecido el desarrollo de ambas parroquias y haber asumido como
Cura, con el apoyo del Padre José Ramón Bueno oriundo de Popayán que ejercía en
Quiebralomo, discutía con las vicisitudes que se daban entre ambas
comunidades. Y aunque el proceso de fundación empezó en 1814, habrá que esperar
hasta 1919 para consolidar la apuesta de hacer de los dos poblados uno solo, lo
que finalmente se decide considerando entre las opciones hacer la ocupación en
Tumbabarreto y un asentamiento en Ingrumá, en favor del segundo sitio,
apareciendo Riosucio en jurisdicción del Cantón de Supía, aunque por las
conmociones de la independencia la fusión definitiva de ambos poblados y el
traslado de sus parroquias y la erección de sus respectivos templos, tarda
hasta el 7 de agosto de 1819. Pero como las diferencias no se salvaron, unos y
otros separadamente iban a los rituales cristianos vistiendo sus galas el día
de mercado, para comprar mercaderías y ofrecer sus productos.
Los más acomodados: blancos y
criollos con su servidumbre, habitaban viviendas pajizas que construyeron en el
entorno de la plaza fundacional; contrariamente los negros, mulatos, zambos e
indígenas vivían aislados en los desmontes de la selva y en vecindades de sus
primeras parroquias. Finalmente, los de La Montaña que fueron tomando posesión
en la parte baja para quedar en el entorno del templo que consagraron a la
Virgen de la Candelaria, terminaron separados por una cerca divisoria de los
venidos de Quiebralomo ubicados en la parte alta, donde el templo consagrado a
San Sebastián adornaba una segunda plaza. Sobre la cerca divisoria, las
comunidades acordaron poner la imagen de un demonio para que recibiera las
quejas y reclamos de la plebe, argumentando que sí Dios no había podido unir al
pueblo, que lo una el diablo. En 1850, varias familias asociadas a las
corrientes de la colonización antioqueña irrumpen ocupando tierras de
resguardos y fundando a Oraida en este territorio de raíces y cultura mestizas
ya consolidadas.
Pero qué tenemos hoy en Riosucio,
esa población caldense de 57 mil habitantes que en un 74% se reconoce
amerindia: el legado cultural de esta comunidad cuya ancestral cultura parte de
la sabia actitud de respeto a la naturaleza, así su carácter indígena aceptado
para el poblado sólo en tiempos de la naciente República se desconociera luego
por la excluyente élite de las primeras décadas del siglo XX que abogaba por
“blanquear” la raza. No obstante, sobre la segunda mitad del siglo XX y en cada
cita del Encuentro de la Palabra y del Carnaval bianual cuyas raíces son
africanas, en el pensamiento de las comunidades de base y de la nueva
intelectualidad se expresa la grandeza de Riosucio, cuando a través de la
danza, el disfraz y la palabra se reivindica el concepto más incluyente de una
Riosucio mestiza cimiento de la caldensidad.
Imagen02: Templo de San Sebastián
en Periodismo Informativo y Parcialidades de los resguardos de Riosucio,
en www.carnavalriosucio.org
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ANSERMA
PUNTAL DEL OCCIDENTE POR SUS RAÍCES UMBRA
Anserma, fundada en 1539 por Jorge
Robledo en territorio Umbra, Cabildo en épocas coloniales que en 1570 se le
consagra a Santa Bárbara, situada en una región despoblada por siglos, salvo
centros mineros como Marmato y Supía, y resguardos indígenas, pese a sus
dificultades para apuntalarse y mantenerse como municipio, es una población que
apenas alcanza esa condición definitiva desde 1882 cuando la Asamblea del Cauca
lo erige como tal, gracias al rol desempeñado como base logística para los
procesos de fundación de pueblos vecinos en tiempos de la colonización
antioqueña.
A pesar de que la comunidad
indígena que habitaba entre Arma y Anserma, se creyó extinguida en 1625 al ser
forzada al trabajo en las minas, sufrir la desmembración familiar o la
desintegración de núcleos aborígenes con los traslados y las escaramuzas contra
los españoles ocurridas hasta 1557, existen vestigios de su lengua y cultura
aún vivas, localizados en vecindades de Riosucio y
Quinchía, documentados y rigurosamente descritos por los Etnógrafos
Guillermo Rendón y Anielka Gelemur, quienes han consignado una notable
iconografía importante para proyectar un portentoso desarrollo artesanal y
turístico en el occidente caldense y risaraldense.
Creado el departamento en 1905 con
las provincias de Marmato, Robledo y Sur de Antioquia, cuando Tolima
llegaba hasta Antioquia y Quindío aún pertenecía al Cauca, se enriquece el
carácter del caldense con el espíritu liberal del caucano presente en Riosucio
y Anserma, incluidas en la primera de aquéllas, y en Pereira y San Francisco
(Chinchiná) pertenecientes a la segunda, perfil al que se suma el talante
conservador del antioqueño laborioso que viene poblando la región entre Aguadas
y Manizales desde los albores de la República y en tiempos de guerras civiles.
Esto para señalar que el occidente cafetero debe ser entendido como un sujeto
de transformaciones ambientales que se extiende desde Anserma hasta Quinchía,
Marmato, Riosucio y Supía, por ser una construcción social que remonta épocas
de la cultura Umbra y luego de la historia de los mineros afrodescendientes,
hasta incorporar finalmente los fenómenos de la gesta colonizadora.
De ahí la complejidad de nuestra
sociedad, dada la diversidad cultural de la ecorregión cafetera, y el riesgo de
un enclave minero como se propone en Marmato que desestructure el vasto
territorio del occidente caldense y risaraldense, donde según las crónicas de
la conquista los españoles conocieron la riqueza aurífera del subsuelo viendo
barequear a los Cartamas en las quebradas que bajaban del cerro.
Tras la ocupación de la tierra de
los Umbra con la expansión de la colonización, finalizando el siglo XIX
Ansermaviejo indígena gradualmente cede paso al moderno poblado de continuos
arquitectónicos en bahareque al entrar al siglo XX, y consolidar una economía
cafetera que le permite en los años 20 adornarse de preciosas casonas, con
balcones metálicos en la segunda planta, para que a partir de 1939 al
inaugurarse la Carretera de Occidente, se anuncie con su intensa vida cultural
como el más pujante de todos los de la cuenca del río Risaralda, donde aún
sorprenden por su actividad la biblioteca pública, además de chirimías,
semilleros de escritores, grupos de danzas, bandas…
Pero esa etapa de modernidad en
Anserma concluye con el advenimiento del café Caturra en la década de los 70:
símbolo de la crisis social, ambiental y urbana consecuencia de la revolución
verde que implementó monocultivos y arrasó la diversidad cafetera. Luego, tras
perder la senda ecológica y palidecer su economía por el deterioro de los
términos de intercambio, surge ahora una oportunidad sin precedentes para
resolver la profunda brecha de productividad de las áreas rurales que explica
la concentración del PIB de la ecorregión en las capitales, todo gracias al
Paisaje Cultural Cafetero PCC y dinámicas en el nuevo escenario de las
conurbaciones del occidente colombiano: primero, si se satisfacen los
presupuestos de la declaratoria de la Unesco; segundo, si se articulan
políticas de ciencia, tecnología y cultura para los medios rurales y
productores artesanales; y tercero, si se desarrollan los elementos
estructurantes de la cultura y se emprende la recuperación del medio
ecosistémico.
Sabemos que unas cadenas
productivas con identidad cultural y servicios ambientales de
productores organizados expresando los íconos culturales de la región como
tierra de resguardos y negritudes, con sus comunidades indígenas en Anserma y
Riosucio y ancestros afrodescendientes en Marmato, además de los atractivos del
bahareque como arquitectura vernácula, son factores para aprovechar el
potencial humano en las oportunidades del PCC y desarrollar ventajas asociadas
a la Autopista de La Montaña entre Irra y La Virginia pasando por La Tesalia,
cuando el tiempo de recorrido a Medellín baje al 40% y se acorte la ruta entre
varias ciudades conurbadas y la subregión minera y panelera del norte o con el
valle del Risaralda pleno de cañaduzales entre laderas cafetaleras.
Imagen03: Provincias del
Departamento de Caldas en 1905. Libro Centenario SMP de Manizales. Y Acuarela
de Germán Zuluaga Uribe
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SUPÍA:
475 AÑOS BAJO LA TUTELA DEL CERRO TACÓN
Desde 1887 las torres del monumental templo de San Lorenzo, anuncian la presencia del poblado fundado en 1540 y erigido municipio en 1777, que se ubica entre Marmato y Riosucio a 1183 msnm, en una estrecha vega del río Supía afluente del Cauca, en territorio de la nación de los aborígenes Ansermas, explorada por el conquistador Juan Vadillo. En su circunscripción sobresalen Guamal y el resguardo de Cañamomo y Loma Prieta, hábitat de dos comunidades autónomas; la primera en un asentamiento ancestral de unos 1000 afrodescendientes, comunidad cuyo origen se remonta a la esclavitud del siglo XVIII, y el segundo el emblemático pueblo de 15 mil indígenas, de un resguardo cuya jurisdicción se extiende hasta Riosucio.
El colonial poblado, inicialmente
lugar de paso sólo florece avanzado el siglo XVIII con el auge de la minería
aurífera durante la Colonia. Entre1580-1630, mientras en la Gobernación de
Popayán sobresalían las minas de lugares como Cartago, Supía y Quiebralomo
(Riosucio), en Antioquia, la minería de aluvión prosperó en zonas como Remedios
y Santa Fe, y la de filones en otros lugares como las sienitas de Marmato y
Supía. Posteriormente, ya en el siglo XVIII se da un segundo apogeo minero, en
el que el poblado se consolida. Luego a partir de la independencia, Supía
adquiere cierto protagonismo, no sólo por los efectos de la colonización
antioqueña cuando desde allí se funda Aguadas (1808), sino también cuando
llegan al Cantón de Supía los ingleses, a quienes la naciente República les
brinda la posibilidad de explotar las minas de Marmato.
En 1813, cuando Juan de Sámano ya
había retomado a Popayán, un grupo de notables: el Padre Joaquín de
Velarde, Don Francisco Gervasio de Lemus, Don José María Gutiérrez y Don Pedro
García, en un acto patriótico declararon la independencia de Supía
respecto del dominio español, separándose de la Gobernación de Popayán para
anexarse al recién creado y efímero Estado Libre de Antioquia (1813-1816), cuya
capital fue Santa Fe de Antioquia, y cuyos dominios por la vertiente oriental
del río Cauca llegaron hasta Manizales. A finales del mismo año, aquel militar
español y último Virrey de la Nueva Granada, fue derrotado por Antonio Nariño
en la batalla de Alto Palacé.
Por el precioso y mestizo
territorio, en la segunda década de 1800, haciendo sus observaciones
ambientales y geológicas, transitó el científico naturalista Jean-Baptiste
Boussingault (1802-1887) con la misión de examinar para los ingleses el estado
de la explotación de oro en el distrito de La Vega de Supía. Entre otras
valiosas anotaciones, resultado de su experiencia al visitar las minas de
Quiebralomo en Riosucio, Llanos en Supía, y Casa Morena en Marmato, describe
los pasos del Cauca para la época: uno, el de Guanacas sobre la ruta de Bogotá
al alto Cauca; dos, los del Quindío para la ruta de Ibagué a Cartago; y tres,
el más norte para transitar por el Páramo de Herveo entre Mariquita y la Vega
de Supía.
A mediados de cada año par, los
supieños celebran la ya cincuentenaria Feria de la Colación, evento nutrido de
verbenas populares, presentación de bandas y chirimías, caravanas turísticas,
conciertos y variados espectáculos culturales, para exaltar uno de los más
notables productos gastronómicos de la ecorregión cafetera, confeccionado de
azúcar o panela, en cuyo núcleo adhiere una almendra de corozo o corojo, fruto
de una palma caribeña espinosa, que crece silvestre en zonas bajas y
secas de Colombia.
Finalmente, para el Supía de hoy
con sus 24 mil habitantes con un indicador de 29% de NBI, mitad rurales y mitad
urbanos, se tiene una compleja amenaza regional asociada al déficit hídrico en
tiempo de sequía, y un futuro promisorio que depende de la recuperación de las
cuencas del occidente de la ecorregión para asegurar el vital líquido: en el
que a la dimensión turística aprovechando su valiosa oferta natural y cultural,
y la de los municipios vecinos, se suman las posibilidades geoestratégicas del
Corredor del Cauca, de cara a una plataforma logística sin precedentes entre La
Felisa y La Virginia, cuyos detonantes serían Pacífico 3 como ruta integradora
del Occidente Colombiano, el Ferrocarril Cafetero entre La Dorada e Irra, y el
Tren de Occidente
Imagen04: Supía. Templo de San
Lorenzo en La Patria- y Panorámica, Photo en http://co.worldmapz.com
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ANEXOS 1 Mundo de la Tierra:
A
RECUPERAR LA CUENCA DEL RISARALDA
El Río Risaralda, cuya cuenca con
una extensión de 1261.5 Km2 se ubica en la vertiente oriental de la Cordillera
Occidental y en jurisdicción de Risaralda y Caldas, desde su nacimiento en el
alto Paramillo sobre los 3200 msnm, recorre en dirección norte-sur cerca de 126
km a través de un valle de gran biodiversidad, hasta desembocar en el Río Cauca
a 900 msnm. Sus vertientes alimentadas por un régimen climático bimodal, con
una pluviosidad media anual de 2086 mm y lluvias que varían entre 1800 y 2400
mm/año, alimentan afluentes representativos como los ríos Chápata, Guarne,
Guática, Totuí, Apía y Mapa, y las quebradas Mampuy, San Luis, Arrayal y
Dosquebradas.
Al zonificar el territorio que baña
el río con un caudal final de unos 17 m3/seg, la cuenca alta tiene un
cubrimiento del 34%, la cuenca media participa con el 26%, y la cuenca baja con
el 16%, quedando el 23% restante para el río Mapa. Si en la parte alta
sobresale Riosucio fundado en 1819 sobre territorios indígenas de La Montaña,
Cañamomo y Quiebralomo; en la cuenca media el referente es Anserma que fuera
fundado como Santa Ana en 1539 por Jorge Robledo; y en la cuenca baja estaría
La Virginia que, habiendo surgido como poblado en 1905 donde habitaron los
indígenas Sopinga, fuera erigido municipio en 1959, mientras que en el Río Mapa
el referente es el municipio de Apía fundado en 1886.
Si por el departamento de Risaralda
el río que discurre recibiendo el drenaje de la vertiente oriental del Cerro
del Tatamá que se levanta desde los 1000 hasta los 4150 msnm, baña en el 60% de
su cuenca a diez municipios: Apía, Balboa, Belén de Umbría, Guática, La Celia,
La Virginia, Mistrató, Pueblo Rico, Quinchía y Santuario; también sobre el 40%
restante de su territorio el río transita por jurisdicciones de seis municipios
de Caldas, así: Anserma, Belalcázar, Risaralda, Riosucio, San José y Viterbo.
Además, dado que mientras la temperatura media en el cerro Tatamá es de 6 C°
pero en el valle del río se eleva a 24 C°, la cuenca del Risaralda presenta
todos los pisos térmicos, desde el muy frío hasta el cálido.
Ahora, entre las problemáticas de
su territorio, además de la creciente amenaza del cambio climático con un
horizonte creciente de precipitaciones, en el que al 2100 las lluvias crecerán
hasta un 30% según el IDEAM, y de la presión antrópica que se ejerce sobre su
estructura ecológica, están los usos conflictivos del suelo asociados a
procesos de deforestación por actividad minera y ganadera, además de la
contaminación antrópica por vertimientos y residuos sólidos en áreas rurales y
cabeceras, a lo que se suma la erosión en las cuencas abastecedoras desnudas de
coberturas boscosas, como factor que incrementa la sedimentación, la pérdida de
calidad del agua, y el riesgo de inundaciones y deslizamientos.
Y aunque en la cuenca alta sus
riberas todavía conservan coberturas naturales protegiendo rondas hídricas,
esto no ocurre en la zona media -sobre todo en Riosucio, Mistrató y Guática-,
por la explotación forestal, ni en la zona baja dados los usos agroindustriales
o pecuarios del suelo, como problemáticas de esta notable corriente, a las que
se suma la contaminación del vital patrimonio por diferentes causas, como lo
son el beneficio del café, el uso y manejo de plaguicidas, las actividades
pecuarias y mineras, y el cultivo y transformación de la caña de azúcar, además
del vertimiento de aguas residuales municipales y de actividades agropecuarias,
y la disposición final de residuos sólidos en cabeceras y sectores rurales.
Finalmente y por fortuna, las
apuestas coordinadas de las CARS -Carder y Corpocaldas, quienes comparten la
cuenca del río Risaralda y son conscientes de la problemática, contemplan
programas coherentes con las líneas de acción que demanda la compleja situación,
como lo son: a) la gobernanza para el fortalecimiento institucional y la acción
participativa con los actores sociales del territorio; b) la gestión del
conocimiento y la investigación; c) la gestión integral del patrimonio hídrico
mediante el ordenamiento territorial y el saneamiento ambiental; d) la
adaptación al cambio climático considerando la gestión del riesgo y pervivencia
de los ecosistemas; y e) el desarrollo rural para el crecimiento verde y
sustentable en el territorio.
Imagen05: Río Risaralda- Curso del
río, Área de la cuenca y Panorámica de la cuenca. POMCA y Getruve en Flickr.com
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CALDAS
EN LA CONSULTA MINERA
Conscientes del potencial
hidroenergético, agrícola y minero del Eje Cafetero, tras observar las
preocupantes dinámicas de las aguacateras atentando contra el paisaje y de la
pretendida sobreexplotación del patrimonio hídrico, además de controvertir la política
agropecuaria y energética del país, también podríamos cuestionar las políticas
del sector extractivo que, amparado en una legislación laxa acoplada al
mercado, se ha convertido en amenaza para sus ecosistemas. Como ejemplo, en el
departamento de Caldas, donde al 2021 se han otorgado 367 títulos mineros en 26
municipios, actualmente se tienen 262 solicitudes de propuestas de concesión,
42 de ellas con viabilidad técnica según la Agencia Nacional de Minería.
Este territorio con sus ecosistemas
cafetero y de páramo, cuya vocación agropecuaria históricamente ha estado
comprometida por conflictos del uso del suelo, que se expresan en la
destrucción del bosque andino, víctima de una severa potrerización que ha comprometido
un notable potencial bioturístico, ve ahora la amenaza para la estructura
ecológica de soporte por un extractivismo minero descontrolado, asunto que
exige regulación y control soportados en el amplio marco constitucional para la
protección de su patrimonio natural y cultural, como factores fundamentales
para la pervivencia de la vida y la cultura, haciendo del medio ambiente un
elemento estratégico para su desarrollo humano, social y económico.
Para ilustrar lo que se puede
venir, actualmente, entre los principales escenarios que han merecido atención
en Caldas, además de la minería ilegal en las vegas de ríos como el Cauca,
tenemos dos casos: Manizales-Villamaría y Marmato. Veamos:
En las microcuencas altas del
Chinchiná existe minería centenaria. A pesar de la vecindad al Parque de los
Nevados y a la primera fuente de agua de Manizales, mientras una pequeña
minería de carácter artesanal, de incorporar prácticas amigables con el medio
ambiente puede resultar viable, contrariamente la gran minería industrializada
como la que se propone en Tolda Fría, a 2.900 msnm y vecina a áreas de interés
ambiental y páramos protegidos por la Ley 2° de 1959, no: con la exploración y
explotación subterránea, al alterarse la dinámica y dirección del flujo
subterráneo podrían contaminarse fuentes de agua abastecedoras en cuencas
hidrológicas vecinas, como la Planta de Gallinazo.
Y en el caso de Marmato, un pueblo
colonial anclado en la montaña, donde la minería, antes que beneficiar a
cientos de familias de etnias mayoritariamente negras y mulatas, cuya historia
cruza páginas enteras de la historia del oro en Colombia, contrariamente con su
modelo de enclave minero, al arrasar la actividad extractiva tradicional
acentúa la pobreza, lo que explica necesidades básicas insatisfechas cercanas
al 30% contrastando con un PIB per cápita similar al de Manizales. Actualmente,
este poblado responsable del 3% de la producción nacional y séptimo municipio
productor de oro en Colombia, con la prórroga por 30 años del contrato a la
minera Caldas Gold, espera doblar su producción anual de 24.000 onzas de oro, y
triplicar la de plata que llega a 30.000 onzas año.
Como van las cosas, además de estar
quedado sin pasado ni futuro al perder sus raíces culturales, ¿por qué no
reconvertir la actividad implementando una minería asociativa e incluyente de
tipo artesanal, limpia y con valor agregado soportada en la cultura del alto
occidente de Caldas? Creemos que los marmateños pueden y merecen otra clase de
minería que, respetando los derechos del territorio y poniendo límites a la
gran minería, permita desarrollar la actividad ancestral de este poblado, y
sobre todo la transformación del oro en bienes con denominación de origen, en
lugar de lingotes.
Finalmente, dada la complejidad del
problema que deberán enfrentar los municipios ¿por qué no exigir la
institucionalidad del proceso de consulta creando un órgano técnico
departamental de apoyo, participativo y permanente, donde concurran expertos
representativos de los actores sociales del territorio? Si bien los títulos
mineros no dan un derecho ilimitado sobre el aprovechamiento de los recursos
naturales, igualmente cuando se trate de la prohibición o regulación de la
actividad minero-energética, las consultas populares mineras además de
garantizar la democracia participativa, deben respetar la autonomía territorial
considerando las competencias concurrentes entre los municipios, sometiendo el
POT ante los concejos municipales, y la Nación mediante la autorización previa
de la respectiva CAR como delegada del Ministerio de Ambiente.
Recuérdese que, si desde el punto
de vista del bien explotado la minería no es sostenible, dado que el recurso
extraído no se recupera; no obstante, podemos hablar de una minería limpia,
socialmente responsable, y que sea productiva transformando la materia prima,
si en lugar de enclaves económicos optamos por apalancar el desarrollo, y como
tal por el respeto de los derechos bioculturales del territorio y por el
desarrollo tecnocientífico de nuestras fuerzas productivas.
Imagen 06- Caldas: Títulos Mineros
solicitados y en uso, en Extractivismo minero; y Biomas y usos del Suelo en
mapas de Corpocaldas.
***
MINERÍA
EN TOLDA FRÍA ¿Y EL AGUA QUÉ?
A pesar de que la Reserva Forestal
Protectora (RFP) Bosque de la CHEC, en jurisdicción compartida entre los
municipios de Manizales y Villamaría, fue constituida mediante Acuerdo del
Consejo Directivo de Corpocaldas número 009 de 2002, la renovación del título
para la mina Tolda Fría en Villamaría, se otorgó en la Delegación Minera de
Caldas en 2008, considerando que para dicha fecha había perdido su vigencia la
inscripción del polígono asociado a la Licencia de Explotación 163-17, por
haberse firmado e inscrito en el registro Minero Nacional en 1998, y por lo
tanto con anterioridad a la creación de dicha Reserva Forestal Protectora.
Al respecto, la Sociedad de Mejoras
Públicas SMP de Manizales considera que dicha renovación, no era procedente
tratándose de un área fundamental de la nación y de la ciudad, y que para el
efecto no se contó con la sustracción del predio donde se adelantaban las
actividades por parte del beneficiario.
La SMP de Manizales, en cabeza de
la Comisión Jurídica conformada por Dra. Marina Jiménez Buitrago y el Dr.
Germán Conde como Socios, mediante acción popular logró en 2017 que, por
decisión de primera instancia del Tribunal Administrativo de Caldas, se suspendieran
temporalmente las actividades extractivas en la mina Tolda Fría, alegando que
el procedimiento que establece la Ley 685 de 2001, por la cual se expide el
Código de Minas, debe tener en cuenta el carácter superior de la normatividad
ambiental colombiana, donde priman la función social y ecológica de la
propiedad, y el bien general sobre el particular.
Alega la SMP que, al emprenderse la
minería al interior de la Reserva Forestal Protectora Bosques de CHEC con 3893
ha de extensión, resulta evidente la violación del Artículo 204, Parágrafo 1,
de la Ley 1450 de 2011, toda vez que el proyecto minero se encuentra a 5 km del
PNN de los Nevados, ubicado en un bosque de niebla, con un 10% dentro de la
Zona de Reserva Forestal Central de Colombia y el 90% del área en la RFP
Bosques de CHEC.
Igualmente, la SMP en la acción
popular de 2011, señala que, en tanto, Corpocaldas según oficio 357406 de 2011
dirigido a la Personería Municipal de Manizales, autoriza la apertura de una
vía de tercer orden transitando 4 kilómetros para llegar al interior de la RFP,
y La CHEC como propietaria, ha permitido instalar un campamento y helipuerto,
también según palabras de la Delegada de Corpocaldas en sesión del Concejo
Municipal de Manizales, del 6 de julio de 2011, afirma que Aguas Manizales,
quien hace el monitoreo a la calidad del agua incluyendo análisis de mercurio,
en las Quebradas La María o Toldafría encuentra cantidades de este metal dentro
de los rangos permisibles. Dicho esto, la benemérita SMP cuestiona: 1- que
Corpocaldas permita dar paso a una vía, penetrando un bosque virgen en un área
de estricta protección; y 2- que el mercurio, esté en el lecho de quebradas que
deban ser monitoreadas por Aguas Manizales.
Razonablemente, nuestra Sociedad de
Mejoras Públicas de Manizales, previendo la amenaza sobre ecosistemas
estratégicos y el agua de la ciudad, al conocer lo que está ocurriendo en la
Vereda Montaño de Villamaría, ha logrado la suspensión provisional de la Mina
Tolda Fría, considerando que dicha explotación ubicada entre los 2800 y 3000
msnm ocupando 165 hectáreas en dicha área de interés ambiental, afecta de forma
grave una cuenca que nutre las quebradas La María, Tolda Fría, Romerales y
California, que drenan al Río Chinchiná en predios que comparten Manizales y
Villamaría, y que cabe el principio de precaución, porque de darse dicha
explotación, con decenas de km de perforaciones exploratorias y galerías de
extracción, se afectaría la cuenca hidrológica profunda, pudiendo resultar
contaminados acuíferos vecinos que nutren los cuerpos de agua que alimentan las
boca-tomas de las plantas Luis Prieto 1 y 2 de la principal fuente de agua de
la capital caldense.
Aunque la Corte Constitucional
mantiene que pueden darse prácticas agropecuarias de bajo impacto en páramos,
en 2016 fue firme en decidir que la minería en estos frágiles ecosistemas va en
contra de la Constitución, en contraste a lo presentado en el Plan Nacional de
Desarrollo de entonces; añade que, pese a los títulos mineros, dado que los
páramos abastecen de agua al 70% de la población, prevalece en ellos el derecho
al medio ambiente sano.
En 2018, cuando el 77% de los
páramos de Colombia ya han sido delimitados, el Senado aprueba un proyecto de
ley que protegerá los ecosistemas de páramo y alta montaña facilitando la
gestión sosteniblemente desde varios frentes, y poniendo en firme la prohibición
de la minería, la extracción de hidrocarburos y la agricultura a gran escala en
dichos ecosistemas, y logrando avanzar en su definición y delimitación.
Ahora, respecto al régimen de
sustracción y cambio de uso del suelo, el enfoque de sostenibilidad que
determina la creación de las zonas de reserva forestal de la Ley 2.ª de 1959,
permite realizar una cantidad importante de actividades, por lo que no es cierta
la afirmación de que allí no se puede desarrollar ningún tipo de actividad
económica.
Pero también, a pesar señalarse que
en caso de que se requiera, las zonas podrán ser sustraídas y se permitirá el
cambio del uso del suelo, esto procede únicamente bajo ciertas circunstancias,
ya que cuando se trate de la minería, de acuerdo con el artículo 34 de la Ley
685 de 2001, en armonía con el parágrafo 1.º del artículo 204 de la Ley 1450 de
2011, en las áreas de reserva forestal protectora: no se pueden desarrollar
actividades mineras, ni ser objeto de sustracción parcial o definitiva para tal
fin.
Con lo señalado hasta aquí, habrá
que añadir que, dada la doble concurrencia de lo local y nacional en los temas
del uso del suelo y subsuelo, los derechos no son ilimitados, puesto que según
sentencia de la Corte allí aplican los preceptos constitucionales de consulta
previa y autonomía territorial. A partir del 2011 se empezaron a establecer
medidas derivadas del mandato contenido en el artículo 204 de la Ley 1450 de
2011: dicha norma establece, entre otras, las siguientes determinaciones: las
autoridades ambientales pueden sustraer las áreas de reserva forestal; el MADS
debe adoptar los estudios técnicos, económicos, sociales y ambientales para
realizar los procedimientos de sustracción; y las áreas de reserva forestal
protectoras no se pueden sustraer para desarrollar actividades mineras. La
limitante anterior es clave así la sustracción aplique para zonas de reserva
forestal de Ley 2.ª y para las áreas de reserva forestal creadas.
Entonces por la doble concurrencia,
el Concejo Municipal por el Municipio y la CAR como delegada del MASD por la
Nación, son los responsables directos de lo que ocurra en Tolda Fría. Siendo
así, la pregunta para ellos es, si permitirán o no una actividad extractiva
cuyos impactos sean la inestabilidad causada a una barrera natural del PNN de
los Nevados, la degradación ambiental en la vecindad de un páramo, el daño a
una RFP que le provee el 65% del agua a Manizales, la contaminación hídrica en
el territorio, la afectación del hábitat de especies emblemáticas como el
cóndor y la palma de cera, y la amenaza para la pervivencia de individuos de
especies vulnerables identificadas en el Plan de Manejo Ambiental de la RFP de
Río Blanco (2010), conexo al corredor de conectividad que llega a la RFP
Bosques de CHEC. Al respecto, según sentencias de la Corte T-445 del 2016 y
C-123 del 2014, los entes territoriales por razones ambientales pueden incluso
prohibir la explotación.
En conclusión, sabiendo que la
situación en Manizales y Villamaría, donde la presión sobre su estructura
ecológica es evidente, no ha sido fácil: por fortuna la minería en Tolda Fría,
con el artículo 34 de la Ley 685 de 2001, en armonía con el parágrafo 1.º del
artículo 204 de la Ley 1450 de 2011, tiene la puerta cerrada: allí, además de
representar una amenaza para el agua de la ciudad, así se excluyan el
suministro de agua de las quebradas California y La María para su tratamiento,
dado que los acuíferos profundos podrán resultar contaminados, se pueden
proteger el páramo y los bosques de niebla que blindan al PNNN, además de los
mismos grupos biológicos de mamíferos y aves identificados en la RFP de Río
Blanco como especies endémicas vulnerables y en riesgo de extinción, las que
deben ser objetos de conservación dada la conectividad biológica que se
establece en el sector.
Imagen07: Áreas tituladas en
Extractivismo Minero, y Biomas de Caldas- Corpocaldas.
***
DE
LAS VÍAS 4G Y 5G A LOS CAMINOS RURALES
Si la infraestructura de transporte
facilita el movimiento de bienes y servicios del país, el transporte rural es
un catalizador de la reducción de la pobreza. En infraestructura vial y con una
densidad de carreteras pavimentadas de 0.013 km/km2, Colombia entre 120 países
ocupa el puesto 97, y en calidad de infraestructura, el puesto 101 entre 133
países. Veamos el sistema carretero.
Las carreteras primarias: una red
que en Colombia cuenta al 2014 con cerca de 11.643 km de vías, de ellas 7.960
km pavimentados, están a cargo del INVIAS y de la ANI; son el 7,5% de las vías
y conforman las troncales y transversales que integran las principales zonas de
producción y consumo, que conectan fronteras o puertos buscando contribuir al
desarrollo económico del país.
Las carreteras secundarias, que
unen cabeceras municipales o una cabecera con una vía primaria, que en su
mayoría están en afirmado, y que representan el 22.1% de la red, son atendidas
por los departamentos y el INVIAS. Otra cosa son las vías urbanas, el activo
físico de mayor cuantía para el país, que representan la mayor inversión en
infraestructura del transporte.
Y finalmente, las carreteras
terciarias, que unen cabeceras con veredas o veredas entre sí; la mayoría están
en afirmado, y a cargo de los municipios, y en menor grado del departamento o
el INVIAS. Si al 2017 la red sumaba 143 mil km, de los cuales 100 mil km
estaban a cargo de los municipios y 28 mil km de los departamentos, sus
falencias se explican por brechas fiscales de municipios y departamentos.
En Colombia, la inversión en
infraestructura vial que históricamente ha sido muy baja ha estado enfocada más
al mantenimiento de la red, y en segundo lugar a la inversión en ampliación de
vías primarias, desarrollo de nuevos proyectos e integración de las redes
fluviales, férreas y carreteables. No obstante, entre 2002 y 2009, según la
Cámara Colombiana de Infraestructura, las dobles calzadas pasaron de 52 km a
726 km.
Las inversiones en vías 4G cuyo
costo asciende a $47 billones, con 29 proyectos de los que 27 se desarrollan
entre 2015 y 2019, se reducirá el tiempo de transporte en más del 15%,
impactando el 1.5% del PIB nacional. Adicionalmente los 12 proyectos 5G previstos
desde 2020 y los cuales incluyen obras carreteras, férreas, fluviales y
aeroportuarias, requieren una inversión cercana a $22 billones.
Pero para las vías terciarias,
ausentes o en mal estado en zonas de conflicto, y para la cual no solía existir
planeación, programas de mantenimiento rutinario, ni fuentes de financiamiento
segura, entre 2010 y 2017 el país invirtió $3,2 billones en 40 mil Km, para una
media de $460 mil millones anuales, siendo el 2008 con $850 mil millones a
través de los Contratos Plan para la Paz, el año con mayor inversión.
Es que estas vías rurales, son la
cenicienta: 7 de cada 10 kilómetros de la red de carreteras de Colombia
pertenecen a una vía terciaria. Pero si de los 206.708 kilómetros de vías de
Colombia, 142.284 kilómetros están en la red terciaria, pese a la importancia
de las vías rurales para la generación de empleo en el campo, de ellas
generalmente más del 90% suele estar en mal estado.
Como referente, entre 2019 y 2022,
además de $11,5 billones comprometidos en 50 obras que incluyen 19 proyectos de
Cuarta y Quinta Generación (4G y 5G), también se invirtieron $5,6 billones para
la atención de las vías rurales y red secundaria que representan el 91,5%, para
un promedio histórico de $1,4 billones por año. Además, con las vías 4G
Pacífico 1, 2 y 3, se reducirán a la mitad de tiempo los viajes
Medellín-Manizales.
Y para nuestro caso, si en
Risaralda la Nación invierte $250 mil millones en las vías La Virginia–Quibdó,
e Irra–Quinchía–Puente Umbra, y en Quindío la Gobernación invierte $40 mil
millones en vías rurales, en Caldas con un territorio más complicado se contemplan
inversiones del INVIAS y departamentales por $311 mil millones para la
conectividad con Antioquia por Supía, Riosucio y Sonsón, de $53 mil millones
entre Neira y Aguadas, y de $187 mil en la vía a Mariquita.
Imagen08: Red vial primaria del
departamento de Caldas. INVIAS 2022.
***
02- MUNDO BACHUÉ: El Agua
EL
CENTENARIO MUNICIPAL DORADENSE 1923-2023.
El 7 de Agosto de 1920, el
Gobernador General Pompilio Gutiérrez se reúne con un grupo notable y firma una
tardía acta de fundación para “El Corazón de Colombia”, que ya estaba
fundado con el liderazgo de Antonio Acosta. Un año después se inaugura
el trazado de la zona urbana, y ya el 26 de Abril de 1923 mediante ordenanza
No. 44 la Asamblea de Caldas, en territorio que
perteneciera a Victoria eleva a la categoría de Municipio a La Dorada,
cuyas primeras elecciones populares se celebrarán el 11 de Octubre de
dicho año, donde se elige al primer Concejo Municipal que se instalará el
1° de junio de 1924.
En el municipio cuya extensión es
de 574 Km², la cabecera que es la segunda ciudad en importancia del
departamento de Caldas se localiza sobre la margen izquierda del Río
Magdalena, a 178 m de altitud por lo que su temperatura promedio es de
28°C.
Como antecedentes,
dicha fundación estuvo muy ligada a la construcción del ferrocarril entre
Honda y Yeguas, con la extensión de la línea férrea de allí al Conejo donde se
inició el poblamiento. La estación del tren ubicada en este poblado
denominado La María, el que se había establecido entre la parte
sur del “Barrio Conejo y Dorada vieja”, se dio al servicio el 1° de Junio de
1897.
Antonio Acosta Gutiérrez,
quien se había establecido en el lugar hacia el año de 1886 montando un
leñateo en Conejo para aprovisionar las embarcaciones, estuvo acompañado
para fundar el puerto caldense, por José Sierra, Pedro Molina, Ricardo Mejía,
Rudesindo Castro, Deogracias Moreno, Mauricio Bernal y Teodolinda Ortiz.
Es que, finalizada la guerra de los
Mil Días en 1904, los integrantes de la guerrilla ya sin oficio se vincularon a
la construcción del Ferrocarril desde Honda hasta la quebrada de Yeguas, y al
concluir dicha obra quedando cesantes se establecieron conformando el poblado
al que llamaron La María.
La Dorada, que también se reconoce
como la “Glorieta Nacional”, y al 2023 cuenta con más de 76 mil habitantes de
los cuales el 90% son población urbana que se establece en una cabecera
municipal compuesta por 37 barrios, y por ubicarse su territorio en el
Magdalena Medio donde es reconocido como el segundo municipio ganadero de
Colombia después de Montería, tiene como principal actividad económica el
sector pecuario, al que le siguen como renglones la agricultura, la minería del
oro, el comercio, la pequeña industria y la pesca. Los indicadores señalan
que la tasa de dependencia económica en La Dorada es del 53,3%, y que
la pobreza para el área urbana es del 35% y para la rural del 78%.
Los principales atractivos
doradenses, además del carácter amable de su gente, pasan por el Parque
Simón Bolívar (o de La Iguana) que se encuentra arborizado, y del
Parque Santander también fresco y ventilado, entre otros lugares donde sobresalen
la preciosa y monumental Catedral de Nuestra Señora del Carmen construida
a mediados del siglo XX, el Parque Acuático El Cortijo, los Puente
Navarro y a Pto. Salgar, y los museos del Río Magdalena y López Pumarejo;
todo esto, además de los Carnavales de Río y Sol en junio, y de
excursiones al Río La Miel, a la Vereda Buenavista y a la Charca
de Guarinocito, entre otros lugares donde la gastronomía y experiencia
acuática esperan.
Pero el estratégico lugar, de
apostarle a una plataforma logística soportada en la intermodalidad gracias a
la hidrovía- que reduce fletes un 50% respecto a la tractomula contra un 25%
del tren- y en una revolución urbana – conurbándose con Honda y Puerto Salgar-
podría incrementar el PIB nacional en 1.2 a 1.7% y generar entre 100 mil y 170
mil nuevos empleos para el país: esto si le apuesta al Puerto Intermodal en
Purnio – Guarinocito donde quedaría 6 m por encima del nivel del río, y no en
el sector Norte de La Dorada y “japoncito” donde las inundaciones amenazan.
Como referente, el impacto sería
aún mayor, de extenderse la hidrovía al Sur hasta Neiva para que además de la
capital del huila y de Honda, también Girardot y Ambalema vuelvan a ser
puertos, se incorporen las 350 mil hectáreas del fértil valle del Alto Magdalena,
y si se implementan varias industrias minero-energéticas en este sector del
Magdalena Centro donde se cuenta con agua y energía abundantes, y que deberá
conurbarse para prevenir conflictos y aprovechar potencialidades.
Imagen09: Arriba, panorámicas de La
Dorada, y abajo, Guarinocito y Puente La Dorada Puerto Salgar. Web del
municipio, del PDP-MC, Co.pinterest.co, Kikipedia.org y Dairo Correa, en-
flickr.com.
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HONDA,
FRENTE A LOS DEVENIRES DEL DESARROLLO
Ubicada en el Magdalena Centro, en
territorio de aborígenes Ondaimas sobre el punto de quiebre entre el valle alto
y medio del río mayor de la patria, vecino a un raudal y en la confluencia del
río Gualí, aparece “la ciudad de puentes y subiendas”, un puerto fluvial de
1560 ubicado a 220 msnm, que se erige Villa en 1643 y Municipio en 1863, lugar
donde pequeñas embarcaciones como champanes y canoas pudieron remontar con
riesgo la corriente, pues el Salto de Honda puso límites a la navegación a
vapor: modo de transporte que intentó implantar Santander desde 1823, se
establece desde finales de la década de 1840 y se regulariza a finales del
siglo XIX.
En la Colonia, viajeros y
mercancías llegadas al Caribe con destino a Santa Fe (1538), tomaban la ruta
por tierra desde Cartagena (1533) hasta Barranca Vieja, cerca de Mompós (1537),
donde se embarcaban en canoa para remontar el río en un viaje de 3 a 4 semanas,
hasta detenerse en Honda, puerto vecino a la próspera Mariquita (1551). De ahí
la construcción del Canal del Dique en el siglo XVI, una bifurcación artificial
de 113 km del río Magdalena construida para facilitar la navegación entre
Calamar y la bahía de Cartagena.
El Salto de Honda, no solo dividió
en dos la navegación del Magdalena entre Neiva y Calamar, sino que también ha
definido la suerte del hermoso puerto tolimense, al convertirlo en nodo del
sistema intermodal de transporte gracias a la convergencia de las vías
terrestres, a pesar de los avatares del comercio interior y exterior de
Colombia. El ingeniero militar y geógrafo Agustín Codazzi, en el marco de la
Comisión Corográfica, estudia la posibilidad de allanar el raudal asociado a un
desnivel de 69 m, para resolver el mayor escollo para la navegación del
Magdalena.
Aunque los vapores remontaron el
meandro de la Curva Conejo en La María (La Dorada), accediendo con relativa
seguridad hasta el meandro Vuelta de la Madre de Dios, lugar donde carga y
pasajeros transbordaban a canoas o tomaban cabalgaduras con destino al poblado
localizado 25 kilómetros aguas arriba, también más adelante surgen dos puertos:
Caracolí una milla aguas abajo de Honda para la navegación de 1000 km hasta el
Caribe, y Arrancaplumas, aguas arriba de la desembocadura del Gualí para
navegar 400 km hasta Neiva.
Ahora, gracias a las copiosas
riquezas que circulaban por el histórico poblado, al surgimiento del café de
las grades haciendas de Cundinamarca y al incremento de la población en el
Tolima Grande consecuencia del auge de la explotación del tabaco, Francisco
Cisneros inicia la construcción del ferrocarril entre Honda y la Dorada
poniendo en servicio el primer tramo entre Honda y Caracolí en 1881 y 15
kilómetros adicionales en 1885; diez años después extienden la línea 23 km
entre Arrancaplumas y la quebrada Yegua, y en 1897, finalmente, 35 km
adicionales para alcanzar el puerto de La María (La Dorada).
Con el fin de las guerras civiles
del siglo XIX y la bonanza cafetera de principios del siglo XX, en 1907 el
ferrocarril Honda – La Dorada se extiende hasta Ambalema, en 1908 llega el tren
de Bogotá a Girardot, entre 1921 y 1936 se construye el de Facatativá a Salgar,
y en 1922 se inaugura el cable aéreo Manizales – Mariquita. Actualmente,
mientras Caldas reclama la salida a la Hidrovía siguiendo el curso de la
carretera al Magdalena de 1939 por Fresno, y no por Cambao, se propone el Túnel
Cocoló de 6 km que reduciría en 26 km la distancia Honda-Bogotá, y avanza el
proyecto vial Girardot- Salgar por Puerto Bogotá, frente al puerto tolimense.
Hoy el futuro de Honda pasa por la
multimodalidad, que se fortalecería con el regreso del tren integrando la
región andina a esta hidrovía cuyo potencial para la navegación se ha estimado
en 500 millones de toneladas-año, según el Plan Maestro de Aprovechamiento del
río Magdalena elaborado por la estatal china Hydrochina Corporation, lo que
obliga a conurbar La Dorada y Honda para construir sinergias orientadas a
desarrollar una plataforma logística, buscando acrecentar los impactos del
medio fluvial en el que operarán convoyes de carga en el mediano plazo, tras el
dragado concesionado por Cormagdalena a la brasilera Odebrecht.
Imagen10: Vapores del Magdalena en
Arrancaplumas: juanmanuelrudas.jimdo.com
***
SAMANÁ, TIERRA DE AGUA
Y MIEL
En el Magdalena Centro, entre
Argelia y Marquetalia o entre Victoria y Pensilvania, sobre un escarpado
territorio de “agua y miel” con relictos de bosques primarios estratégicos,
aparece Samaná habitado por 27.970 personas de las cuales 6.980 viven en la
cabecera.
Constituido por los corregimientos
de Florencia, San Diego, Berlín, Encimadas y el propio Samaná, mismo que hasta
1920 llevó el nombre de San Agustín, a donde la carretera que entró como trocha
en 1932 debe esperar 80 años para su pavimentación, este precioso municipio, el
más extenso de Caldas, alberga dos tesoros naturales significativos, como lo
son la Laguna de San Diego que hace parte de una caldera volcánica, y la Selva
de Florencia donde también aparece el volcán Escondido.
Aunque la historia reciente del
poblado y sus corregimientos se baña en sangre e historias de desplazamientos,
violaciones, secuestros y extorsiones, hoy en medio de la esperanza y calidez
de sus amables pobladores que luchan por reconstruir sus territorios, se
respira la paz.
Como evidencia del esfuerzo por el
desarrollo comunitario, la primera alcaldesa electa, hace méritos al
implementar procesos de alto impacto: verbigracia, optimizar los servicios e
infraestructura del Hospital San José; apoyar la apuesta de Fundecos con la
Galería de Memoria Histórica “Arley Arias García” donde las víctimas han
visibilizado su dolor; y fortalecer la labor de la Casa de la Cultura en la
antigua cárcel, con sus programas de danzas folclóricas y música colombiana,
fortalecimiento de la biblioteca municipal y emprendimiento en producción de
alimentos para mujeres víctimas del conflicto.
Aunque la presencia de los
conquistadores en tierra de los Pantágoras se remonta al período que va de 1540
a 1585, lapso en el cual se funda en sus vecindades a Mariquita (1551) por
Francisco Núñez Pedroso, y se produce el Holocausto del Ingrima consumado por
los sanguinarios lugartenientes de Asencio de Salinas, la colonización de la
tenebrosa selva del sur de Sonsón sólo se da en el siglo XIX por intrépidos
mineros, que penosamente avanzan por la espesura para explotar los aluviones
auríferos de los profundos cañones de los ríos La Miel, Dulce, Samaná y
Tenerife. Norcasia, corregimiento de Samaná desde 1938, pasará a ser municipio
caldense en 1999.
Según lo señala José Miguel Alzate
en “Samaná en la Historia”, erigido Corregimiento adscrito a Pensilvania hacia
1884, gracias al apogeo de la minería de socavón en la mina de La Bretaña
vecina a Florencia donde se emplearon 250 mineros, la Asamblea de Antioquia de
forma apresurada declara municipio a San Agustín, debiendo degradarlo dos años
después en virtud de que el ayuntamiento no pudo tener vida propia; esto, hasta
que ya creado el departamento de Caldas (1905), existiendo condiciones, por
iniciativa del párroco Daniel María López, en 1908 se logra su erección
definitiva.
La Selva de Florencia, declarada
Parque Natural Nacional en 2005, posee ecosistemas que hacen parte del bioma
subandino y en menor proporción del andino. Se trata de una selva húmeda
tropical de diez mil hectáreas en abrupta topografía, que cubre altitudes entre
los 1700 y 2300 msnm, donde se registra un alto endemismo que se expresa en el
mayor número de ranas del país, 42 especies de mamíferos, 52 especies de
anfibios y reptiles, y 231 especies de aves, potencial de avifauna que le
merece un sitial de honor al lado de Manizales. Además, su importante
patrimonio hídrico, cuyas aguas drenan por los ríos La Miel y Samaná Sur,
representa un potencial hidroenergético que amerita una planificación
responsable y de alto contenido socioambiental.
Y finalmente, en este municipio
dotado de oro de aluvión y plata, y de fuentes de uranio que se prospectan en
Berlín, y en el cual gracias a su relieve pronunciado y pese a tener tierras
con limitaciones, dada la baja densidad demográfica por fortuna son pocos los
conflictos de uso del suelo, también aparece la Laguna de San Diego con 138
hectáreas y una altitud de 800 msnm: este es un humedal importante y único, con
posibilidades turísticas, que dada su naturaleza volcánica asociada a una
explosión freatomagmática, y por los ecosistemas acuáticos y terrestres que
alberga, goza de la categoría de Distrito Integrado para blindarse de la acción
depredadora.
* Imágen11. Izq: Laguna de San
Diego (Akelarre196) y Selva de Florencia (Eltiempo.com), y Der: Panorámica de
Samaná, en: http://pdpmagdalenacentro.org.
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LA MAGIA VERDE DE
VICTORIA, TIERRA DE AVES
Victoria, un precioso municipio
caldense que al 2021 tenía 10.440 habitantes, cuenta con una historia de
múltiples fundaciones en territorio indígena Pantagora, donde la primera fue en
1557 bajo el dominio español recién fundado Mariquita (1553), y la segunda a
orillas del Magdalena donde no prospera. Ya en el siglo XIX y en la década de
1840, en la Cuchilla de Bellavista resurge Victoria como un proceso colonizador
de antioqueños, tolimenses y cundiboyacenses, hasta que en 1879 tras una sequía
decide desplazarse al S-E sobre los Planes o Guadualito, donde resulta erigida
aldea en 1884 y como municipio del Tolima en 1887 y posteriormente, en 1907,
pasará a Caldas.
Aunque históricamente este poblado
fue receptor de víctimas del conflicto armado que durante más de sesenta años
sacude a Colombia, en su mayoría provenientes ellos de los municipios aledaños,
aún se recuerda que en épocas de la violencia partidista la masacre de 1963
causada por alias “Desquite” en la vereda la Italia deja 38 víctimas; pero
también sabemos que, si en Victoria no acontecen hechos victimizantes después
del año 2017, actualmente los victorenses como gente de paz, pueden decir que
definitivamente en su territorio ya superaron la crisis asociada a la violencia
cuyos hechos victimizantes del oriente caldense, fueron en su mayoría cometidos
por actores armados del frente 47 de las FARC y del bloque paramilitar Ramón
Isaza.
Su territorio, con una extensión de
507 km², con un régimen de temperaturas que oscila entre 21 y 31°C, y que está
bañado por las aguas de los Ríos La Miel, Doña Juana, Pontoná y Purnio, limita
por el naciente con el puerto caldense de La Dorada, por el poniente con los
municipios caldenses de Marquetalia y Samaná, y por el norte con Norcasia y
Samaná que igualmente son de Caldas; y ya por el sur con los municipios
tolimenses de Honda y Mariquita. Sus principales vías de comunicación rurales
son dos: desde Victoria (cabecera) a Purnio – Doña Juana Baja – Cimitarra – La
Fe – Isaza; y segundo, la carretera Cañaveral – Doña Juana Alta – Corinto –
Fierritos – La Pradera – La Guayana – Carrizales – Isaza.
Si bien la economía de Victoria se
soporta en la actividad ganadera, y en cultivos como plátano, cítricos y otros
frutales, también y gracias a su potencial natural característico del trópico
andino, puede apalancar el ecoturismo aprovechando sus patrimonios biótico,
hídrico y paisajístico, fortalezas que le demandan prácticas silvopastoriles y
protección de rondas hídricas, como de los relictos de bosques y demás áreas
protegidas del territorio, ya que estas estrategias de adaptación al cambio
climático sumadas a la cultura amable de sus habitantes, pueden convertir a
Victoria en un baluarte del aviturismo. Caldas con 815 especies de aves
equivalentes al 42% de 1.900 que posee Colombia, tiene en el Oriente su mayor
fortaleza.
Victoria que desde antes ha contado
con múltiples áreas de interés ambiental, como lo son los relictos de Bosque
Montecristo y Bellavista – Cuba, y otros relictos de bosque localizados en la
margen derecha del río La Miel, además de los cerros de la vereda El
Gigante, actualmente con Corpocaldas ha declarado la Cuchilla de
Bellavista, un área de 1.302 hectáreas ubicada entre 900 – 1.000 m de altitud,
como Distrito de Manejo Integrado, asegurando dicho patrimonio con una figura
que fortalecerá además de la conectividad biológica, el aviturismo que
igualmente puede extender sus beneficios a las comunidades vecinas que habitan
las márgenes de los ríos Guarinó y Doña Juana, y la parte media del Purnio.
Hay que ir a Victoria, no sólo para
conocer la imponente Ceiba de la plaza Rafael Uribe Uribe o ascender al Mirador
de la Cruz, sino también para aprovechar a fondo su potencial ecoturístico,
soportado en una variada oferta de actividades que ofrecen los torrenciales
ríos que atraviesan su territorio y sus ecosistemas de bosques naturales, no
solo para hacer recorridos como el avistamiento de aves por la Cuchilla de
Bellavista o un paseo por lugares como el balneario Doña Juana”, sino también
para tener aventuras como el “rafting” o descenso en un bote sin motor por un
río de aguas bravas y el nado con salvavidas, aprovechando al aptitudes del río
La Miel para el canotaje y el balsaje.
* Imagen12- Ceiba de
Victoria-Caldas, por Alcira Pamplona; y Registro de aves en Victoria-Caldas,
Por Eliana Fierro-Calderón, 2010.
***
ANEXOS 2 Mundo del Agua:
COLOMBIA
ANFIBIA Y LOS ACUATORIOS DEL MAGDALENA
Haciéndole eco a la Cátedra Unesco
de la U.N. de Colombia denominada “Un pacto por el río Grande de la Magdalena”,
me referiré a los acuatorios o espacios transformados cuya estructura de
soporte es un humedal, donde prima el régimen hidrológico superficial o
subterráneo siempre regulado por factores climáticos; y esto, porque el río más
emblemático del país requiere acciones que impulsen transformaciones ecológicas
sustentables, donde se adecúen las intervenciones humanas no reguladas que
muestran interrelaciones inconvenientes para los seres vivos del hábitat y
pescadores que lo cosechan como cuerpo de agua.
Aunque en volumen y excluyendo los
ecosistemas costeros, la proporción de aguas superficiales y subterráneas en
Colombia es de 7 a 3 aproximadamente, si bien la menor proporción le
corresponde a lagos y ríos, también aparecen en ellas además de las escorrentías,
entre otras formaciones: ciénagas, esteros, pantanos, turberas, meandros,
estuarios y marismas, según estemos ocupándonos de zonas de ribera cuando se
trate de ríos, o lacustres cuando se asocien a lagos y reservorios, y palustres
si están sin corriente de agua.
Las complejas relaciones
simbióticas en los territorios del agua, entendidos como construcciones
sociales e históricas tal cual lo es el Río Grande, mismas que se sumergen en
los fragmentos dispersos de sus circunstancias, se expresan en los bienes materiales
del ecosistema húmedo y comprenden el patrimonio inmaterial que recoge los
saberes ancestrales. Allí esto, llena el vacío en la comprensión de las
transformaciones de su estructura ecológica que soporta el hábitat de los
pequeños asentamientos ribereños y de miles de pescadores.
Si en Colombia, aunque el agua le
aporta el 10% al PIB, pero los costos ambientales y ocultos asociados suman el
4,5%, en el Magdalena los problemas recurrentes pasan por la carga de 150
millones de toneladas de sedimentos anuales, como causa de la reducción de la
pesca al 10% y del blanqueamiento del 80% de los corales del Caribe. Pero si el
Magdalena contabiliza tres millones de hectáreas de humedales, entrando en
detalles, igualmente la Ciénaga Grande de Santa Marta con 730 mil hectáreas en
su cuerpo de agua, aparece como el complejo lagunar costero más grande del
país, también conectado al río.
Además, en el Río Grande del cual
nos ocupamos, si sobresale el sistema Delta Estuario del río Magdalena, una
albufera con 400 mil hectáreas, también está la Depresión Momposina como
llanura aluvial de 24.650 km² en la que desaguan al Magdalena los ríos Cauca,
Cesar y San Jorge, y donde la cultura Zenú y otros asentamientos caribes de
épocas precolombinas manejaron de manera sostenible el acuatorio por más de
1000 años, lo que explica relictos arqueológicos de un sistema hidráulico para
el aprovechamiento de las tierras fertilizadas periódicamente con sedimentos de
las crecientes naturales.
Pero lo de los Zenú se desmanteló
por los cambios enormes en las coberturas de la cuenca del Magdalena, donde se
han arrasado el 90% de las coberturas naturales. En la actualidad el cierre de
los caños que alimentan los extensos complejos de ciénagas que solían regular
las crecientes naturales, ya no cumplen su función por haberle robado espacio
al río y continuar presionando las manchas de la selva húmeda y el hábitat de
aves, peces, anfibios y reptiles diversos.
Similarmente, la salinización de la
Ciénaga Grande expresa su desconexión con el Magdalena y otros ríos al cerrar
los caños, tal cual lo hacemos en los demás humedales del Magdalena dotado de
1900 ciénagas. Y para el Magdalena Centro, tenemos la Charca de Guarinocito,
donde urge el dragado del río no sólo para la navegación, sino para restablecer
el flujo y con él la vida acuática ya que el meandro estancado está invadido
por el buchón de agua.
Finalmente, siendo la bioestructura
de este país anfibio una unidad dialéctica donde confluyen intereses
antropocéntricos y demandas biocéntricas, debe resolverse la desarticulación de
los planes de ordenamiento territorial e hídrico, resolviendo el conflicto de
intereses de actores externos, para rescatar la historia real y compleja de la
gente del agua, y atender así los factores estructurales y las determinantes
ambientales al planificar y optimizar los procesos que subyacen en la oferta y
demanda de bienes y servicios de campesinos ribereños y pescadores.
Ref.: Documento Catedra UNESCO U.N.
2024. Imagen: Depresión Momposina: mapa
en Neotrópicos, e imagen de Gustavo Wilches Chaux en 2011.
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HUELLA HÍDRICA EN
COLOMBIA
Al cuantificar la huella hídrica
azul, verde y gris de las actividades agrícolas y pecuarias de Colombia, se
pone en evidencia una grave problemática en la Región Andina, relacionada la
concentración de la población y del PIB nacional. La magnitud de dicha huella
alcanza los 25000 Mm3 al año, cuantía en la que el 85% es HH verde, el 10% es
HH azul y el 5% HH gris. Al respecto, debe considerase que la cuenca
Magdalena-Cauca, aunque concentra 32,5 millones de habitantes equivalentes al
65% de la población del país, sólo posee el 12% de su patrimonio hídrico
subterráneo y el 13% de las escorrentías. En cuanto a la huella hídrica total
del sector agropecuario, las mayores contribuciones provienen del café, el
maíz, el arroz, el plátano, la caña de azúcar y la palma africana.
El Estudio Nacional del Agua ENA
(Ideam 2014) se ocupó de la Huella Hídrica en Colombia. Como herramienta que
permite estimar el contenido de agua oculta en cualquier bien o servicio
consumidos, la huella hídrica HH, además de tener en cuenta el agua consumida y
contaminada, y sus usos directos e indirectos en procesos antrópicos, se basa
en un desarrollo de tres conceptos previos: el Agua Verde, que mide el agua
dulce superficial o subterránea incorporada y que no retorna a la cuenca
origen; el Agua Azul, si se valora solo el agua de precipitación; y el Agua
Gris, si trata del volumen de agua contaminada en la cadena de suministros.
Según el ENA, en la demanda hídrica
nacional, que en 2012 alcanzó 35.987 millones de metros cúbicos, la
participación de usos por sector fue: 46,6% agrario, 21,5% energético, 8,5%
pecuario, 8,2% doméstico, 5,9% industrial, 4,6% acuícola, 3,4% minero e hidrocarburos
y 1,3% servicios. De dicha demanda, el 67% se concentró en el área hidrográfica
de los ríos Magdalena y Cauca, el 16% en el Caribe y el 12% en la Orinoquía. En
los cultivos permanentes, el de mayor HH azul fue la palma de aceite, seguido
del plátano y la caña de azúcar; por su parte el de menor HH azul fue el café,
que constituye también el cultivo permanente con la mayor HH verde de Colombia,
seguido de caña, palma de aceite y plátano, mientras que el de la menor HH
verde se encontró en flores y follajes.
En los cultivos transitorios la
mayor HH azul le correspondió al arroz de riego, seguido de la papa y el maíz,
mientras la menor estuvo en el arroz secano. La mayor HH verde la presentó el
maíz y el arroz de riego nuevamente, seguidos de la yuca y la papa, en tanto
que la menor estuvo en los cultivos de trigo. En la Orinoquía y Amazonía los
pastos de corte y forrajeros no presentaron HH azul por comportarse como
cultivos transitorios de secano. Se denomina agricultura de secano la que, en
lugar de irrigación, utiliza la lluvia. En pastos ganaderos, mientras por áreas
sobresalieron Vichada, Meta, Casanare, Antioquia, Arauca y Córdoba, al abarcar
cerca de la mitad del pasto de Colombia, contrariamente, la superficie
destinada a la ganadería extensiva en el Eje Cafetero solo representó el 2,3% y
en el Tolima el 3%.
Al cuantificar la HH verde y azul
para el sector agrícola y pecuario, como único sector con las dos huellas
hídricas, el ENA estima a nivel nacional, una participación porcentual de 11%
de HH azul, contra el 89% de HH verde. Pero otra cosa ocurre en la cuenca
Cauca-Magdalena que cubre el 24% del área continental. Al respecto, dada la
concentración del 70 % la actividad agrícola y del 80% del PIB del país en
dicho territorio, allí se generó el 68% de la HH verde agrícola y el 66% de la
HH azul agrícola; a esto se añade que, pese a la gran oferta hídrica de
Colombia, la cuenca Magdalena-Cauca, aunque concentra 32,5 millones de
habitantes equivalentes al 65% de la población del país, sólo posee el 12% de
su patrimonio hídrico subterráneo y el 13% de las escorrentías.
Si en la gran cuenca del
Cauca-Magdalena sobresalen los valles del Cauca y Alto Magdalena por la
abundancia de aguas subterráneas, dicha disponibilidad resulta precaria en el
Magdalena Medio y Bajo y en el cañón del Cauca. Esto es fundamental para las previsiones
sobre los efectos del ENOS (El Niño y La Niña), donde se prevén variaciones de
caudales con respecto al periodo de referencia (2010), según los escenarios
proyectados por el IMAT, así: Para el Magdalena Alto, reducciones del 1% al 42%
durante el Niño e incrementos mayores del 30% durante La Niña; para el
Magdalena Medio, con El Niño se presentarían disminuciones entre 1% y 35%, y
con La Niña incrementos del 7% al 30%; para el Bajo Magdalena durante El Niño
reducciones entre 20% y 46%, y con La Niña incrementos que superarían el 20%;
en tanto que para la Cuenca del Rio Cauca, con El Niño las disminuciones
excederían el 30%, y con La Niña los incrementos serían del 12% al 60%.
Imagen15- Huella Hídrica en
Colombia. Huella Hídrica de la agricultura en Colombia según La WWF 2012.
***
AVITURISMO: SECTOR
EMERGENTE Y PROMISORIO.
El turismo de naturaleza, entendido
como aquella actividad que se enfoca en la observación, disfrute y recreación
en espacios naturales, incluye el turismo de aventura, el turismo rural y el
ecoturismo. Mientras el turismo rural consiste en el disfrute, la recreación y
el descanso en el entorno natural, rural o campestre, para lo cual se propicia
la participación en actividades que permitan el conocimiento de las costumbres
y en general del modo de vida de las comunidades locales, el ecoturismo es el
conjunto de actividades que el visitante realiza al aire libre, bien sea en
áreas naturales o seminaturales con el fin de disfrutar de paisajes, flora o
fauna, e incluso para conocer manifestaciones culturales cuyo conocimiento
implica su comprensión, apreciación y conservación.
Del segundo ítem, interesa el
aviturismo que consiste en observar e identificar aves en su hábitat natural,
ya que resulta estratégico para Colombia por ser el primer país del mundo en
diversidad de aves (más de 1900 especies), lo que equivale al 20% de las
especies de aves en la Tierra, y donde al 2011 se reportaron 197 especies de
aves migratorias, 193 casi endémicas y 79 endémicas; aunque pese a este gran
potencial, dada la creciente pérdida de ecosistemas, también podríamos ser “el
país de la extinción de las aves”. A nivel global según el Servicio de Vida
Silvestre de Estados Unidos (2011), se registraron 47 millones de observadores
de aves, de los cuales 17% toma un viaje internacional al año, lo que equivale
a 3 millones de viajes por año, que representan un volumen de 6 millones de
turistas a observar aves.
Dicha actividad, que exige buenas
prácticas para un aviturismo incluyente y responsable, la guianza y una
experiencia significativa, y la calidad del servicio, también es un sector
promisorio para la Ecorregión Cafetera, en especial para mejorar ingresos de
comunidades vecinas a áreas de interés ambiental. Como referente, en
Latinoamérica, Colombia con Brasil y Costa Rica, aparece en el TOP 3 (2014),
así: por el número de visitantes a áreas protegidas con vocación Ecoturística,
Costa Rica 1,738,601, Brasil 7,305,178 y Colombia 917,146 visitantes; por
superficie en áreas protegidas, Brasil 978,725 km2, Colombia 149,238 km2 y
Costa Rica 13,132 km2; y en número de visitantes por km2 de Área Protegida,
Costa Rica 132.4, Brasil 7.5 y Colombia 6.4.
Además de los Observadores expertos
competitivos y muy dedicados, que traen su propio equipo, dispuestos a viajar
largas distancias para ver aves raras o nuevas y aumentar su “lista de vida”,
grupo que representa el 10% de los aventuristas y cuyo perfil es
predominantemente hombres entre 40 y 50 años; están los Observadores
“Entusiastas” o medianamente especializados, que representan el 50% del total y
que en mayor proporción son mujeres entre 50 y 70 años; y finalmente los
Observadores “Casuales” o ecoturistas que participan con el 30%, y que combinan
la observación de aves con otras actividades basadas en la naturaleza.
El país, dado que la conservación
resulta fundamental para su desarrollo económico y social, en el marco del
posconflicto, debería alinear esfuerzos con el proceso de paz en beneficio de
comunidades rurales de la Colombia profunda, mediante políticas y estrategias
que incluyan, además de formación en conservación del patrimonio cultural y
natural, conocimiento expedito de su territorio y formación de guías; el tema
de alimentación segura, calidad del alojamiento y saneamiento básico; e incluso
el apoyo a comunidades locales para la seguridad durante el viaje y estancia,
confiabilidad del transporte local, e información sobre actividades de
complemento.
Siendo el turismo una de las
actividades económicas más dinámicas del mundo, tanto por su aporte al PIB
(10%) y generación de empleo (12%), el avistamiento de aves en Colombia, como
subproducto del turismo de naturaleza complementado con ofertas de avistamiento
de aves a nivel urbano tal cual lo hace Bogotá, podría centrar su atención en
países como Estados Unidos y Reino Unido que tienen la demanda por aviturismo
más grande a nivel mundial, y en particular en Europa y Norteamérica donde se
encuentra la principal demanda potencial, ya que para el caso latinoamericano,
el país debe competir con Perú y Costa Rica y en menor grado con Brasil,
Argentina, Ecuador y Venezuela,
Imagen16: Aviturismo en Eje 21 y de
la Feria Internacional de las Aves-Colombia BirdFair 2016 en Cali,
Radiomacondo.fm
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03- MUNDO YURUPARÍ: El Aire
HACIA
EL BICENTENARIO DE SALAMINA, LA CIUDAD LUZ
De la mano de la Escuela Taller de
Caldas y del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia PCCC por su especialidad, la
tierra de Agripina Montes, Emilio Robledo y Tomás Calderón, debería llegar a su
bicentenario en 2025 con una condición que le haga tributo a su monumental
arquitectura vernácula de continuos urbanos en bahareque. Aunque en el
bahareque existen variantes de tierra, madera, metálico y encementado, el que
se expande por la ecorregión cafetera, mismo que se levanta allí sobre una
cimentación de cantos rodados y tapia pisada, constituido por una estructura de
guadua y maderas nativas, donde los paneles con riostras diagonales le dan al
sistema el carácter “temblorero”, y se cubren con una mezcla de limos
inorgánicos y cagajón dispuesta sobre esterilla de la misma bambusa, por ser la
técnica constructiva más extendida en el PCCC, podría dar mérito a una
declaratoria de la UNESCO para reconocer al poblado como Patrimonio de la
Humanidad.
Si bien la “Convención sobre
Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural”, fue adoptada por la
UNESCO en 1972, casi medio siglo después el catálogo de bienes con el título de
Patrimonio Mundial conferido, cuenta ahora con 1.121 sitios, de los cuales 897
son culturales, 218 naturales y 39 mixtos, ubicados en 167 países; apareciendo
entre los nuestros con la categoría de Patrimonio Cultural: el Parque
Arqueológico de San Agustín, al Sur del Huila (1995); el Parque Arqueológico
Nacional de Tierradentro vecino a Belalcázar e Inzá, Cauca (1995); el Centro
histórico de Santa Cruz de Mompox, sobre un brazo del Río Magdalena (1995); el
sistema vial inca Qhapaq Ñan de 30.000 kilómetros, que recorre los Andes
(2014); y el Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, cuya economía y cultura han
girado alrededor del café (2011).
Para la “Ciudad Luz”, permítanme
dos antecedentes: 1- que la declaratoria del PCCC como un bien material e
inmaterial diferenciado por soportarse desde 1927 en un modelo de producción
colectivo institucionalizado, a través de la Federación Nacional de Cafeteros,
quien además de incidir en la producción de un café suave con tradición, se
ocupó de elevar la calidad de vida de los productores al electrificar el campo,
y dotarlo de acueductos, escuelas, puestos de salud y vías rurales, ampara
territorio rural y urbano de Salamina; y 2- que la región del PCCC declarada
patrimonio cultural de la humanidad en 2011, además de vincular 411 veredas,
involucra a 47 municipios, entre ellos Salamina, donde se ha creado la
Fundación Escuela Taller de Caldas y del Paisaje Cultural Cafetero Colombiano
“FETC-PCCC”, concebida para formar en la recuperación de materiales, técnicas
constructivas y saberes tradicionales en dicho territorio.
Siendo así, el emblemático poblado
que en 2025 cumplirá 200 años, merece una gestión gubernamental anticipada ante
la UNESCO, para tramitar la declaratoria que le confiera el título de
Patrimonio de la Humanidad, tal cual lo propusieran en 1995, François Widemann
del CNRS de Francia y Luis Gonzalo Valencia del Ministerio de la Cultura
francés, quienes ofrecieron acompañar el proceso, acordando labores que
desafortunadamente no concluyeron, fracasando el cometido: para el efecto la
tarea a reiniciarse en esta ocasión como soporte al trámite, consistiría en
complementar el levantamiento de los inmuebles del poblado, subrayar el
carácter patrimonial del bahareque como arquitectura vernácula en el área ya
delimitada y elaborar un plan de manejo y estímulos para garantizar su
restauración, intervención y preservación, con soportes tales como la Escuela
Taller de Caldas.
De exaltarse a Salamina como un
“valor universal excepcional”, este poblado de construcciones de bahareque y
tapia con teja de barro, ubicado a 1822 msnm en lo alto de un ramal
cordillerano, cuyo Centro Histórico fue declarado Monumento Nacional en 2005,
también se fortalecerán poblados del PCCC con el ecoturismo como factor de
desarrollo regional. Al respecto debo advertir que, entre los atributos de la
declaratoria del PCCC, así se aluda al factor urbanístico, no aparece
expresamente el bahareque subrayando como valor su arquitectura vernácula, lo
que invitaría a conocer, restaurar y preservar, este y otros poblados que
también exhiben esta arquitectura por doquier con puertas y ventanas de maderas
nativas, adornadas con calados, tallas y apliques, al igual que zaguanes,
patios y corredores igualmente decorados con macetas portando coloridos
jardines.
* Imagen17: Salamina- Acuarela de
1852 y Centro Histórico declarado en 2005.
***
NEIRA:
ENTRE LA RURALIDAD Y LA CIUDAD REGIÓN
Estas notas pretenden mostrar la
necesidad de acometer tareas en pro del desarrollo de Neira, reconociendo
además de algunos elementos relacionados con la infraestructura futura asociada
a la intermodalidad, las circunstancias asociadas a la profunda brecha de
productividad entre los medios rurales y urbanos, y otras problemáticas
socio-ambientales y posibilidades que inciden en las dinámicas de
estructuración de su territorio, que entendido como una construcción social e
histórica, pueden ser resueltas para facilitar, además de la solución de los
conflictos, el aprovechamiento de las opciones de Neira en un medio de facto
conurbado, y urgido de acciones ambientales de adaptación al cambio climático y
de reconversión productiva de cara al Paisaje Cultural Cafetero de Colombia
PCCC.
Neira, un municipio de Caldas,
bañado por los ríos Tapias, Tareas y Guacaica, fundado en 1842 y cuya
superficie es de 350.6 km², cuenta con una población de unos 30 mil habitantes,
de los cuales 15 mil que son urbanos, se localizan en su cabecera ubicada a
1969 msnm. Entre los innumerables hijos notables de Neira, están el exministro
Mario Calderón Rivera (1932-2014), el Político Marino Jaramillo Echeverri
(1923-2016), y reconocido Maestro David Manzur Londoño (1929-), por fortuna
vivo a la fecha.
Neira, además de la cabecera,
cuenta con 4 centros poblados y 36 veredas, a saber:
Pueblo Rico: un mirador con gran potencia paisajístico y arquitectónico,
de conformación lineal, localizado sobre una cuchilla, en la ruta del antiguo
Camino Real que llegaba por La Linda a Manizales.
Tapias Estación Neira: es la Antigua Estación del Ferrocarril del
Pacífico, un lugar vecino a IRRA -corregimiento del municipio de Quinchía-,
donde los terrenos de la banca de la carrilera fueron invadidos.
La Isla: caserío vecino a Llanogrande y sobre el antiguo paso en la ruta
Manizales – La Pintada, cuando no existía la carretera Panamericana o Troncal
de Occidente, hoy denominada Pacífico Tres.
El río: ubicado en el sector del puente del río Tapias, instalación que
sirvió para el cruce de caminos o rutas provenientes de “La vuelta a la Marrana
– el sector de Dantas “ y “El Empalme _ Tareas parte alta“. Las veredas,
son: San Pablo (sector Buenos Aires y La Matilde), La
Mesa (sector la Concha y Alto El Roble), Buenos Aires (sector
Verdún, La campana, Ventiaderos y Puerto Guacaica), Pueblo
viejo (sector Plaza Vieja), El Limón (sector El Guineo), El
Jardín (sector La Estufa), La Gregorita (sector Barcinal y Barro
Blanco), Ceilán (sector Alto y Bajo Ceilán), Trocaderos, Pan de
Azúcar (sector Morro Azul y Hoyo Frío), Cardal (sector Las Peñas
y Cardalito), Felicia, Tareas, El Descanso (sector El Empalme y El
Madroño), Los Zainos (sector Tres
esquinas), Cantadelicia (Sector Dantas), Aguacatal, Cholo,
Armenia, El Río (sector Palermo, Magallanes y Juntas), El
Higuerón (sector La Quiebra, El Portillo y El Salado), El
Crucero (sector Fonditos y El Faro), Llanogrande, El Laurel, El
Zanjón, El Corozo, El Yunque, La Esperanza, San José (sector Agrovilla y
Changay), Cuba (sector Vaticano, El Bosque, Las Torres ), Santa
Isabel, Guacaica, Chupaderos, Mangabonita, Quebradanegra y La Cristalina.
Neira, posee dos escenarios
estratégicos: el sector del Cauca como corredor supra-regional y la
Conurbación Pereira-Manizales…
Lo industrial y lo artesanal, no
son lo mismo. En lo artesanal y en lo rural, los productos deben ser bienes
culturales con identidad cultural específica, soportados en economías
asociativas. Este sería el fundamento para una propuesta de cara a la ruralidad
de Caldas y Neira. En lo industrial y agroindustrial, donde se habla de
producción en serie, la complejidad de los bienes es la clave que los hace
competitivos.
El Paisaje Cultural Cafetero PCCC
exige diferenciar una caficultura orgánica y artesanal, nutrida de elementos
culturales y donde la clave está en los cafés especiales, de otra no amigable
con el medio ambiente y de corte agroindustrial. Esta declaratoria de la UNESCO
en 2011 abre una opción para una nueva economía rural, que exige la
recuperación del paisaje deforestado hace cuatro décadas, cuando se le dio paso
a una caficultura de base química que arrasó la biodiversidad y contaminó las
aguas. Es hora de emprender una reconversión del modelo socioambiental,
concebida en el marco del cambio climático y del PCCC, de valorar el patrimonio
arquitectónico del bahareque como arquitectura vernácula, y de apostarle a un
bioturismo verde.
Para un turismo internacional y
autóctono, debemos generar una oferta de bienes rurales con denominación de
origen y de servicios ambientales certificados, unos y otros con identidad
cultural. Esto además de garantizar la seguridad y la conectividad vial, y de
apostarle a un desarrollo aeroportuario con vuelos con alcance más allá de las
3000 mil millas, para alcanzar los mercados: europeo, norteamericano y del cono
sur ubicados a 5000 millas: Aerocafé sí se desarrolla con alcance
transoceánico, será clave. Como referente, mientras el cultivo del café apenas
le aporta el 0,8% al PIB del país, el turismo a nivel mundial participa con el
10% del PIB y genera 1 de cada 8 empleos.
La Transversal de Caldas de 212,7
km, dependerá de programas como el Paisaje Cultural Cafetero PCC. La
Transversal de Caldas Marulanda-Salamina, la vía Neira–Aguadas y la carretera
Riosucio-Anserma, tienen importancia, no como corredores logísticos, sino como
articuladores del transporte rural. Ya en un plano de mayor desarrollo, con
Pacífico Tres aparece el eje Irra-la Felisa, como corredor de conectividad que
le da al Cañón del Cauca una ventaja comparativa, para el turismo y para la
oferta de bienes perecederos, cuando se desarrolle una plataforma logística en
el Aeropuerto del Café, complementando a El Dorado y al José María Córdoba, al
configurarse un nodo aéreo para las américas. Dadas las limitaciones de El
Dorado, con Aerocafé Colombia será la bisagra aérea de las américas.
La planeación racional ha sido
exitosa en el número de fracasos, al considerar que lo urbano es homogéneo. La
importancia de la Ciudad Región del Eje Cafetero, como estrategia para integrar
los espacios ya conurbados de hecho, surge de los fundamentos de una moderna
revolución urbana, en la que, además de consolidar un gran mercado regional se
pueda incrementar la riqueza y redistribuir sus beneficios en el territorio.
Se requieren tres condiciones para
formar una ciudad región: articularse a un centro urbano de igual nivel de
relevancia, que sea económicamente complementario, y que esté a menos de 2 o 3
horas de distancia. Las capitales cafeteras podrían palidecer frente a Cali y
Medellín, o actuar como ciudad región complementando sus economías para
conurbarse con ellas.
Mientras la urgencia de las
megalópolis es la de volverse internacionalmente competitivas y manejar
problemas de escala, las ciudades intermedias deben conurbarse para conformar
la ciudad región, y complementar sus economías para no palidecer.
Entre tanto, los pequeños poblados
como Neira, deben articularse a un centro urbano de mayor nivel de relevancia,
desarrollando una competencia específica de cara a un centro urbano de
importancia. En esta agenda, el norte de Caldas, dado el carácter patrimonial
de su arquitectura en Neira, Salamina y Aguadas, debe desarrollar su propia
agenda como destino turístico.
Mientras Bogotá es nuestra única
megalópolis, Medellín es una ciudad intermedia grande que debe conurbarse y
Manizales una ciudad intermedia pequeña articulada al Eje Cafetero, que debe
conurbarse con las capitales cafeteras. La amenaza para Neira se traduce en la
presión aguacatera amenazando el PCCC, la cultura rural y los frágiles
ecosistemas de los bosques de niebla.
Las zonas de servicios se valoran
por su nivel de equipamiento: centros de investigación, hoteles para
convenciones y para los propios ciudadanos, e instalaciones culturales y
deportivas… En el caso de Neira, urgen programas de educación profesional e implementar
programas de ciencia y tecnología imbricados con la cultura, para cerrar las
brechas educativas, y de productividad e ingresos tanto para el medio urbano
como para el rural.
Se puede ofrecer una función para
un centro urbano de relevancia desde un pequeño poblado como Neira,
desarrollando desde éste una competencia. Esto supone, además de su ventaja
como puerta del PCC mirando hacia Salamina y Aguadas, aprovechar ventajas comparativas
que resuelvan las limitaciones de la gran urbe vecina, tal cual ocurre con el
km 41 y Pueblo Rico. Pero igualmente, el PCCC, supone una caficultura orgánica
con sombrío, y la venta de bienes artesanales con denominación de origen y de
servicios certificados. Como complemento, recuperar la cuenca alta del
Guacaica, permitirá en Neira implementar el aviturismo.
La falta de políticas de Ciencia y
Tecnología C&T para el sector rural imbricadas con la cultura como
catalizadora del desarrollo, y el haber dejado al sector rural como comodín en
la negociación de los Tratados de Libre Comercio TLC como el de los EEUU, son
dos hechos que imponen retos sociales con el campo colombiano. Mientras los
ingresos urbanos medios de Bogotá alcanzan un promedio seis veces mayor al
ingreso rural de Colombia, y los de Manizales hacen lo propio cuadruplicando
los rurales de Caldas, el TLC con EEUU reducirá los ingresos rurales hasta el
50% de los niveles del 2011.
Neira, aunque tiene como principal
producto agrícola el café, y en su economía también la ganadería y ahora el
aguacate, ocupan un lugar importante, el poblado caldense es famoso por sus
tradicionales “corchos”, un dulce fabricado con panela y pata de res. No
obstante lo anterior, aunque se trate de un municipio de economía
fundamentalmente rural, las mayores fortalezas de Neira, se relacionan con:
1- el
potencial turístico en el marco del Paisaje Cultural Cafetero, relacionado con
su patrimonio arquitectónico y natural, para una actividad que podría
fortalecerse con el Aviturismo y la integración con Salamina y Aguadas.;
2- el
potencial geoestratégico del poniente del municipio vecino al Km 41 por el paso
del corredor férreo del Cauca y de Pacífico Tres, sumados al Aeropuerto del
Café con una plataforma logística para el desarrollo agroindustrial; y
3- 3-el
hecho de hacer parte de la conurbación de facto existente en la subregión
Centro- Sur de Caldas.
Urgen entonces acciones
estratégicas, como: a- estabilizar el territorio en el ambiente urbano afectado
por procesos de degradación hidrogeológica; b-preservar y fortalecer el
patrimonio arquitectónico en el marco del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia
PCCC; c-ordenar y recuperar las cuencas y áreas de interés ambiental
implementando acciones de adaptación al cambio climático pensando en la
biodiversidad y en el agua; y d- ordenar, desarrollar y conectar el territorio
en el Km 41, pensando en un desarrollo agroindustrial que haga uso de las
ventajas de una plataforma logística para el modo aéreo en Palestina-Chinchiná,
si se extiende la pista.
Imagen 18- Neira – Caldas – La
Puerta del PCC de Colombia. Der. Plaza principal y Calle real. Izq. Pueblo
Rico, Fuentes: Reporteros asociados.com.co, Luis A Giraldo y La Patria,
Wikipedia.org y ABR.
***
LA
MERCED – CALDAS, Y EL CAMBIO CLIMÁTICO
Aunque el municipio ubicado en la
margen derecha del río Cauca, apenas fue creado en 1969 por segregación de
Salamina y en 1910 erigido corregimiento, desde 1901 se había construido el
poblado, a 1.819 m snm en tierras que registran ocupación desde mediados del
siglo XIX, por colonos que se establecen entre resguardos y
encomiendas.
Actualmente con una población de 5
mil habitantes que presentan un índice de NBI del 25,8% (11% en la cabecera y
33% en el resto), y de los cuales el 44% es población urbana y el 56% rural,
para los mercedeños el índice de pobreza multidimensional que en el municipio
alcanza 64%, afecta más los medios rurales (78%) que al sector urbano (35%).
Para el IGAC, de los 100 km2 de
superficie municipal, donde el 62% presenta amenazas naturales de origen
hidrogeológico, el 49% del territorio se considera vulnerable a la amenaza
climática, dadas la abrupta topografía y presencia de fallas geológicas activas,
sumadas a la presencia de cultivos limpios en laderas de alta pendiente. Hoy el
municipio que cuenta con trece (13) veredas y el centro poblado La Felisa,
depende del sector agropecuario, ya que tiene como principal actividad agrícola
el café, seguido de aguacate, plátano y caña panelera; y de la ganadería. La
actividad minera presenta un desarrollo incipiente.
Y en cuanto al cambio climático,
según Corpocaldas y la Universidad Autónoma de Manizales en La Merced, aunque
predomina el piso térmico templado, hay zonas de régimen cálido y frío. Añade
el estudio que, la precipitación promedio para el periodo de referencia (1976–
2005) en el municipio de La Merced, fluctúa entre 1501 y 2000 mm anuales. En La
Merced, los escenarios de cambio climático en temperatura, para el IDEAM
(2017), son:
•2011– 2040: Aumentos hasta 1 °C, •
2041–2070: Incrementos hasta 1,8 °C, • 2071– 2100: Aumentos hasta 2,2 °C, y los
principales aumentos para el municipio se esperan en la zona occidental sobre
el Cauca. También para el IDEAM (2017), los escenarios en la
precipitación muestran cambios con relación al nivel de referencia, así: •
2011– 2040: Aumentos entre el 21 y el 40%, con valores máximos en el sur y
centro del municipio. • 2041– 2070 y 2071- 2100: Incrementos en el rango 31–
40% para la totalidad del municipio.
Nota: el máximo cambio esperado en
la precipitación con un nivel severo para finales de siglo, que llegaría hasta
el 40% en todo el municipio, tendría incidencias graves en zonas de alta
susceptibilidad a los deslizamientos.
Aunque las áreas más expuestas del
municipio a los deslizamientos y movimientos en masa son las vías que conectan
a La Merced con Salamina, La Felisa y Filadelfia, además de las vías terciarias
y sectores de fuerte pendiente con modelados o potreros, según el EOT todo el
municipio se encuentra en alto riesgo, ya que se caracteriza por tener una
propensión al sector agricultor y ganadero, dado el uso conflictivo del suelo
sumado a la creciente amenaza del cambio climático.
Recuérdese que cuando nace CRAMSA,
como entidad que fuera financiada con un préstamo del BID para atender los
problemas por erosión de suelos en Manizales, Salamina y Aranzazu,
posteriormente y antes de convertirse en Corpocaldas, dicha entidad también debe
ocuparse de la problemática de los procesos de degradación del suelo en La
Merced.
A modo de ejemplo, en el municipio
de La Merced merece subrayarse El Tambor sobre la vía que comunica La Felisa
con la vereda de ese mismo nombre, donde además del monitoreo se requiere
resolver el conflicto de uso del suelo reduciendo la actividad de pastoreo en
las laderas, estableciendo coberturas vegetales permanentes además de
implementar medidas correctivas de bioingeniería y de control de escorrentías
para prevenir su infiltración en zonas degradadas.
Las rocas impermeables y la falta
de coberturas forestales de La Merced invitan a asegurar el suministro de agua
mediante una reconversión del modelo agropecuario, e implementar el aviturismo
como estrategia de complemento para hacer viable la agroforestería, como
también la recuperación de rondas hídricas y cuencas abastecedoras
deforestadas.
Esto, no sólo pensando en sequías
durante las temporadas secas de El Niño, sino también en eventos extremos de la
temporada invernal, como la de 2022 que dejó 5000 habitantes de La Merced tres
días sin agua.
Según la distribución de los
registros de aves, pese a un enorme potencial aviar que superaría las 300
especies para la altitud del municipio, de ellas muchas endémicas, por falta de
observadores en La Meced sólo se registran actualmente menos de 50 entre unas y
otras, lo que equivale a una cuantía inferior a la cuarta parte de las especies
de aves ya registradas en Salamina.
Si bien la Merced no cuenta con
áreas protegidas del departamento de Caldas, esta figura puede ser utilizada
por el municipio y la sociedad civil para restablecer áreas degradadas y llevar
el turismo comunitario a cuencas abastecedoras de agua en sectores rurales, no
sólo buscando mitigar la amenaza del cambio climático, sino también para
implementar el ecoturismo como factor de desarrollo económico en el marco del
PCC, donde la oferta de bienes y servicios, además de artesanías, gastronomía y
música campesina o de bandas escolares, incluya el aviturismo.
Imagen19: Escenarios de
Cambio Climático en la Merced al 2100 IDEAM CORPOCALDAS U A de M. Parapentismo
desde El Tambor en el Cañón del Cauca; en Web de la Hacienda Villa Amparo.
***
MARSELLA,
ESPLENDOR VERDE EN EL CORAZÓN DEL PCC
El Municipio de Marsella, cuyo
territorio con una extensión de 149 Km2 y una temperatura promedio de 18C°,
ubicado sobre la cordillera Central en la margen derecha del río Cauca, y a
unos 30 kilómetros al noroeste de Pereira o a 29 km yendo hacia el poniente por
Chinchiná, fue fundado en 1860 por Pedro Pineda, Nepomuceno Correa y José
Bedoya, entre otros. Inicialmente conocida como Villa Rica de Segovia, en 1915
cambia por Marsella al erigirse municipio.
En este territorio bañado por
las aguas de Río San Francisco y La Quebrada La Nona, y por donde transitó el
Ferrocarril del Pacífico pasando por las estaciones Pereira, Beltrán y La
Miranda, actualmente su economía se soporta en el sector agropecuario, dado que
los usos del suelo dominantes son para siembra del café y ganadería de ceba,
pero también para la minería y en menor grado, aunque en épocas remotas
sobresalía una explotación aurífera subterránea en La Isabela.
La cuenca del río San Francisco con
9.530 Ha y que se comparte entre Risaralda (70%) y Caldas (30%), es importante
por la provisión de agua para comunidades rurales y para la generación de
energía al incorpora 3 m3/seg que llegan al embalse de La Esmeralda para la
hidroeléctrica de San Francisco. No obstante, dados sus conflictos del suelo,
requiere de acciones de adaptación al cambio climático en el mediano y largo
plazo, para garantizar su sustentabilidad.
Mientras en la parte alta del
municipio, aunque muchas de las unidades productivas tienen tamaño para la
caficultura y siembra de plátano, algunas comunidades padecen de restricciones
en movilidad sobre todo en la temporada invernal; también, en las tierras bajas
del territorio -veredas La Argentina, Beltrán y la Miranda-, la problemática se
relaciona con la vulnerabilidad frente al cambio climático, por la ganadería
extensiva, dada la pérdida de cobertura forestal.
Pero en este precioso
municipio de gente amable, su certificación para el Turismo Sostenible, se debe
también a los escenarios naturales donde sobresalen áreas de interés ambiental
como el Parque Regional Natural Alto del Nudo, la Reserva Forestal La Nona y El
Bosque de Don Manuel, y a su verde paisaje. Para apreciarlo, basta ir al Morro
para observar la hermosa panorámica desde el Sur con el valle del Risaralda, y
que pasa por la vereda Alto Cauca para llegar por el Norte hasta Palestina.
Si desde 2018 se ha iniciado
el plan de manejo y protección de Marsella para convertirlo en patrimonio de
Colombia, es para preservar su emblemática arquitectura y los preciosos
continuos urbanos de bahareque en guadua con tierra o encementado, y los
notables sitio de interés regional de este bello referente del Paisaje Cultural
Cafetero, como lo son: la Casa de La Cultura, el Cementerio Central y el Jardín
Botánico Alejandro Humboldt con su parque de Ciencia y Tecnología. Además de
las emblemáticas casonas, ¿por qué se rescata el gran valor arquitectónico de
estos bienes?: la Casa de La Cultura, por ser una majestuosa edificación de
1905 que sirvió como Colegio de las Bethlemitas, y que hoy ya restaurada es el
principal exponente del bahareque risaraldense; el Cementerio Jesús María
Estrada construido en 1928, porque ha sido declarado patrimonio de la nación
(1988); y el Templo Parroquial María Inmaculada por su estilo neogótico.
Al 2023, la población del
denominado “Municipio verde de Colombia” es de 16716 habitantes -de ellos 8813
urbanos-, y aunque en 2005 el INB era 33% para la población rural y 24% para la
urbana, ya en 2018 el indicador global de Marsella cae a 13,7% gracias a un
proceso que también lo ubica en la categoría 3 del Índice Gen Cero, un nivel
medio o de riesgo latente que le impone ejecutar políticas de salud, nutrición
y primera infancia.
Finalmente, entre los aspectos por
lo que Marsella como referente del PCC es un poblado que enamora a Colombia con
su riqueza turística, cultural y medio ambiental, es por su oferta de
atractivos naturales y patrimonio arquitectónico, además de sus jolgorios
(Festival de la Gallina, Fiestas de la Amistad, Fiestas de la Diversidad
Cafetera), a lo que se suma una variedad de productos artesanales y
gastronómicos que le dan identidad al marsellés.
Imagen20: Plaza de
Marsella-Risaralda, en Web de la Alcaldía de Marsella, Escalas urbanas Julián
Duque-Bernal, Panorámica Cementerio en Tripadvisor.com.pe, y Casa-de-la-cultura,
en Web propia.
***
ANEXOS 3: Mundo del Aire:
CAFÉ
Y CAMBIO CLIMÁTICO
Con el actual calentamiento global
en el que se incrementan simultáneamente la temperatura y la precipitación tal
cual lo estamos advirtiendo en las zonas cafetaleras de la región andina de
Colombia, dada la sensibilidad del cafeto a las variaciones extremas del clima,
no sólo podemos esperar una producción más baja y problemas fitosanitarios por
el incremento de la humedad relativa, sino también menos zonas aptas para este
cultivo. No olvidemos que Colombia, donde el café arábigo ha sido la principal
especie cultivada para la producción de café, es uno de los países más
vulnerables al cambio climático en el mundo, ya que debido a su ubicación
geográfica podría ver afectados su recurso hídrico y sus cultivos.
De conformidad con la organización
de investigación australiana CSIRO, en las últimas décadas no solo se han
reducido cada vez más las cosechas por hectárea cultivada, sino que también
para el año 2050 la superficie apta para el cultivo del café disminuiría en más
de un 50%, afectándose con ello a muchos caficultores, no solo de países como
Brasil y Vietnam que son los dos mayores productores mundiales, sino también de
Colombia. Además, si en este país, se vería afectada la seguridad alimentaria
por la alta exposición y sensibilidad de cultivos como yuca, arroz, plátano,
papa, caña, maíz y frijol a los efectos del clima, igualmente las zonas
cafetaleras también estarían en un alto riesgo.
Este año en Colombia, mientras la
producción acumulada de 12 meses se situó en 10.6 millones de sacos mostrando
una caída del 12% respecto al año anterior, se espera que el 2023 cierre con
una producción de 11,4 millones de sacos, para la Federación Nacional de
Cafeteros, la discusión de si producir robusta en Colombia o no, para sustituir
las importaciones de café, aunque resulta hoy accesoria ya que el centro del
debate debería ser el consumo interno en el país, máxime que la caficultura
colombiana atraviesa un año volátil y convulso por cuenta de la caída del
precio del grano y de las exportaciones, también se ha puesto en el debate la
necesidad de recurrir a la siembra de robustas para cumplir con los compromisos
de exportación en los mercados tradicionales.
Todo esto, porque si la crisis
ocurre en este país y en particular en el Eje Cafetero, también en otros países
tropicales el clima ya no será tan estable como antes. De conformidad con los
pronósticos actuales, progresivamente se dará una reducción de la oferta, y por
lo tanto igualmente de la demanda ya que para los consumidores la emblemática
bebida que ha sido una de las más populares en todo el mundo, podría costar
más. Como curiosidad, aunque existen unas 130 variedades silvestres de café
algunas seguramente más resistentes al calor o a determinadas plagas, pero que
si quisiéramos desarrollarlas lleva tiempo, el mercado mundial ha estado
dominado por dos variedades: arábiga y robusta. Ver:
Si en conjunto, estas dos
variedades representan el 99% de los granos de café que se consumen en el
mundo, y la producción de arábiga sigue siendo superior a la de robusta en una
relación del 60% de arábiga a 40% de robusta, los colombianos deberíamos entender
qué hay detrás de una taza de café, y conocer lo que significa tomar una bebida
de arábiga, que además de ser más aromática y suave al paladar, es también más
digestiva, máxime si en la misma taza de café frente a la arábiga, con un café
robusta se consume el doble de cafeína resultando la bebida con un sabor amargo
menos agradable.
Si las plantas de café que crecen
en climas más cálidos absorben menor cantidad de nutrientes, aunque producen
mayor cantidad de granos al año, también ofrecen tazas con cuerpos ligeros,
otra cosa ocurre con los cafetos de clima frío donde las cosechas tardan más,
lo que se traduce en menor producción de granos, pero más densos y con mayor
variedad de sabores. De lo anterior, se desprende el hecho de que los granos de
café arábiga al estar cultivados a mayor altura donde tarda más la cosecha
suelen tener mejores propiedades gustativas que el de tierra caliente, gracias
al mayor desarrollo que alcanzan las moléculas de cafeína.
Imagen21: escenarios de Cambio
Climático al 2100 para Colombia (IDEAM), adaptada.
***
DIEZ
AÑOS DEL PAISAJE CULTURAL CAFETERO PCC
El PCC de Colombia que comprende
340 mil hectáreas de la zona rural en 858 veredas cafeteras, ubicadas en el
trópico andino, es un territorio declarado por la UNESCO el 25 de Junio de 2011
patrimonio de la humanidad, lo que representaría una oportunidad para hacer de
dicho instrumento un factor de desarrollo rural integral, si mediante una
declaratoria de sujeto de derechos podemos resolver las disrupciones
socio-ambientales de dicho paisaje, bajo los atributos de dicha declaratoria.
Las diferentes problemáticas de la Ecorregión Cafetera son: 1 procesos
migratorios; 2 fragmentación de ecosistemas; 3 desmantelamiento de la
agricultura autárquica; 4 modelo agroindustrial de dependencia tecnológica; y 5
vulnerabilidad al cambio climático.
Como hipótesis para este ejercicio,
estas dos: en primer lugar, digamos que lo industrial y lo artesanal no son lo
mismo: en lo artesanal y en la producción rural, los productos deben ser bienes
con identidad cultural y denominación de origen, tener sello verde y estar
soportados en economías asociativas, buscando que la organización de
productores tenga control de la cadena productiva, mientras que lo
industrial y agroindustrial son otra cosa, donde obliga la metodología de los
clúster basada en la producción en serie y las economías de escala, entre otras
cosas. Y en segundo lugar, se interpretará el territorio, no como un espacio de
transformaciones, sino como una construcción social e histórica donde la
cultura surge de la interacción dialéctica de dos sistemas complejos como lo
son el medio natural y las colectividades que lo transforman.
Tal cual lo estamos advirtiendo en
Colombia, con el calentamiento global, fenómeno global que según el IDEAM
(2015), muestra el aumento de la temperatura media en Colombia entre 1971 y
2000, en 0.13° C por década, además de los eventos extremos incidiendo en un
territorio social y ambientalmente fragmentado ocurrirían alteraciones
climáticas preocupantes, ya que para finales del siglo XXI por cada grado
centígrado se producirá un cambio altitudinal de 170 m en las zonas de vida de
la ecorregión cafetera, fenómeno que además de incidir en la aptitud de los
suelos, demandará una planificación que contemple la gestión del riesgo, el
análisis de los cambios en el uso del suelo, y la valoración de los impactos
sobre la biodiversidad y la disponibilidad hídrica, entre otros.
Para el Eje Cafetero según el IDEAM
(2015), los escenarios 2011-2100 muestran que lloverá entre un 10% y un 40% más
en el centro y occidente de Caldas, occidente de Risaralda y noroeste de
Quindío, al tiempo que dichos cambios serán despreciables en el oriente
caldense y cuencas medias del Otún y San Eugenio. Y en temperaturas, dichos
pronósticos muestran que los incrementos que en dicho lapso estarían entre 1°C
y 3°C, serían mayores en el valle del Magdalena, medianos en el corredor del
Cauca, cuencas medias de La Miel y Guarinó y valles de La Vieja y Risaralda, y
menores en páramos y subpáramos de ambas cordilleras. A modo de ejemplo, Zonas
bajas como el Sur Oeste del Quindío, que dejarán de ser aptas para el café, con
el clima futuro más cálido y más húmedo, enfrentarán problemas fitosanitarios.
Sobre la amenaza del aguacate hass,
afectando con extensos monocultivos de base química el territorio y como tal
los ecosistemas y la cultura se deben expedir normas para mitigar el daño
ocasionado a los derechos bioculturales del PCCC, como lo son la
implementación de sistemas agroforestales en lugar de monocultivos, el control
de agroquímicos y el mantenimiento de las rondas hídricas, con el fin de
favorecer además del empleo rural, la biodiversidad y la conectividad biológica
en el marco del calentamiento global. Pero la amenaza para el agua y la
biodiversidad en la ecorregión cafetera de Colombia, es la excesiva
potrerización y falta de coberturas boscosas y de conectividad biológica: según
Alma Mater (2002) al tiempo que la superficie apta para potreros que es del 4 %
alcanzó el 49 %, el potencial forestal que es del 54 %, bajó al 19%, lo que
expresa graves conflictos de uso del suelo que aún persisten y reclaman modelos
agroforestales en el marco de una agricultura autárquica tradicional, que hagan
viable la cultura rural campesina de base artesanal.
Siendo así, pese a contar con los
escenarios de cambio climático del IDEAM, anunciando la exacerbación de lluvias
y sequías como eventos extremos, se requiere para la toma de decisiones en los
procesos de ordenamiento y planificación territorial, de algo más para lograr
una construcción de un paisaje resiliente en este territorio biodiverso,
multicultural y mestizo, cuya problemática no solo pasa por la adaptación al
cambio climático en un medio deforestado, sino también por la crisis de la
economía rural campesina de base artesanal, consecuencia de modelos
agroindustriales que atentan contra la seguridad alimentaria y la pervivencia
de los ecosistemas frente a las dinámicas del cambio climático.
La clave estaría en el PCC de
Colombia PCC declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 2011, por
representar una oportunidad para hacer de dicho instrumento un factor de
desarrollo rural integral permitiendo resolver una brecha de ingresos cuatro
veces menores respecto a los medios urbanos, que afecta a cerca de 500 mil
personas que habitan en 47 municipios de su área principal y 4 más de su
área de influencia, ya que allí se comprenden 340 mil hectáreas de la zona
rural en 858 veredas cafeteras, a las que se suman 3.500 hectáreas de cabeceras
municipales de la ecorregión, con poblados emblemáticos como Aguadas, Salamina,
Neira, Marsella, Salento y Pijao.
Pero dada la disrupción del modelo
cafetero en la ecorregión, para lograr la recuperación de sus ecosistemas
fragmentados y arrasados, un desarrollo rural compatible con la cultura
ancestral cafetera, y adaptar el paisaje al cambio climático, si es que nos
decidimos por el rescate de la estructura natural y simbólica con sus elementos
tangibles e intangibles conexos a la cultura y al ecosistema cafetero: ¿por qué
no declarar sujeto de derechos bioculturales el territorio del Paisaje Cultural
Cafetero reestructurando su territorio entendido como una construcción cultural
e histórica para reintegrarlo y ordenar su recuperación integral, bajo los
preceptos y atributos de la declaratoria de la UNESCO?
Finalmente, lo anterior permitiría
restablecer los derechos bioculturales en el territorio del PCC desde el Sur de
Antioquia y el Nor-Occidente de Tolima, hasta el Norte del Valle, para abrir un
claro de luz en este sector cuya crisis se explica, por un modelo
agroindustrial que atenta contra la cultura campesina y los ecosistemas, y por
no haberle incorporado valor agregado al grano de oro, ya que con el PCC la
suerte de los pequeños poblados cafetaleros dependerá de si se recupera o no la
salud del suelo y del agua, y el sombrío para la biodiversidad, lo que supone
cambiar los monocultivos de base química heredados de la Revolución Verde para
hacer viable un bioturismo sumado a la venta de servicios y bienes que expresen
nuestro patrimonio cultural y natural.
Imagen22: Web institucional del PCC
de Colombia y pinturas del Maestro Luis Guillermo Vallejo.
***
CALDAS
A RETOMAR LA CADENA DE LA GUADUA.
En Colombia donde resta el 4% de 12
millones de hectáreas de guadua que existieron, debemos poner freno a la
depredación que explica este ecocidio y garantizar la necesaria conectividad
biológica en tiempos de cambio climático, para restablecer con los bosques de
galería la transición entre los bosques secos tropicales y los de niebla, dos
ecosistemas arrasados cuando sus extensiones iniciales de 9,7 y 9 millones de
hectáreas, también se han reducido y en su orden al 8% y 25%.
Como antecedente en 1952, el
Agrónomo Francisco Mejía Hoyos de la Escuela de Minas, consciente de la
importancia de la guadua para Colombia, y viendo que no se fortalece la
tradición de uso y más del 90% se pierde en el rodal, además de advertir sobre
la gravedad de la destrucción de sus reservas, fue el primero en subrayar en su
obra “La Guadua” la importancia de investigar y detener la intensa presión
ejercida sobre la guadua angustifolia por ser una de las especies nativas más
afectadas del país.
En 1820, el botánico Kunth
constituye el género de la subfamilia del bambú y de la familia poácea,
llamándolo “guadua” por la denominación indígena local para este material
americano, que ocupa el segundo lugar en diversidad de los bambús en
Latinoamérica, y que ha sido importante en la cultura del país andino, por
tratarse de un excelente recurso renovable, de rápido crecimiento, fácil manejo
y multitud de usos, y por brindar beneficios económicos, sociales y ambientales
a las comunidades rurales.
Sabiendo que al 2000 las
exportaciones colombianas al lado del Valle del Cauca y Antioquia, con destinos
a Estados Unidos y Europa, tuvieron el protagonismo del Eje Cafetero donde se
reporta la existencia del 40% de las 50 mil hectáreas de rodales que aún
subsisten en el país, rescatemos la importancia de diversas acciones que en lo
corrido del siglo y ahora, se han emprendido desde las Corporaciones Autónomas
Regionales, Cámaras de Comercio y Academia, no sólo por sus universidades sino
también con el SENA, para que volvamos al tema. Veamos:
Si actualmente Corpocaldas con la
Gobernación implementa la agenda con el Plan de Manejo de la Guadua, como
estrategia que impulsará el mini clúster iniciado por la Cámara de Comercio a
principios de siglo, y el SENA al vincularse a la Mesa Sectorial de MinAgricultura
acompaña la nueva cadena productiva, esperamos que en el departamento donde la
mayor expresión del potencial del bambú lo expresa la excelsa obra de Simón
Vélez creador del Pabellón ZERI, la Escuela Taller de Salamina cultora del
bahareque como arquitectura vernácula fundamental para el Patrimonio Cultural
Cafetero -PCC-, retome dicha ruta.
Como referente en Risaralda, donde
además de la copiosa producción científica de la UTP que contó con el
invaluable apoyo de la agencia GIZ de Alemania, las dinámicas productivas e
industriales alcanzan connotado desarrollo en la empresa Yarima-Guadua con el
liderazgo de la Dra. Lucía Mejía Marulanda, una de las productoras de guadua
insignia del país, se da el aprovechamiento sustentable de un relicto
certificado de rodales naturales, para generar 3200 piezas mensuales de
excelencia, y se enseña sobre el manejo integral de la plantación mirando las
oportunidades de expansión regional.
Además de los desarrollo de David
Manzur (1980-86) para la propagación vegetativa de la guadua angustifolia
Kunth, y del libro Bambusa Guadua de Marcelo Villegas (1989), entre otras
investigaciones habrá que resaltar en nuestro entorno, los estudios de los Ing.
Jorge Eduardo Salazar y Fernando Mejía (1985), sobre las propiedades físicas y
mecánicas de este “acero vegetal” como elemento estructural con propiedades
sismorresistentes, y el aporte del Arq. Jaime Mogollón (1987) sobre su
apropiación tecnológica mediante el sistema normalizado en guadua y madera.
Añádase la valoración fundamental
de la arquitectura vernácula del bahareque de guadua como principal atributo
del PCC, por ser una tecnología que floreció en Manizales desde finales del
siglo XIX hasta los incendios de la década de 1920, según lo subraya el Arq.
Jorge Enrique Robledo en “Un siglo de bahareque en el Antiguo Caldas” (1993); y
la expedición de la Norma Sismorresistente para estructuras con guadua (NSR-10
– Título G), elaborada por la Asociación Colombiana de Ingeniería Sísmica.
Imagen23: Arriba: Réplica del
Pabellón de Guadua de Simón Vélez, en Expo Hannover 2000. En:
plataformaarquitectura.cl. y Guadual. Fuente: Villegas Editores. Abajo: Partes
comerciales de la guadua y Pseudosasa japonica. NJ 1978. Guadua- cepas y
trozos comunes. Fuente: Blog Comguadualca, y Artesanías
de Guadua de Río Negro, en Pacho-Cundinamarca. Car.gov.co.
***
SANCANCIO,
COMO BIOCORREDOR AMBIENTAL Y NODO ECOTURÍSTICO
El cerro tutelar de la ciudad
coronado por una cruz metálica desde 1951, definido como área de interés
ambiental en el POT de 2017, y referente cultural, estético y paisajístico de
Manizales, es el otero denominado Sancancio o La Camelia por Fermín López,
quien desde 1837 se establece temporalmente al pie de sus laderas por lo que en
1903 ocupa su lugar Joaquín Arango Restrepo. Desde la perspectiva geológica, se
trata de un domo volcánico de 1,2 millones de años, cuando se conforma una
estructura ígnea asociada a la falla Villamaría-Termales, que es la fractura de
distensión con dirección S 65° E donde también aparecen el domo Tesorito y el
Flujo de lava Lusitania alineados con otros cuerpos de magma andesítico
extruidos e igualmente de carácter monogénico.
Como antecedente, en 1998 la
alcaldía de Manizales había convocado a la Universidad Nacional a desarrollar
una propuesta integral para intervenir el morro Sancancio, iniciativa que
aunque recogía la voluntad de los propietarios del lugar y era acorde con el
Plan de Desarrollo “Manizales Calidad Siglo XXI”, no prosperó pese a que el
proyecto magistralmente orientado y presentado en 2001 contempló además de
senderos, zonificar en altura el morro y sembrarlo con especies nativas que
expresaran con sus colores la biodiversidad del trópico andino. De otro lado,
mientras en el POMCA del río Chinchiná (2013), se tenía que el cerro Sancancio
con una superficie de 57,3 hay una altura de 2220 m snm, no presentaba riesgo
de amenaza natural, la morfología en sus laderas mostraba cárcavas y escarpes
como vestigios de deslizamientos y reptaciones asociados a áreas de pastoreo y
deforestadas, que lo hacen vulnerable al cambio climático.
En suma, en el caso de Sancancio
como área de interés ambiental ubicada dentro del perímetro urbano, el espacio
debe estar destinado a usos de restauración, rehabilitación y recuperación de
los ecosistemas que hacen parte de la Estructura Ecológica de Soporte del medio
citadino, por lo que según la facultad dada a los municipios en el artículo 35
de la Ley 685 de 2001, no se permiten actividades de exploración o explotación
minera tal cual ocurrió en el costado S-E con una cantera en épocas remotas.
Actualmente en este estratégico lugar se debe promover la conservación y
desarrollo ecoturístico bajo la connotación paisajística, incentivando el
desarrollo privado y la integración predial, pero partiendo de un Plan de
Manejo como el formulado en 2012, que podría ser actualizado o ajustado por
Decreto Municipal para incorporar una figura definida en el Componente General
de la Estructura Ecológica de Soporte: los beneficios de Transferencia de
Derechos de Construcción hacia las áreas receptoras de los ámbitos normativos.
Por lo tanto, si desde 2017 el
cerro Sancancio goza de la declaratoria de Área de Interés Ambiental, según
consta en el Documento Técnico de Soporte elaborado por la Secretaría de
Planeación de conformidad con las directrices de la Estructura Ecológica de la
Componente Urbana, y a la solicitud de la SMP de Manizales tras la tragedia
invernal de abril 19 de 2017, también ahora con el liderazgo de la benemérita
se retoma el sueño de ciudad para recuperar a Sancancio como parte de un
corredor biológico, construyendo senderos ecológicos para accederlo
cuidadosamente dada su fragilidad que condiciona los usos para no comprometer
su proyección futura y considerando que, siendo estrecha la cumbre del Morro,
en lugar de un acceso vehicular podría construirse un bulevar peatonal y un
sistema liviano de telesillas.
Finalmente, dotando el estratégico
escenario de un mirador con locales, senderos y equipamientos, la propuesta de
desarrollo turístico con enfoque ecológico previniendo usos conflictivos del
suelo y que no puede olvidar la vocación de santuario del preciado lugar,
también debería apuntarle al beneficio de los sectores populares del entorno
vinculando a los jóvenes y mujeres cabeza de hogar, previamente formados en
tecnologías blandas como aviturismo, culinaria, artesanías y música, con el
concurso del Sena y de las universidades, en el marco de un proyecto de ciudad
como el que se propone para el Cabildo Abierto de la Comuna Palogrande, que
mira a largo plazo un biocorredor entre el Jardín Botánico, el Cerro Sancancio,
el Batallón Ayacucho y el Bosque Popular El Prado.
Imagen24: Sancancio, el Cerro
Tutelar de Manizales, en 1949. Centro de Historia de Manizales.
***
04- MUNDO CHIMINIGAGUA: El Fuego.
AGUADAS:
ESPLENDOR ENTRE NEBLINAS Y PASILLOS
En tierra de arrieros donde
empalizadas entre neblina y pantanos conducen a la fonda atendida por Manuela
Ocampo, sobre los 2.200 msnm en 1808 se funda Aguadas, 9 km al este de Arma,
vecina a una ceja de bosque protector de la selva andina más extensa al norte
del páramo de Herveo, cuando José Narciso Estrada oriundo de la Vega de Supía,
José Antonio Villegas del valle de San Nicolás de Rionegro y otros, deciden
establecer un nuevo poblado en dicho paraje de clima saludable, provisto de
agua, apto para el viajero y estratégico para asegurar predios amenazados por
las corrientes colonizadoras de principios del siglo XIX.
Desde 1542 se había fundado
Santiago de Arma en los dominios del cacique Pipintá, cuando Belalcázar le
ordena al capitán Miguel López Muñoz establecer una villa con carácter de
fuerte militar, para someter las hostiles tribus vecinas, lo que le permitió a
familias españolas establecerse para dedicarse a la explotación de yacimientos
auríferos, contar con alcalde mayor, cabildo y encomenderos, hasta que al
agotar las minas, escasear el agua y palidecer las rentas, emigran en su
mayoría al valle de San Nicolás, por lo que en 1786 el rey ordena trasladar el
poblado con sus privilegios y símbolos a Rionegro.
Así, la ruta que llega de Medellín
y Rionegro, se bifurca en Arma y Aguadas: de un lado para cruzar el río Cauca
en Bafú y entrar a la Provincia de Marmato donde están Supía, Anserma y
Cartago; y del otro, a la Provincia del Sur de Antioquia conforme el frente de
colonización va ocupando con sus fundaciones la vasta concesión Aranzazu, cuyos
dominios inicialmente establecidos entre la vieja Arma y el Chamberí, mediante
artimañas de don Juan de Dios y su derechohabiente la sociedad González-Salazar
& Cía., se extienden por la vertiente oriental del río Cauca hasta la
Provincia de Robledo ubicada al sur del río Chinchiná.
Tras la fundación de Sonsón (1800)
y Abejorral (1805), la nueva aldea de 1808, será el portal más septentrional de
entrada en la tierra del sombrero de iraca y el pionono, a la ruta donde el
esplendor de nuestra arquitectura vernácula en continuos de bahareque, se
repetirán al sur en las nuevas fundaciones del norte caldense: Salamina (1825),
Pácora (1831), Filadelfia (1850) y Aranzazu (1853), y para transitar por las
fértiles tierras de la alta cordillera Central, que entre blancas neblinas se
extienden desde Sonsón y pasan por Encimadas, para continuar por los verdes
valles de San Félix, Marulanda y el páramo de Romeral, hasta las empinadas
laderas vecinas de Cerro Bravo.
De ese modo, en el proceso de
colonización, conforme se van fundado poblaciones, la economía de la aldea
empieza a soportase, primero a lo largo del siglo XIX en la ganadería, el
cultivo del maíz y el laboreo de las minas, sumados al comercio aprovisionado
por arrieros que unen centros como Rionegro ya beneficiado por el traslado de
Arma y como Medellín con su desarrollo paulatino entre 1830 y 1850.
Y segundo, en el siglo XX
concluidas las guerras civiles que producen cambios significativos en las
territorialidades políticas del país, como la creación del departamento de
Caldas (1905), al florecer la economía cafetera por estos dominios de la gesta colonizadora,
apogeo que llega hasta el advenimiento de la revolución verde con el
monocultivo del caturra (1970) y su propuesta de graves consecuencias
ecosistémicas y sociales, por conducir a un modelo de dependencia tecnológica,
causa de la actual crisis cafetera.
De este pueblo, tierra de Maestros
como Libardo Flórez Montoya, Aníbal Valencia Ospina y Javier Ocampo López,
parroquia en 1819, distrito en 1880 y hoy cuna del pasillo en Colombia, cuya
economía se basa en café y plátano, y en menor escala en caña panelera y
ganadería, habitado por gente amable con sentido de familia y poseedora de un
folclor que conserva tradiciones y costumbres paisas, merecen mención los
hermanos Félix, Diego, Tiberio y Emiliano Estrada Botero, artífices de una
portentosa empresa de arriería, conformada por mil quinientos bueyes y mulas
que en la alborada del siglo contribuyó al progreso de “La mariposa verde”
sacando su café a la vía fluvial del Magdalena. Recuérdese que en la primera
década de 1900, al industrializarse el café y surgir la portentosa arriería en
Manizales con unas 10.500 mulas y bueyes, los hermanos Estrada de Aguadas, con
1500 animales – 700 bueyes y 800 mulas-, se convierten en la
principal empresa transportadora.
* Imágen25: “Pasilleano”,
Óleo de Carlos Alberto Osorio Monsalve, y Aguadas Pueblo Patrimonio de
Colombia, en Caldesecotravel.com
***
MARULANDA,
EL POBLADO LENTO QUE ENORGULLECE A CALDAS
El municipio cordillerano de
Marulanda, con 374 km2 de extensión, vecino a Marquetalia, Manzanares y
Pensilvania con quienes conforma la subregión del “Alto Oriente” del
departamento, y que bajo su jurisdicción tiene al centro poblado del
corregimiento de Montebonito a 1.800 m snm, fue fundado en 1877
por el General Cosme Marulanda como legitimo representante de la Concesión González & Salazar, y
erigido en 1885. Su emplazamiento se da sobre un paraje denominado “Plancitos”, localizado en la
margen izquierda del río Guarinó, a 2.825 m de altitud, y en tierras que en
épocas precolombinas fueron de los Pantagoras.
Pero la noticia que enorgullece a
los caldenses, es que gracias a su arquitectura de tabla parada, al cuidado con
el territorio, y a sus costumbres, Marulanda por su biodiversidad, medio
ambiente y otros atributos, al igual que Pijao Quindío recibido el reconocimiento
internacional como “Municipio lento” por el movimiento “Cittaslow” nacido en
Italia, con el fin de exaltar la calidad de vida en poblados que “detenidos en
el tiempo”, hacen que sus condiciones ambientales y cultura tranquila y
apacible, sean visibles y sustentables. Entonces, si la vía Salamina-San
Félix-Marulanda con 58 km, después de 50 años siendo estratégica sólo expresa
el olvido continúa, ¿por qué no concluir su asfaltado?
Si de este precioso poblado cuyos
lugares de interés son la Iglesia principal y el Parque Ángel María Melguizo, y
sobre todo un patrimonio natural exuberante de bosques nublados y páramos,
donde sobresalen las Cuevas de Bermúdez, el Parque municipal de la Palma de
Cera y el Cerro de las Tres Marías: culturalmente, se destaca la ruana de
Marulanda como principal bien de su industria artesanal a partir de la lana de
oveja, cuyo emprendimiento se debe al liderazgo de la Cooperativa Ovina.
Igualmente, los marulandeños también celebran el Festival de la lana, la papa,
la leche y la arriería en noviembre, y las Fiestas de la Virgen de las Mercedes
en septiembre.
En la dimensión social y económica,
en este municipio de 2.700 habitantes, donde las mujeres son el 47.3%) y los
hombres el 52.7%, el indicador de Necesidades Básicas Insatisfechas al 2018,
registró un indicador promedio de 7,9% para toda la población, alcanzando un
3,4% para el área urbana contra un 10% ´para el sector rural. Si bien la
economía de Marulanda se relaciona no el sector agropecuario, se cuenta con una
tradición ovino-lanar soportada en un poco más de 3.000 ejemplares, ya que la
Cooperativa Ovina fue creada en 1937, donde se estaca la producción de
artesanías de lana como la ruana.
En Marulanda, y en la vereda El
Páramo a 3.100 msnm y a 14 Km del área urbana, nace el río Guarinó cuyo caudal
medio es de unos 30 m3/seg al recibir al río Perrillo en suroriente, desde
donde continúa marcando el límite departamental con Tolima hasta su desembocadura
en el río Grande de La Magdalena. De su cuenca de 624,85 Km2, donde la mayor
proporción está desprotegida por su cobertura predominante de pastos, el 57% le
pertenece a Marulanda, el 30% a Manzanares y el resto a Victoria, Marquetalia y
La Dorada. Mientras en Montebonito al 2016 los pastizales con el 60% dominaron
los usos del suelo, la cobertura boscosa apenas llegó al 30%.
En cuanto al cambio climático, la
Agenda Ambiental de Corpocaldas-UAM, señala que según la temperatura promedio
de la línea base (1976-2005), en el municipio de Marulanda, donde predominan
los territorios fríos y de páramo bajo, con presencia de territorios de páramo
alto y en menor proporción territorios templados. Aunque habrá aumentos en la
temperatura que variará progresivamente hasta 2 °C para el 2100, también habrá
incrementos en la precipitación superiores al 11%, razón por la cual se
deberá avanzar en las estrategias de adaptación al cambio climático
considerando entre otros impactos, problemas fitosanitarios por el
incremento de la humedad relativa.
Aunque Marulanda es uno de los
municipios de Caldas con mayor riqueza ambiental, cuenta con parte de la
Reserva Forestal Protectora Central de la ley segunda de 1993, y posee el
nacimiento y la mitad de la cuenca del río Guarinó, además del frágil ecosistema
de páramo y de una alta densidad de bosques primarios y secundarios
fundamentales para Caldas, donde además de bosques de palma de cera y de una
gran variedad de flora y fauna altoandina, podría estimularse un programa de
ecoturismo comunitario enfocado al aviturismo, como estrategia clave para
ponerle límites a la ganadería extensiva, y asegurar la conservación y
preservación de este fundamental patrimonio.
Finalmente, en el marco de la
Gobernanza de los Páramos y de la Adaptación al Cambio Climático, se debería
declarar PNN al páramo de Herbé que integra el páramo de Sonsón con el de los
Nevados, y extender dicha figura a las 102 Ha de este último para generar unas
pautas que permitan abordar la gestión de estos ecosistemas estratégicos para
la biodiversidad y los ambientales, previniendo así los graves impactos de
suelos en sectores de Marulanda (Caldas) donde tenemos el Páramo de Las Marías,
y en el Páramo de Letras (Tolima), para no repetir los daños ya conocidos en
los demás páramos de Colombia reportados por el Instituto Geográfico Agustín
Codazzi, IGAC (2014).
Imagen26: Marulanda, panorámica
aérea y vista del entorno de su cabecera. Fuentes: Sena y Alcaldía de
Marulanda. Festival de la Lana PNUD 2016 y Continuo urbano de bahareque en La
Patria.
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MANZANARES:
“LA CIUDAD CORDIAL” ENTRE LAS MONTAÑAS DE CALDAS.
Manzanares, el precioso poblado
caldense donde cada dos años se celebra la fiesta de la cordialidad, es un
municipio fundado en tierra que estuvo ocupada antes de la conquista española
por indígenas Marquetones y Pantágoras, el 2 de julio de 1863 al pie de los
cerros tutelares de Monserrate y Guadalupe, y que es erigido en 1864 cuando
también la aldea fundada por colonos provenientes de los departamentos de
Caldas, Tolima y Antioquia, cambia su nombre de Villa de El Edén por el actual
cuando en esta tierra donde se funde la cultura paisa, ya el comercio y la
arriería procedente de Salamina, Aguadas y Medellín con destino al Magdalena
cruzaba por el estratégico y próspero lugar habitado por gente amable y
laboriosa.
Aunque apenas en 1879 se erige como
municipio en épocas del Estado soberano del Tolima que lo anexa al circuito
judicial de Honda, ya en 1907 Manzanares junto con Marulanda, Pensilvania,
Marquetalia y Victoria según el decreto Nro. 763 de 1907, pasa al recién creado
departamento de Caldas cuando apenas el poblado empezaba a prosperar tras
largos litigios asociado a la ocupación de predios ya adjudicados, y la mayoría
de ellos desde 1870 cuando se reclamó el reparto de tierras por parte de
personas que siguieron llegando en busca de tierras de labranza, con lo cual el
destino de Manzanares cambia entrado el siglo XX, al dejar de ser un lugar de
paso para convertirse en una importante y próspera despensa agropecuaria.
Pero también , Manzanares ha tenido
varios templos en su plaza principal: primero el fundacional en bahareque y que
fuera elevado a la categoría de parroquia en 1866; posteriormente un segundo
templo con paredes de tapia dividido en tres naves y columnas de madera; y ya
en 1902 se procedió a la construcción del tercero con características
monumentales, pero que se incendió en 1945 quedando en pie sus columnas de
piedra y el emblemático frontis; y finalmente se procedió a la construcción del
actual con ferro-concreto y ladrillo, de estilo románico y republicano y
tendencia modernista, adornado con más de 40 vitrales, mismo que en el año 2017
al es elevado a la categoría de Basílica Menor.
El municipio, con una extensión de
209.7 kilómetros cuadrados y poblado por 23 mil habitantes de los cuales 10 mil
habitan la cabecera, y que dista 117 km de Manizales, 14 km de Pensilvania y 42
km de Freno, y cuenta con 3 corregimientos: Aguabonita que fue el primer
asentamiento fundacional abortado por la estrechez de la cuchilla ubicada sobre
la ruta a las veredas San Vicente, Guayaquil y La Gallera; Los Planes
conformado por un poblado cruzado por la vía que conduce hacia Marquetalia y
también por la que conduce a la vereda San Juan la Siria; y Las Margaritas que
se ha desarrollado sobre un eje a lo largo de la vía que conduce hacia la
vereda Las Mercedes.
En cuanto al clima, aunque la
cabecera con una altitud de 1.863 m snm tiene una temperatura Promedio de 19°
C, para el municipio al 2000 la precipitación media variaba de 2500 a
4000 mm anuales y la temperatura promediaba alrededor de los 17,5 °C, con el
cambio climático y de conformidad con los escenarios que entrega el IDEAM y
presenta y la U. Autónoma de Manizales en las Agendas de Cambio Climático de
Corpocaldas, aunque las precipitaciones aumentarán en promedio hasta un 10%
para finales del siglo con mayor incidencia hacia el W dela cabecera del
municipio, la temperatura se incrementaría así: para el 2040 en 1°C, para el
2070 en 1,8°C y para el 2100 en 2,2°C, con tendencia a un mayor incremento de
la anomalía hacia el naciente.
Actualmente, la economía del
municipio es eminentemente agrícola, con el café como principal cultivo con el
80 % de participación en la producción y generación de empleo para este sector
que representa el 34% del PIB, seguido de la caña panelera y del aguacate; el
siguiente renglón de su economía agraria es la ganadería con una población
total de 5.300 reses distribuidas en doble propósito el 87 %, ceba integral el
10 % y lechería un 3 % con una producción promedio de 4.400 litros diarios. Y
pese a que existe una Planta de Tratamiento de Frutas y Hortalizas concebida
antes de 2015 en el marco del Proyecto Arquímedes como estrategia departamental
para crear los distritos agroindustriales, en las subregiones de Caldas, el
programa no ha tenido el impacto esperado.
En la dimensión social para
Manzanares, donde el Índice de Pobreza Multidimensional es de 37,5 a nivel
municipal, con un indicador del 28,8 en la cabecera y del 48,8 en la zona
rural, las Necesidades Básicas Insatisfechas el al 2020 muestran un NBI sobre
el 13%, al igual que en Norcasia, Victoria y Samaná; y aunque en Caldas a nivel
rural tan solo Marmato, Supía y Marquetalia se enmarcan en la categoría de
microfundio (menos de 3 has), los Índices de Concentración de la Propiedad
Rural a Nivel Municipal entre 2000 y 2010, se incrementaron pasando de 0,715 a
0,723 en tierras y de 0,746 a 0,804 en propietarios, lo que contrasta con
Marquetalia donde ambos indicadores al 2010 son del 0,505 y del 0,607 en su
orden.
Finalmente, en Manzanares cuyo
territorio está bañado por las aguas del Guarinó, La Miel y el San Juan, el
tema de la conectividad depende de la vía Petaqueros-Manzanares como conexión
del Alto Oriente Caldense que principalmente en el sector de Buenavista,
(Petaqueros, sector río Guarinó, límites con Tolima) además de vulnerable es
crucial, por tratarse de la ruta vial más estratégica de dicho territorio que
sistemáticamente resulta afectada durante las temporadas invernales. Allí, se
debería construir un puente sobre el río Guarinó para una conexión por la
Marina en límites entre Manzanares y Marquetalia para pasar por el Tablazo a
Fresno – Tolima, y conformar un clúster entre estos tres municipios con
Pensilvania – Caldas.
Imagen27: Izq. Templo de la
Basílica Menor en Manzanares-Caldas. Site.caldas.gov.co. Der. Manzanares-
Caldas: templo principal construido en 1902 e incendiado en 1945. Archivo
Sebastián Escobar.
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MURILLO
ENFRENTA LA AMENAZA CONVIVIENDO CON EL VOLCÁN
Murillo, poblado del norte del
Tolima que históricamente se ha destacado como una despensa por su producción
ganadera, de trigo, fríjol, cebada, yuca y papa, aunque aparece como aldea de
una nueva migración de Antioqueños y Boyacenses al ser fundada el 24 de octubre
de 1872 por Ramon María Arana, Clemente Cifuentes y Rafael Parra, en 1985 es
elevada a la categoría de municipio, con un territorio que abarca 417.29 km²,
cuyos límites
son los municipios de Villahermosa por el norte, Líbano por el oriente y
Santa Isabel por el sur, y los departamentos de Risaralda y Caldas por el
poniente.
Como referente histórico de esta
población donde ahora viven 4950 habitantes, de los cuales 2000 habitan en la
cabecera, tenemos; 1- el nombre inicial de Lepanto que se le asigna, cambia por
el de Murillo en honor al dos veces presidente de Colombia, el médico y
escritor Manuel Murillo Toro (1816-1880) por su origen tolimense; 2- La
carretera que comunica al Líbano con Murillo por deberse a la Ordenanza No.021
de julio de 1937, es contemporánea a la vía de 1939 entre Manizales y Fresno, y
a la troncal de Occidente por Anserma y Riosucio.
Si actualmente, la pavimentación de
la vía Cambao-Líbano-Manizales, mejorará la conectividad de la cabecera
municipal ubicada a 3000 m snm sobre una meseta en las estribaciones del Nevado
del Ruiz, el desafío para Murillo estará no solo en aprovechar su riqueza
paisajística de paramos y nevados, sus fuentes termales y potencial piscícola
de ríos y multitud de lagunas como El Escondite, Verde, Negra, Colorada y
Mosul, sino también el patrimonio arquitectónico del bahareque de tabla parada
como arquitectura vernácula, característico de la ruta del Cable Aéreo
Manizales-Herveo-Mariquita de 1922.
El área rural de Murillo cuyo
territorio segregado del Líbano desde 1985, con una altitud media de 2500
metros sobre el nivel del mar, hace parte del piedemonte cordillerano que
empieza en el PNN de los Nevados al incorporar mesetas y derrames lávicos de
los últimos 2 millones de años, los que explican los páramos desde donde drena
su sistema hidrográfico conformado por los ríos Recio y Lagunillas que se
alimentan de los glaciares del Nevado del Ruiz, además de los río Vallecitos y
La Yuca, y de otras corrientes menores como las quebradas La Esperanza, Guamal,
Las Dantas, El Carmen, Las Parcelas, Las Novillas, Los Lagartijos, Peñones,
Rosario y Blanca.
Y yendo al tema del volcán,
mientras en el resto del país nos preguntamos qué le puede ocurrir al poblado
más emblemático del Complejo Volcánico Ruiz-Tolima por ubicarse a 17 km del
Cráter Arenas, los murillenses de la mano de su alcalde que ha pensado en el
Festival del Volcán, reflexionan sobre estrategias para convivir con el
fenómeno mirando el patrimonio natural que nos ha dado: empezando por las
aguas, los paisajes y la biota del páramo, gracias al espesor de casi 1 km de
las lavas vertidas sobre el cinturón paleozoico de la Cordillera Central tras
un vulcanismo de edad pleistocénica que también le aporta fertilidad a los
suelos, de la alta cordillera.
Es que además de agua,
biodiversidad, paisaje y servicios ambientales desde este territorio, los
suelos asociados a las cenizas volcánicas depositadas en los últimos 20 mil
años gracias a la dispersión de los piroclásticos transportados por el viento a
gran distancia conformando varias capas desde San Félix hasta Roncesvalles,
pasando por Murillo donde la fertilidad de las tierras supera más de 10 veces
la feracidad de los Llanos Orientales de Colombia, por lo cual el Gobierno
Nacional puede replicar en Murillo algo similar a lo ocurrido con la emergencia
económica de 1985 cuando se expidió la Ley 44 de 1987 para otorgar beneficios,
buscando con ello convertirlo en una despensa agrícola de Colombia.
Además, si la apuesta es facilitar
los procesos de transformación ambiental y productiva que se requieren para
hacer del volcán un huésped condicionante de acciones y beneficios, evitándose
con ello que las comunidades tengan que sufrir y padecer las agresiones del
medio por no comprenderlo, ahora que el PNN de los nevados ha sido declarado
sujeto de derechos bioculturales, ¿por qué no declarar su zona amortiguadora
del PNN estimada en 1 km según el estudio de la Fundación Grupo HTM elaborado
para Corpocaldas en 2014? Esta estrategia permitiría vincular a las
comunidades vecinas para que se apropien de los procesos de adaptación
ambiental y conservación del territorio.
Siendo así, los murillenses
apalancados en un ecoturismo comunitario no extractivista que en lugar de
explotar el medio lo coseche mirando este frágil territorio como un patrimonio
para no repetir experiencias y modelos que ha degradado santuarios en la Sierra
Nevada y en poblados emblemáticos del Paisaje Cultural Cafetero, podrán
convivir con el volcán respetándole su territorio, lo que incluye la zona
cercana al cráter Arenas por tratarse de un riesgo alto donde las alertas
tempranas no aplican, y de páramos en los cuales la protección, conservación y
sostenibilidad, deben estar garantizadas mediante planes de manejo ajustados a
la Resolución 0769 de 2002.
Imagen 29: Murillo-Tolima, de
oriente a occidente, por Alexander Jiménez en Retos MTB.
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ANEXOS 04- Mundo del Fuego:
CUMANDAY,
¿EL LEÓN DORMIDO?
El Ruiz, llamado por los indígenas
Quimbayas Cumanday, ubicado al sur del Páramo de Erbé o Mesa de Herveo en época
de la Colonia, es una de las estructuras volcánicas activas más conocidas de
Colombia, que hoy lleva el nombre del dueño de la encomienda de Pampaná en
Chinchiná, y cuya cumbre de lavas andesíticas ubicada a los 4°53’N y 75°19’W,
llega a los 5330 m snm.
La prehistoria geológica del volcán
Nevado del Ruiz se remonta al Pleistoceno, es decir a 1,8 millones de años. Se
trata del período ancestral que dura entre 0,8 a 1,0 millones de años, en el
que tienen lugar las primeras erupciones, y en el que se forma un complejo de
grandes estratovolcanes que colapsan y forman calderas de entre 5 y 10 km de
diámetro.
Sigue otro período antiguo que dura
más de medio millón de años, durante el cual se desarrollan grandes
estratovolcanes sobre el paisaje caldérico; y que durante los últimos 150 mil
años cierra con la formación de calderas explosivas en sus cumbres, y con el
desarrollo del actual edificio volcánico y de los otros conocidos en el entorno
a través del emplazamiento de domos andesíticos y dacíticos. La Olleta y La
Piraña, son dos cráteres parásitos alineados con ochenta mil a cien mil años de
antigüedad, que revelan parte de esa historia.
El edificio volcánico, es un
estratovolcán de 2035 m, perteneciente al segmento volcánico más norte de los
Andes, y emplazado sobre el cinturón cristalino de la Cordillera Central de
Colombia, y que se denomina Complejo Volcánico Ruiz Tolima.
Hasta aquí la prehistoria
geológica, porque entrando a la historia geológica reciente, durante los
últimos 11 mil años el Ruiz ha tenido cerca de 12 etapas de actividad eruptiva,
con múltiples eventos conexos como corrimientos de tierra, flujos piroclásticos
y lahares, en las que se ha dado la destrucción parcial de los domos volcánicos
de la cima.
Así como conocemos de la historia
geológica más antigua del Ruiz por la morfología de las estructuras
volcanotectónicas, también podemos saber de su actividad reciente mediante la
datación de suelos orgánicos bajo las capas de cenizas, y de otras evidencias
geológicas que a modo de huellas dejaron las erupciones de los últimos miles de
años. Las erupciones importantes datadas por radiocarbono concluido el Holoceno
y ya en el Antropoceno o “Edad de los humanos”, son del 6660 a. C., 1245
a.C±150 años, cerca del 850 a. C. y 200 a.C±10 años, así como del año 350
d.C±30 años y del 675 d.C±50 años.
Los hielos que durante el
Pleistoceno cubrieron más de 1000 Km2 del Complejo Ruiz Tolima, se retiraron 14
mil años atrás dejando como evidencia los valles glaciares y las morrenas hasta
los 3500-3400 m snm, además de depósitos fluvioglaciares como los que llenan
las cuencas bajas del Chinchiná, Gualí y demás ríos del drenaje mayor. Pero,
aunque no tenemos historia en Cerro Bravo, se han datado eventos de los años
1720 ± 150, 1050 ± 75 y 750 d. C. ± 150, años, y podemos observar los depósitos
poligénicos de nubes ardientes en las cabeceras del río Aguacatal y en el
Perrillo.
Aunque las erupciones del Ruiz y
del Cerro Bravo tienen en común un carácter explosivo, mientras las de Cerro
Bravo han mostrado un nivel moderado alto y con un mayor nivel de dispersión de
las riadas gasopiroclásticas, lo que se explica por lavas más viscosas
propiciando columnas eruptivas de colapso, las del Ruiz han sido de coeficiente
explosivo de nivel moderado bajo, con presencia de una columna eruptiva
preferiblemente vertical sostenida, aunque se presenten pequeños flujos
piroclásticos relacionados con riadas que emergen del cráter por efectos de
boquilla y por desprendimientos de la pluma eruptiva. A modo de ejemplo, en 1985, uno de estos
eventos secundarios denominados “surge”, arrasó el refugio del Nevado del Ruiz.
Así no se tenga algo escrito en la
historia, porque habitamos este territorio del segmento volcánico más
septentrional de los Andes, aunque poco sabemos de las corrientes humanas
migratorias asiáticas que hace 12 o 14 mil años entraron a las Américas por el
estrecho de Bering, luego pasaron por Colombia y posteriormente bajaron hasta
la Patagonia, tardando 1000 años en ocupar el continente, ni podamos explicar
las pinturas rupestres de unos 20.000 años en Chiribiquete.
Ya en la época actual, es decir
desde el descubrimiento de América y la conquista que es lo que más nos debe
competir, sabemos también de las erupciones históricas de los años 1595, 1845 y
1985, con lahares repitiéndose donde ahora se destruye Armero. Los dos primeros
eventos, coinciden con la pequeña glaciación de 300 años ocurrida entre 1550 y
1850, época en la que el área de los glaciares sumó casi 100 km2 y el volcán
del Quindío al igual que el del Cisne era nevado. La evidencia de esta
neoglaciación, son los actuales arenales del Ruiz, cuyo volumen debe ser tenido
en cuenta como factor de formación de lahares, por la copiosa lluvia que
acompaña la erupción, sumada a los deshielos.
En sus “Noticias historiales de las
conquistas de tierra firme en las Indias Occidentales”, Fray Pedro Simón
relata: la erupción del Nevado del Ruiz ocurrida el domingo 12 de marzo 1595,
aludiendo a tres truenos sordos que se oyeron más de 30 leguas por toda su
circunferencia, y a crecientes por el Lagunilla que cobraron la vida de unos
600 indígenas Gualíes y que dejaron media legua de peñascos entre ellos, uno
mayor que un cuarto de casa. Añade además que, en Cartago, además de
oscurecerse el cielo del medio día, las cenizas cubrieron los pastizales con
una capa que superó un palmo con su espesor, por lo cual las vacas no dieron
leche hasta que las lluvias de los días siguientes lavaron tanta
pestilencia. .
Igualmente, tras un sismo ocurrido
en la mañana del 19 de febrero de 1845, surge un flujo de lodo por el valle que
alcanza a Armero cobrando la vida de mil personas, y partiéndose en dos: la
mayor proporción que alcanza el Magdalena lleva bloques de hielo, y la pequeña
que va al norte alcanza a represar el río Sabandija. Como hipótesis, el que no
se reporten cenizas en 1845, podría explicarse por la ocurrencia de un gran
evento de ángulo bajo, que en magnitud supera las erupciones de 1595 y 1985.
Finalmente, desde finales de 1984,
luego de un incremento en el nivel de la actividad sísmica cerca del Ruiz y del
depósito de azufre en la cumbre del volcán, posteriormente se da el aumento de
la actividad fumarólica, lo que desemboca primero en una pequeña erupción
freática con expulsión de ceniza el mediodía del 11 de septiembre de 1985, y
luego en el paroxismo del 23 de noviembre de 1985, cuando se produce la
erupción magmática con los lahares que ocasionan el desastre de Armero. Si la
erupción de 1845 fue de unos 2 Km3 de magma que se habría acumulado en 250
años, y la de 1985 tan solo fue de 0.1 a 0.2 km3, el Ruiz después de 150 años
aún tendría un acumulado de 1 km3 de magma disponible, para un evento de
magnitud similar al de 1595, cuando el cráter al igual que ahora no presentaba.
Aunque después de Armero, como
evidencia de que “El león dormido” aún acecha, la inestabilidad del sistema
volcánico ha sobresalido por dos pequeñas erupciones ocurridas en 1989 y 2012,
el cráter Arenas ahora con 300 m de profundidad, muestra justo en el fondo el
surgimiento de un domo localizado al Oeste del gran cráter, con de más de medio
centenar de metros, tras la extrusión de lava al lado del cráter secundario de
150 m de diámetro. Y en la actual crisis de Abril-Marzo de 2023, después de
años de alerta amarilla se ha declarado a alerta Naranja, lo sensato es pensar
que este nivel de alerta anunciando la probabilidad de una erupción en días o
semanas, no duraría tanto, así sea para retornar al estado anterior o al nivel
de alerta roja que significa erupción en curso.
Habrá que señalar que además de los
flujos de lodo o lahares como amenaza ya conocida del Ruiz, además de las
riadas gasopiroclásticas que afectarían algunos kilómetros contados en las
inmediaciones del cráter, están las erupciones importantes de ceniza, por su
afectación para el ganado, a las fuente de agua y a la florescencia, además de
su impacto en las rutas aéreas y descargas eléctricas y lluvias pertinaces que
acompañan el fenómeno; y respecto a las pequeñas emisiones continuas o
frecuentes, habrá problema para la salud si no se protege la vista o las vías
respiratoria o por la exposición prolongada para las personas con afectaciones
cardio-pulmonares, bronquitis crónica y asma preexistente.
Aunque sabemos de la imposibilidad
de predecir eventos de comportamiento errático, sí se puede prever con algún
acierto una erupción de importancia, tal cual lo hizo Ingeominas en el Volcán
del Huila en 2007 cuando logró anticipar la ocurrencia de flujos de lodo
catastróficos, pese a las naturales limitaciones que imponen la ciencia y la
tecnología, y permitiendo con ello dar alerta a varios miles de habitantes
indígenas de las poblaciones ribereñas de Belalcázar, Inzá y Tesalia, quienes
se aseguraron en la parte alta de la montaña en la madrugada del 18 de abril,
poniéndose a salvo de lahares, comparables a las avalanchas del Páez causadas
por el fatídico Sismo de 1994 que había dejado unos 1100 muertos.
Contrario a lo que ocurrió en 1985 con el
Ruiz, cuando los flujos de lodo por el Gualí, Río Claro, Lagunillas y Azufrado
alcanzaron poblados como Armero, Mariquita y Chinchiná causando la muerte a
unos 25 mil habitantes, además de causar la pérdida de ganados y propiedades
arrasadas por dichas riadas que igualmente destruyeron carreteras, puentes y
anegaron tierras de cultivos, hoy por fortuna las zonas de amenaza severa no
están ocupadas, la gestión del riesgo se ha institucionalizado, se tiene como
garantía el eficiente servicio de monitoreo volcánico, y se sabe con relativa
certeza del nivel de severidad, alcance y clase de amenazas que podemos y
debemos atender.
A modo de ejemplo tenemos la
ocurrencia de flujos de lodo catastróficos asociados a la erupción del Volcán
Nevado del Huila ocurrida la madrugada del pasado 18 de abril de 2007, sin que
se hayan dado víctimas humanas mortales, como evidencia de la capacidad de una
comunidad indígena sólida y organizada, gracias al fuerte tejido social que la
caracteriza, y a los beneficios pedagógicos asimilados y recursos materiales
provistos tras la reconstrucción física que se hizo después del desastre del
Páez, ocurrido por el sismo de 1994.
Allí, se puso en evidencia que,
tras los daños causados por dos avalanchas vulcanogénicas: destrucción de
carreteras, puentes y decenas de hectáreas de cultivos ribereños del cañón del
río Páez arrasados, aunque la crisis volcánica continuó bajo el imperativo de
un enorme potencial de amenaza, gracias a la valiosa información científica del
orden geofísico y vulcanológico suministrada por el INGEOMINAS, funcionando
oportunamente dentro de las naturales limitaciones que imponen la ciencia y la
tecnología, con el concurso de la comunidad el riesgo puede mitigarse,
asumiendo un evento similar al de 1595, por el volumen de magma que podría
estar involucrado, aunque el tema sería la dirección imperante del viento y con
ello la zona afectada por caída de cenizas en el momento de la erupción.
Imagen. Volcán Nevado del Ruiz:
Lahares cuaternarios en áreas de Armero (Geociencias U.N de Colombia 1985)-
Cráter Arenas en 2020 (Ingeominas)- Extensión de glaciares desde 1850 (IDEAM
2012) – y Panorámica desde el poniente (Fot. de Jaime Duque Escobar).
***
PÁRAMOS:
ECOSISTEMAS VULNERABLES AL CAMBIO CLIMÁTICO.
¿Por qué no extender el PNN de los
Nevados desde 58,3 mil Ha hasta 130 mil Ha, que es el área de páramos en el
lugar? Aún más debería extenderse la figura de PNN al norte de dicho lugar y
hasta la ceja de páramo de Sonsón, para abrazar la franja cordillerana que
fuera denominada Páramo de Erbé o Mesa de Herveo en época de la Colonia, con lo
cual se garantizaría no solo un corredor de conectividad biológica en el
estratégico ecosistema y el agua para las poblaciones del Norte o Oriente de
Caldas, sino también la pervivencia de especies como la palma de Cera del
Quindío y el Cóndor de los Andes- que son emblemas de Colombia-, hoy en peligro
de extinción.
Nuestros páramos, como elementos
biogeográficos tropicales, que por condiciones de clima, flora y suelos
comparten Perú, Ecuador, Venezuela, Panamá y Costa Rica, en el caso de Colombia
benefician la Región Andina con sus tres cordilleras y el sector Nariño-Putumayo,
además del área de influencia de la Sierra Nevada de Santa Marta, lugares donde
la pervivencia de la biota y las actividades socioculturales y económicas,
aunque están amparados por la Ley 99 de 1993 por ser altamente vulnerables,
requieren no sólo de su conservación sino también de estrategias de manejo
sostenible para su adaptación al cambio climático.
En Colombia donde se concentra la
mitad de los páramos del mundo, estos ecosistemas propios de latitudes
tropicales, que al definirlos se sitúan entre los bosques altoandinos y la
isoterma de nieves perpetuas así su precipitación media anual varíe según el
lugar, con el calentamiento global han venido migrando a zonas de mayor
altitud, tal cual se advierte en el país al observar su dinámica en los
glaciares del Parque Natural de los Nevados: si en 1970 cubrían 29 km2, de
ellos 20 km2 en el Ruiz, 9 km2 en el Santa Isabel y 3 km2 en el Tolima, hoy en
extensión sólo tienen la tercera parte.
Se puede hablar de subpáramo,
páramo propiamente dicho y superpáramo; y aunque el límite altitudinal varía
según el lugar, existe una variedad de vegetación paramuna entre matorrales,
frailejonales, chuscales y pastizales que los caracteriza. Mientras en la
transición entre el bosque altoandino y el subpáramo las temperaturas medias
son inferiores a los 9°C, y en el páramo medio menos de 6 °C, en el superpáramo
están por debajo de 3 °C. Y dado que en Colombia las condiciones biográficas
favorecen a la Cordillera Oriental, el de Sumapaz-Cundinamarca- con 333.420 Ha
de las cuales la tercera parte están protegidas, es el páramo más grande del
mundo.
Aunque existe una equivalencia
altitudinal de bosque altoandino y subpáramo, al delimitar el subpáramo entre
los principales indicadores se tienen, además de una humedad relativa promedio
del 85%, la presencia de heladas aunque la temperatura media anual es de 10°C,
y unas altitudes típicas establecidas en rangos entre 3.000-3.300 y
3.500-3.800 msnm y por ahora, dado que estos límites tienden a elevarse cerca
de 170 m por cada °C que se incremente la temperatura por el cambio climático,
que además de deshielos traerá incremento en las lluvias para los páramos.
Pero entre las tres franjas de
páramo cordilleranos, si en la Cordillera Oriental aparecen la mitad de ellos,
y en todos el paisaje dominado por el modelado glaciar pleistocénico está
caracterizado por valles en U, lagunas emplazadas en áreas de socavación
limitadas por abundantes bloques y afloramientos rocosos que fueron arrastrados
por los glaciares, otra cosa ocurre en los de la Cordillera Central donde
adicionalmente aparecen estructuras vulcanogénicas que durante los últimos tres
millones de años afloraron en los fragmentos volcánicos del Galeras, Huila y
Ruiz, irrumpiendo en la suave y ondulada topografía.
Para estos ecosistemas estratégicos
por los servicios ambientales como la regulación del clima y del patrimonio
hídrico, aunque se ha logrado la declaratoria de Sujeto de Derechos en 2020
para proteger la vida, la salud y el ambiente sano en unas 58.300 Ha, urge no
solo ampliar el PNN para cubrir el Complejo de Páramos y declarar las Zonas
Amortiguadoras para vincular a las comunidades que pueden desarrollar un
ecoturismo comunitario sostenible, en lugar de un extractivismo turístico que
además de desolar escenarios borrando la cultura, monopoliza la oferta con
paquetes excluyentes de todo incluido que dejan por fuera a las comunidades
locales.
Finalmente, si para en el PNN de
los Nevados donde el régimen bimodal de lluvias varía de 1.500 a 2.000 mm por
año en la vertiente Occidental contra 1000 mm anuales en la Oriental, y al año
2000 aún se mantenía el 80% de ecosistemas naturales, habrá que tener en cuenta
la urgencia de declarar el Área de Amortiguamiento mirando el Complejo de
Páramos cuyas 102 mil Ha superan la del PNN, para proteger estos
frágiles ecosistemas ubicados altitudinalmente entre los 3.550 y los 5.280
msnm, donde se incluyen los páramos de Quindío, Peñas Blancas, Aguacatal, Santa
Isabel, del Ruiz y Herveo.
Imagen28: Parque Natural Nacional
los Nevados- Jurisdicciones y Zonas amortiguadoras. SINA, 2002.
***
RÍO
BLANCO: ¿NEGLIGENCIA O ENCRUCIJADA?
El emplazamiento en La Aurora de
Tierraviva, ubicándola a 140 m de la Reserva Forestal Protectora (RFP) de Río
Blanco en Manizales, desconociendo que el estudio “Articulación de Zonas con
Función Amortiguadora SIDAP Caldas” de la Fundación Grupo HTM elaborado para
Corpocaldas en 2014, recomendaba un ancho de 700 m para una Zona con Función
Amortiguadora de una RFP, significa desconocer el Decreto 2372 de 2010.
Llevar a una zona con función
amortiguadora (ZFA) “la jungla de concreto” con un huella ecológica cuatro
veces superior al área de la Reserva Forestal Protectora de Río Blanco,
produciendo impactos 100 veces superiores a los que generaría desde Manizales
por estar 10 veces más cerca, supone alterar de forma grave e irreparable el
hábitat de las especies que allí se protegen y modificar la dinámica
bioclimática del bosque de niebla en la cuenca, y con ello sus servicios
ambientales.
Partiendo de que la RFP de Río
Blanco por albergar especies endémicas vulnerables y en peligro de extinción, y
proveerle a los manizaleños servicios ambientales como el 35% de su agua cuya
oferta depende de la regulación hidro climática, para no avanzar con un uso
conflictivo del suelo que se traduce en pasivos ambientales afectando un bien
vulnerable que debe estar protegido, como carga que deberán saldar las especies
protegidas con su pervivencia, ¿por qué no aplicar el Principio de precaución
que se contempla en el Art 1 Numeral 6 de la Ley 99 de 1993?
La huella ecológica superando tres
veces el área de la reserva que es de 4932 hectáreas, genera un desbalance
ecológico de 15 mil hectáreas. En consecuencia, si dicha área de interés
ambiental, como construcción social e histórica es un territorio sujeto de
derechos socioambientales, dada su condición de RFP de interés nacional y para
la ciudad, debería estar amparada por los artículos 1, 79 y 80 de la Carta, la
Ley Ambiental General (Art 1) y los principios rectores de la Ley 388 de 1997
del Ordenamiento Territorial (Art 2).
Además: según el Decreto 2372 de
2010, la reserva, alinderación, declaración, administración y sustracción de
las áreas protegidas bajo las categorías de manejo como integrantes del Sistema
Nacional de Áreas Protegidas, “son determinantes ambientales y por lo tanto
normas de superior jerarquía que no pueden ser desconocidas, contrariadas o
modificadas” (SIC) en la elaboración, revisión y ajuste y/o modificación de los
Planes de Ordenamiento Territorial de los municipios y distritos, de acuerdo
con la Constitución y la ley.
Conforme a lo anterior, en materia
de ordenamiento territorial, nuestras entidades territoriales no pueden regular
el uso del suelo de las áreas reservadas, delimitadas y declaradas como áreas
del SINAP, quedando sujetas a respetar tales declaraciones y a “armonizar los
procesos de ordenamiento territorial municipal que se adelanten en el exterior
de las áreas protegidas con la protección de éstas” (SIC),un asunto que
reafirma el espíritu del Estado de proteger la diversidad e integridad del
ambiente y conservar las áreas de especial importancia ecológica, desde su
propia periferia tal cual lo haría una ZFA.
Como antecedentes, la empresa
constructora CFC, para urbanizar en La Aurora a lindes con la Reserva Forestal
Protectora de Río Blanco pudo obtener el cambio de uso del suelo, mediante una
declaratoria de suelo urbano en el POT del 2003 para La Aurora; y solicitar en
2010 la sustracción de dicho predio como parte integrante de la Zona de Reserva
Forestal Central, de Colombia (Ley 2 de 1959). Aquí, vale la pena recalcar que
el suelo de protección dentro de cualquiera de las clases contempladas en Ley
388 de 1997, tiene restringida la posibilidad de urbanizarse.
Los 10 mil habitantes que vivirían
en la urbanización Tierraviva ocupando 12,5 hectáreas de 56 hectáreas que posee
la empresa urbanizadora CFC, suponen una densidad de unos 204 mil habitantes
por milla cuadrada, contra 10 mil habitantes por milla cuadrada de las áreas
urbanas y periurbanas de Manizales, o de 40 mil habitantes por milla cuadrada
de la zona central más densamente urbanizada de la ciudad, la cual corresponde
a las zonas comercial y de servicios desde el Centro Histórico hasta el Cable.
De conformidad con el principio de
que la intensidad de los fenómenos físicos ondulatorios, varían inversamente
con el cuadrado de la distancia (Kepler 1604, en Guía Astronómica Pg 39), los
impactos sobre la Reserva de Río Blanco generados por iluminación, variación
térmica y ruido que se ocasionan urbanizando a tan solo 140 m de distancia de
dicho bien, son diez mil veces superiores a los ocasionados por dicha
urbanización sobre el PNN de los Nevados que está a 14 km, y por lo tanto 100
veces más lejos de Tierra Viva que de la RFP de Río Blanco.
Lo anterior permite dimensionar la
necesidad de un anillo de contención o Zona con Función Amortiguadora ZFA de
700 m de ancho, como el sugerido por la Fundación Grupo HTM en el estudio de
2014 elaborado para Corpocaldas, titulado “Articulación de Zonas con Función
Amortiguadora SIDAP Caldas” (Pag 31), e incorporado en el Cuadro 7 del POMCA
del Río Chinchiná: Fase de Zonificación Ambiental de la Cuenca (Pág.
30), el que fuera retirado posteriormente argumentando la falta del documento
de soporte (Pag 8). Como referente, la Fundación Grupo HTM, por la misma época
fue la responsable de formular la Estructura Ecológica de Manizales.
Finalmente: recuérdese que en 2018,
el Juez octavo administrativo de Manizales, ordena frenar construcción de
viviendas de la construcción de la ciudadela Tierra Viva en cercanías a la
reserva natural Río Blanco, donde la decisión se basó en el principio de
precaución contemplado por la Ley y de conformidad con lo señalado por la Corte
Constitucional (CCC, Sentencias T-236/17 y 238/ 17, 2017), en cuanto a que
exista peligro de daño al medio ambiente tal cual se ha observado en este
documento.
Imagen30: Izq. Mapa 11 que aparecía
en el POMCA del Río Chinchiná, mostrando las áreas protegidas de la Cuenca.
Der. Plan Parcial de La Aurora en Centro de Estudios y Gestión de Derechos para
la Justicia Espacial.
***
NUESTROS BOSQUES DE NIEBLA EN RIESGO
Estos ecosistemas únicos y de gran
valor por su biodiversidad y como reguladores del ciclo hídrico y fuentes de
estabilidad climática, podrían desaparecer en Colombia donde el modelo de
ocupación del suelo entra en conflicto con su frágil estructura ecológica, en
especial por la ganadería y el urbanismo como factores disipadores de su
atmósfera húmeda y brumosa.
Si queremos preservar los escasos
relictos de dichas selvas nubladas que en Colombia llegaron a sumar 9,7
millones de hectáreas, de las que sólo resta la cuarta parte, habrá que mitigar
el riesgo frente a la amenaza antrópica mediante acciones judiciales efectivas,
y de protección, recuperación y adaptación al cambio climático.
De lo contrario, los pocos bosques
andinos nubosos que aún no hemos arrasado, y que aparecen entre 1800 y 3000
msnm, en mayor proporción sobre las vertientes occidentales de las cordilleras
Occidental y Central (caso Río Blanco), podrían correr la misma suerte de los
guaduales del país, poáceas representativas de nuestros andes tropicales que
durante los últimos dos siglos cambiaron su extensión de doce millones de
hectáreas a solo cincuenta mil, 20 mil de estas en el Eje Cafetero y 6 mil en
Caldas.
En la región andina estos frágiles
ambientes húmedos caracterizados por la neblina perenne, son un portento ya por
la biota propia con variedad de epífitas, musgos, líquenes, hongos y helechos;
ya por la alta riqueza de anfibios, con 121 especies en la Cordillera Central,
118 en la Occidental y 87 en la Oriental, (Cavelier et al. 2001); ya por las
especies endémicas y en vía de extinción que albergan, como gallarias, tucanes,
dantas de páramo, tapires, osos de anteojos, palmas, credelas y prunas.
Se estima que sólo el 2,5% de los
bosques tropicales del mundo son nublados. Allí, el aire proveniente de
regiones bajas, húmedas y cálidas, aporta humedad que en lugar de precipitarse
se condensa, garantizando la vida de especies que dependen de un ambiente de
saturación hídrica perdurable. De ahí la gravedad del daño que suele ser
irreversible cuando se alteran los ciclos biogenéticos, en estos ecosistemas
montanos de nuestros andes, considerados fundamentales para el mantenimiento de
las fuentes de agua y como sumideros de carbono, y cono complemento del banco
de germoplasma por sus plantas silvestres tropicales parientes de especies
domesticadas.
Según el Instituto Humboldt IAvH,
la literatura especializada registra en el Eje Cafetero los siguientes bosques
nublados: Caldas, en Manizales (Río Blanco) y Aranzazu (El Laurel); Quindío, en
Salento (cuenca alta río Quindío y Reserva Acaime) y Génova (Servia y Mirlas);
Risaralda, en Pereira, (Ucumarí, SFF Otún Quimbaya y La Suiza), Santa Rosa de
Cabal (La Selva y la reserva Campoalegre), Mistrató (Alto de Pisones y El
Empalmado), Pueblo Rico (Siato y PNN Tatamá) y Santuario (Los Planes).
Faltarían otros, varios incluidos en áreas protegidas.
Si dentro del rango de altitudes de
dichos bosques, aún continúan incidiendo factores severos que comprometen
dichos ecosistemas, cuando se trate de bosques de niebla vitales, donde la
amenaza gravita comprometiendo la prestación de servicios ambientales
esenciales y la biodiversidad, tal cual ocurre en Río Blanco, CHEC y Cocora,
por qué no aplicar el principio precautelar, y proceder con una figura de PNN
para blindarlos, o en su defecto con una declaratoria de sujeto de derechos
como alternativa última que les queda a los bosques de niebla para su
pervivencia en Colombia, y luego retomar el programa del IAvH (2007) trazando
nuevas metas de conservación y uso sostenible de la biodiversidad, a la luz de
las nuevas problemáticas de nuestros bosques tropicales nubosos en la región
andina, para actualizar la información sobre biodiversidad, reformular las
políticas y metas que tenían alcance al 2010.
Lo anterior permitiría, controlar
los factores que los continúa diezmado, e incorporar la amenaza del cambio
climático no contemplada entonces por el IAvH, como fenómenos determinantes de
primer orden para la pérdida de biodiversidad, y el deterioro de los servicios
ambientales en áreas de baja altitud vecinas a centros urbanos importantes de
las cuencas de la región andina, que es donde persisten las actividades y
cambios de uso del suelo, que conllevan los impactos severos sobre los bosques
nublados que hoy se extienden desde las selvas subandinas hasta el páramo.
Imagen31: Bosques de Niebla en
Colombia. IAvH 2007.
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***
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*Profesor Especial de
la Universidad Nacional de Colombia, Ingeniero Civil con estudios de posgrado
en Geotecnia, Geofísica y Economía; además, Expresidente de la Red de
Astronomía de Colombia RAC, Socio de la SMP de Manizales, Socio Honorario de
la SCIA, Miembro Correspondiente de la Academia Caldense de Historia y
Miembro de la Corporación Aldea Global. Web: Godues
E-Mail: gduquees@unal.edu.co
Documento del Museo
Interactivo Samoga de la U,N., de Colombia. Manizales, febrero 18 de 2024.
Portada: La Ecorregión en los Mundos de Samoga. |
***
Fuentes
Bibliográficas y Complementarias:
A extender el Parque
Natural Nacional de Los Nevados. Por: Gonzalo Duque-Escobar; La Patria.
Manizales, mayo 6 de 2024.
Aeropuerto
del café, Ciudad Región y Paisaje Cultural Cafetero. Por Gonzalo Duque
Escobar- Documento Universidad Nacional de Colombia y SMP de Manizales. In:
Revista Eje 21. Manizales, 10-04-2015.
Agenda para el
Territorio Conurbado Otún-Chinchiná. Por: Gonzalo Duque-Escobar (2023);.
Documento del Museo Interactivo Samoga.
Agricultura
sostenible: reconversión productiva en la cuenca del río San Francisco. Aguirre
D. Carlos Mario, Ortiz O. Doralice, Duque E. Gonzalo. (2014). Corporación Aldea
Global.
Agua y clima en la
Ecorregión Cafetera de los Andes de Colombia. Por Gonzalo
Duque-Escobar. Ponencia para la Jornada Académica “Laudato Sí: El cuidado de la
casa común”. Universidad Católica de Manizales. Octubre 26 de 2016.
Amenaza sísmica en el
Eje Cafetero. Por Gonzalo Duque-Escobar. Abril 25 de 2016. Observatorio
Astronómico de Manizales (OAM).
Anotaciones al perfil
socioambiental de Manizales. Por: Gonzalo Duque-Escobar; La Patria;
Manizales, 15 de julio de 2024.
Apuestas ambientales para el Plan de Acción
de Corpocaldas 2024 2027. Por Gonzalo Duque-Escobar: En Agenda Pública
de Corpocaldas 2024. Banco de la República, Manizales.
¿Avanzando hacia el
fenómeno de La Niña? . Por: Gonzalo Duque-Escobar. Ing. Civil y Prof.
de la U.N. de Colombia. Doc. del Museo Interactivo Samoga. Manizales, junio 1
de 2024.
Bioturismo
y ruralidad en la Ecorregión Cafetera. Duque Escobar, Gonzalo (2011).
In: Paisaje Cultural Cafetero: amenazas y oportunidades. Sep. de 2011,
Auditorio de Confamiliares de Caldas.
Caldas
en la biorregión cafetera. Duque Escobar, Gonzalo (2014) In: Foro
“Por la Defensa del Patrimonio Público, las Fuentes de Empleo y el Bienestar de
los Caldenses”, 6 de Noviembre de 2014, Manizales, Caldas, Colombia.
Cambio
Climático en Colombia: La Amenaza. Antecedentes. Gonzalo Duque Escobar y
Ricardo Álvarez León, 2022. Museo Samoga de la U.N. de Colombia, y Fundación
Nuevos Horizontes, Manizales.
Centro-Sur
de Caldas: un territorio de esperanza. Por: Gonzalo Duque-Escobar
(2023); . Documento del Museo Interactivo Samoga de la ONU de
Colombia.
Ciencia, Tecnología y
Sociedad CT&S. Gonzalo Duque Escobar (2006- Act 2022.) Universidad
Nacional de Colombia Sede Manizales, Observatorio Astronómico de Manizales
(OAM).
Clima en Colombia y
seguridad hídrica. Por: Gonzalo Duque-Escobar. Documento del Museo
Interactivo Samoga de la U.N. de Colombia, para el programa de Formación del
Plan Departamental de Agua del gobierno de Caldas. Manizales, abril 30 de 2024.
Colombia: agro y nueva
ruralidad. Por: Gonzalo Duque-Escobar. Documento del Museo Interactivo
Samoga. Manizales, mayo 20 de 2023.
Colombia anfibia y
los acuatorios del Magdalena. Por Gonzalo Duque-Escobar; La Patria,
Manizales, febrero 26 de 2024. Documento Catedra UNESCO U.N. 2024.
Colombia
Tropical ¿y el agua qué? Por Gonzalo Duque-Escobar. Museo Interactivo
Samoga. Manizales, Abril 13 de 2020.
Con la ola de calor,
arde Colombia. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Documento para La Silla Vacía.
Manizales, enero 27 de 2024.
Construyendo
el territorio UMBRA. Duque Escobar, Gonzalo and Torres
Arango, Claudia (2018) U.N. de Colombia. [Objeto de aprendizaje – Teaching
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Corredor La
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Economía y Territorio. Duque Escobar, Gonzalo (2018). Universidad
Nacional de Colombia, Manizales.
Cuatro
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la aldea cafetera a la ciudad fragmentada. Por: Gonzalo Duque Escobar,
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Colombia. Manizales; 02- 2023.
De
la Corrupción e impunidad en Colombia. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Documento
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Del Gran Caldas al
Eje Cafetero. Por: Gonzalo Duque- Escobar. Proyecto
la Ecorregión Cafetera en los Mundos de Samoga (2021). IDEA – Museo
Manizales, Octubre 7 de 2020.
Desafío futuro-
ciudades sostenibles e incluyentes. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Universidad
Nacional de Colombia. Manizales, julio 12 de 2023.
Desafíos ambientales
del Norte Caldense. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Documento presentado a
nombre de la Red de Veedurías Ambientales RVA; Pácora, septiembre 5 de
2023.
Desafíos
del Complejo Volcánico Ruiz – Tolima. Duque Escobar,
Gonzalo (2013) UN-SMP- para el Día del Medio Ambiente. Colrosario. Neira,
Caldas. Junio 5 de 2013.
Desarrollo
urbano y huella ecológica. Duque Escobar, Gonzalo. 2018-10-8. Universidad
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Dimensión Ambiental
del Occidente Caldense. Por: Gonzalo Duque-Escobar; Red de Veedurías
Ambientales RVA de Caldas, Agosto 31 y septiembre 1 de 2023.
Dimensión
Socioambiental del Río Grande de La Magdalena. Por Gonzalo Duque-Escobar..
Documento para a Cátedra UNESCO de la U.N. de Colombia; elaborado desde el
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Una visión sistémica del Aeropuerto del Café – Aerocafé. Duque Escobar, Gonzalo (2016) In: Concejo Municipal de Palestina sobre Aerocafé. 27 de octubre de 2017, Palestina, Caldas.
Urge una gestión integral del páramo en el Eje Cafetero. Por: Gonzalo Duque-Escobar. Documento Universidad Nacional de Colombia & SMP Manizales. 01-01-2024.
Verdad, dignidad y sostenibilidad en Colombia. Por: Gonzalo Duque-Escobar. Profesor U.N. de Colombia; Ref. La Patria, lunes 4 de julio de 2022.
Vías lentas en el corazón del Paisaje Cultural Cafetero. Duque Escobar, Gonzalo (2011) Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales. In: Semanario El Andino. Manizales, Colombia.
Visión retrospectiva y prospectiva del desarrollo regional. Duque Escobar, Gonzalo (2010) In: Primer Foro Latinoamericano de Historia y Cultura de un Continente, 25 y 26 de noviembre de 2010., Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales.
Volcán Nevado del Tolima: de la amenaza a la gestión territorial. Gonzalo Duque Escobar. Documento del Museo Interactivo Samoga de la U.N. de Colombia. Manizales, 25-04-2023.
¿Y el agua en Colombia qué? Por: Gonzalo Duque Escobar, Profesor Universidad Nacional de Colombia, Socio de la SMP de Manizales y Miembro Honorario de la SCIA. [Ref.: Museo Samoga, abril 25 de 2021.]
Y el invierno… ¿Qué deja y para dónde va?. Por: Gonzalo Duque-Escobar, Documento del Museo Interactivo Samoga de la Universidad Nacional de Colombia, publicado en Razón Pública. Manizales, junio 21 de 2021.
¿Y la transición ecológica, qué?. Por: Gonzalo Duque-Escobar* Documento del Museo Interactivo Samoga. La Patria. Manizales, noviembre 6 de 2023.
Yuma o Guaca-hayo: el Río Grande de Colombia … Por Gonzalo Duque-Escobar*. In: Revista 100 años de la SMP de Manizales. Junio de 2022.
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