La
lluvia solo fue el detonante y no la causa real del desastre
Por
Gonzalo Duque Escobar *
El martes
18 de marzo de 2003, con la luna llena se anticiparon las lluvias
torrenciales de la primera temporada invernal del año. El aguacero de 80
milímetros en el sector del Estadio de Manizales y 140 en las laderas de Chipre
al occidente de la ciudad, dejó un saldo de 15 personas muertas, cuatro
desaparecidas y cerca de medio millar de hogares evacuados. No fueron mayores
los deslizamientos desencadenados, porque terminando el verano los suelos no
estaban saturados de humedad
Los
registros de lluvias históricas en Manizales permitieron estimar en siglos el
período de recurrencia del evento. Manizales tiene promedios de lluvias anuales
de unos 1800 milímetros, mientras en el Chocó hay regiones de más de 8 mil. Esa
lluvia del martes 18, además de resultar relativamente frecuente en el Chocó, no causa
estragos allá porque las montañas se han adaptado a esa circunstancia climática. En
Manizales, un evento de apenas 50 milímetros causa problemas en los sectores
suburbanos declarados en riesgo y habitados por comunidades pobres, y uno de
100 resulta catastrófico en los mismos lugares.
Para la
falla generalizada de los suelos de laderas, desprovistas de bosque protector
urbano, se pudo observar en Manizales un mecanismo secuencial simple en la
cadena de los eventos: 1. Lluvia torrencial excepcional. 2. Escurrimiento
superficial del suelo
en laderas intervenidas con pendientes altas. 3. flujos de escombros a lo largo
del drenaje.
Obsérvese
que no ha fallado la montaña; solo el suelo de cobertura donde hubo
modificaciones de la geometría del terreno o en la cobertura vegetal natural.
La profundidad de los sistemas radiculares arbóreos pudo amarrar el suelo, pero
desprovista de árboles, la cobertura de suelo del macizo
rocoso falló donde estaba saturada de aguas infiltradas. Después de la tala pastos y arbustos no
fueron suficientes para estabilizar la ladera.
Pero en el
fondo de este problema existe una lectura amarga. Las cuestas naturales de las
montañas en el medio andino, están en una condición de equilibrio límite. Su
factor de seguridad vale uno, por lo que nuestros suelos de las laderas están
preparados para soportar con relativo éxito los más intensos sismos y lluvias
de este ecosistema tropical.
Entonces
¿Qué pasa?, ¿Cuál ha sido la causa real de los deslizamientos generalizados en
las laderas urbanas? No fue la lluvia, por fuerte que haya sido. Simple y
llanamente la acción antrópica ha desestabilizado las laderas. Los ritmos naturales de degradación de la corteza han sido alterados,
no para mitigar su velocidad e intensidad, como se intenta con las técnicas
ingenieriles, sino para acelerarlos de forma inconveniente y grave. Nuestra capacidad de transformación
del medio ecosistémico se ha empleado con profundas deficiencias.
Tenemos
una tecnología desarrollada con mediano éxito en la región para estabilizar el
suelo cuando se ha modificado su frágil equilibrio y aún
debemos desarrollar mejor y aplicar más este instrumento. Contamos con el Sistema de
Prevención de Desastres y en él con el PADEM, también con el Ministerio del Medio
Ambiente y adscrito a este la Corporación Regional Autónoma de Caldas. Pero el desafío
para esta ciudad demanda ahora una acción titánica: además de continuar con el
desarrollo de la geotecnia e hidrotecnia, se debe resolver la vulnerabilidad de
la ciudad. Son más de 5000 las viviendas en zonas de riesgo.
Lo
anterior es apenas el comienzo para avanzar en términos de una cultura propia, que nos permita consolidar el hábitat sobre un medio ecológicamente sólido y compatible
con las necesidades de supervivencia de nuestra gente. Una cultura ciudadana
que no interfiera las acciones de planeación preventiva, que
cierre espacios a quien desee obtener beneficios de la explotación del medio ambiente, y que se
aplique con responsabilidad a la construcción de la ciudad sin socializar los
costos para dejarlos a la sociedad agravando más la miseria humana. En ese marco el
Estado debe garantizar su acción preventiva en la
planeación, en el ordenamiento y en la ocupación del territorio.
Manizales, abril 1 de 2003.
(*) P. As. U. Nal. de Col. Coordinador de la comisión de la FIA para la
evaluación de la emergencia del 18 -03 -2003. Web: https://sites.google.com/unal.edu.co/godues1
Imagen: Manizales - hábitat popular sobre frágiles laderas, y mapa de amenaza por deslizamientos. La Patria y POT Manizales 2017.
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ENLACES U.N.
Gestión del riesgo por inestabilidad de terrenos en Manizales. Inestabilidad de laderas en el trópico andino – Caso Manizales. |
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