Por Gonzalo Duque Escobar *
Ya los pobres de la ciudad son una mezcla de los pobres urbanos con su particular noción del consumo y peculiares costumbres, y de los pobres rurales como los recién desplazados con otra identidad y sin hábitos metropolitanos e hijos de esa violencia que asola la ruralidad de la patria, donde la urgencia de enfrentar la concentración en la propiedad de la tierra, obliga a mirarla como un bien que debe verse, no sólo como medio de producción, sino también en su función social más profunda: como soporte de una cultura. Esto, si queremos la paz y de paso facilitar las soluciones a la traumática descomposición de la vida urbana, donde urge resolver la precariedad de una educación deficitaria en valores y que en promedio no alcanza el nivel profesionalizante.
Si bien algunos menesterosos viven en las diferentes texturas cosechando los residuos de las actividades citadinas, también este medio presenta otros escenarios periurbanos degradados a modo de guetos, donde la vida deteriorada y condiciones de inequidad, sumadas a la desigualdad inherente de las clases sociales, alimentan los factores que generan acciones perturbadoras de la seguridad sobre las demás zonas del sistema urbano, lo que ha impulsado la proliferación de otros guetos constituidos por unidades residenciales cerradas para la clase pudiente que se aísla y protege, y donde las vías al perder su carácter público limitan su función social.
Mientras persista ese modelo urbano que concentra la infraestructura social y de servicios a favor de los sectores pudientes y no se reconozcan unos mínimos para priorizar la atención a la pobreza y en lo posible corregir la desigualdad; entre tanto el modelo de ciudad no resulte descentralizada e incluyente; y mientras el Estado no priorice la pequeña y mediana empresa como generadoras y articuladoras de las actividades al alcance de los pobres: no se logrará prevenir la “guetificación”, reducir el desempleo, y combatir las tensiones y la violencia urbanas.
De ahí la importancia de concebir los necesarios procesos de renovación urbana, no como proyectos de infraestructura sino como procesos sociales para la recuperación del hábitat, o de lo contrario la buena intensión del Estado terminará destruyendo la economía solidaria de complemento para unas comunidades vulnerables, al implementar programas que no consideran las singulares actividades características de dichos espacios, adaptados como activos donde la tipología de la vivienda debe ser compatible con los oficios que complementan el menguado ingreso familiar.
Pero estos pobres de hoy conforman una masa sin identidad ciudadana, profundamente fragmentada y pauperizada dada la dinámica de una economía de mercado que pone en retroceso los beneficios del Estado y concentra el ingreso. Entonces, si estos pobres urbanos han quedado sin empleo y los desplazados rurales sin tierra, en unos y otros encontraríamos alguna afinidad aleccionadora según consta en las historias de vida del pasado Siglo: la urbanización de la Colombia agraria, consecuencia de esa revolución verde que generó una dinámica demográfica favorecida por el analfabetismo rural que le impidió al campesino asimilar la nueva tecnología del monocultivo y su fórmula financiera, y acelerada por el espejismo de las opciones citadinas sumado a la pobreza campesina.
En consecuencia, si los enfoques de la planeación han favorecido los guetos y la asimetría en la distribución de oportunidades- como la salud donde el acceso físico varía pero el económico se restringe según se trate del régimen subsidiado o contributivo-, y si además la revolución tecnológica y la apertura han afectado los ingresos que dependen del trabajo: dichos cambios imponen nuevas condiciones y la necesidad de reducir la brecha de productividad, servicios e ingresos que desfavorece al campo frente a la ciudad, y en la propia ciudad donde igualmente una similar fisura consecuencia de la inequidad y pobreza, obliga a pensar en políticas y programas sectoriales, y en subsidios y fondos solidarios como parte de la solución.
Y mientras persistamos en estos modelos de ciudad insolidaria, excluyente y sin opciones de vida para los pobres, caracterizados por una competitividad que desprotege la pequeña y mediana industria, quiebra tiendas y pequeños negocios, y rompe cadenas de economía solidaria vitales para que los pobres cosechen sus escasos activos, entonces las consecuencias descritas se harán insostenibles: los programas públicos terminarán fracasando cuando las estrategias ya no apliquen, las intervenciones sobre el tejido social no llegarán al objetivo, la fragmentación social privilegiará el asistencialismo y clientelismo, los programas de seguridad palidecerán frente a las tensiones, y la población pauperizada quedará entre las fronteras de la ilegalidad y la delincuencia.
[Ref: LA PATRIA, Manizales, 2010-09-26] * Profesor Universidad Nacional de Colombia http://www.galeon.com/gonzaloduquee
lunes, 27 de septiembre de 2010
domingo, 26 de septiembre de 2010
La situación del mundo 2010
La Patria/ Opinión/ Mario Calderón Rivera/ 2010-09-26 00.
El Informe anual del World Watch Institute -el observatorio interdisciplinario sobre la situación de nuestro planeta, fundado hace 36 años por Lester Brown- trae para este año una edición de más de 400 páginas que cubre una extensa gama temática dirigida esencialmente hacia un enfoque sobre las raíces culturales del hiperconsumo que transversalmente envuelve sin excepción todas las políticas dominantes de desarrollo. El documento central está coordinado por el antropólogo estadounidense Eric Assadourian, con la concurrencia de grupos multidisciplinarios que se ocupan de temas relacionados con aspectos clave para alimentar procesos urgentes de rectificación de signos evidentes de deterioro en las condiciones de la tierra. Esos tópicos fundamentales se refieren tanto al valor que se debe asignar a las lecciones derivadas de las sociedades primitivas y de nuestros propios ancestros, como del papel que pueden jugar las religiones, los gobiernos y las empresas. Pero, sobre todo, lo que un cambio radical en el modelo educativo -permeado transversalmente por condicionamientos mercantilistas- puede influir para crear una nueva cultura para la sostenibilidad del desarrollo. Porque si alguna distorsión se adivina en nuestro sistema educativo es que su objetivo principal parecería ser la formación de consumidores más que de generadores eficientes de riqueza y protectores de la integridad del planeta, y mucho menos de personas con conciencia sobre un mínimo de equidad en la distribución del bienestar.
El signo más positivo que podría señalarse en el informe, especialmente a través del ensayo de Eric Assadourian, es de que por fin se adivina una aproximación de las nuevas escuelas de Economía a la Antropología y a muchas otras disciplinas que hasta fechas recientes, parecían inconciliables con los fríos modelos econométricos. Un enfoque no lineal multi e interdisciplinario de las cifras estadísticas altera radical y esclarecedoramente resultados. En una primera aproximación el solo cruce de la visión economicista con la antropológica da un resultado revelador: "la economía se interesa por el individuo y analiza sus elecciones racionales, mientras que la antropología se interesa por las comunidades y por el significado de las relaciones sociales" (Grant McCracken).
Los modelos económicos vigentes se han negado sistemáticamente a contabilizar las llamadas "externalidades", definidas acertadamente como "interdependencias no compensadas". Lo cual equivale simplemente a la más grave de las omisiones en la contabilidad del Estado de un planeta que, en términos de recursos y de integridad funcional, se agota cada minuto con el modelo hiperconsumista, sin que nadie -y menos el sector productivo y los grandes consumidores que se benefician de él- se hagan cargo de los costos implícitos. Si se resumiera en solo cinco puntos, el contenido esencial de la "Situación del Mundo 2010", tomado de Assadourian, debería servir para que hasta los más escépticos se tomaran una pausa para reflexionar sobre hipótesis imposibles de ignorar:
Primero: Actualmente se extraen de la tierra 60 mil millones de toneladas de recursos no renovables, 50% más que hace 30 años. El europeo medio consume 43 kilos de recursos diarios, mientras el estadounidense consume 88. Los 65 países de renta más alta y de más elevado hiperconsumo y con solo un 16% de la población mundial, representaban en 2006 el 78% de los gastos de consumo en el mundo.
Segundo. El indicador de la Huella Ecológica -que relaciona el impacto de la acción humana sobre la superficie terrestre y marina productiva disponible- es de 1,3 lo cual significa que se ha llegado a un nivel que rebasa en un 30% la resiliencia (capacidad de recuperación) de los ecosistemas. Si todo el mundo viviera con el nivel de vida de los Estados Unidos, la tierra sólo podría sostener 1.400 millones de personas. Según los soportes científicos, cerca del 60% de los servicios de los ecosistemas -regulación del clima, suministro de agua dulce, tratamiento de desechos, alimentos de las pesquerías y muchos otros servicios- están siendo degradados o utilizados en forma insostenible.
Tercero. La concentración atmosférica de dióxido de carbono (CO2), que había permanecido estable durante los últimos 1.000 años en 280 partes por millón, ha aumentado a 385, debido a los combustibles fósiles, al aumento de consumo de carne y a los procesos de urbanización y a la agricultura comercial. Mientras tanto, según un estudio de la Universidad de Princeton, los 500 millones de personas más ricas del mundo (7% de la población total) son responsables del 50% de las emisiones mundiales de CO2, mientras los 3.000 millones más pobres solo son responsables del 6%.
Cuarto. Según un modelo utilizado por el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), de continuar los ritmos desenfrenados de desperdicio en los recursos terrestres, las temperaturas medias de la tierra aumentarían en 5,2 grados centígrados para 2100.
Quinto. La adopción de tecnologías sostenibles deberían permitir que niveles básicos de consumo siguieran siendo viables ecológicamente. Pero, por encima de todo, nuevos patrones educativos están llamados a impulsar megatendencias emergentes como la que alimentan los "publicistas sociales" que han invadido al mundo con sus mensajes, principalmente a través de las redes de Internet, para crear culturas de post-consumo. "La Situación del Mundo 2010", presentaba al Centro "Las Gaviotas", obra del gran visionario colombiano Paolo Lugari, como un paradigma de esa nueva cultura. Una razón de sobra para que la Universidad Carnegie Mellon, uno de los más prestigiosos centros de investigación superior de los Estados Unidos le haya otorgado hace dos años el grado Honoris Causa en Ciencias, el primero otorgado a un colombiano por esta Universidad. (http://www.centrolasgaviotas.org/)
El Informe anual del World Watch Institute -el observatorio interdisciplinario sobre la situación de nuestro planeta, fundado hace 36 años por Lester Brown- trae para este año una edición de más de 400 páginas que cubre una extensa gama temática dirigida esencialmente hacia un enfoque sobre las raíces culturales del hiperconsumo que transversalmente envuelve sin excepción todas las políticas dominantes de desarrollo. El documento central está coordinado por el antropólogo estadounidense Eric Assadourian, con la concurrencia de grupos multidisciplinarios que se ocupan de temas relacionados con aspectos clave para alimentar procesos urgentes de rectificación de signos evidentes de deterioro en las condiciones de la tierra. Esos tópicos fundamentales se refieren tanto al valor que se debe asignar a las lecciones derivadas de las sociedades primitivas y de nuestros propios ancestros, como del papel que pueden jugar las religiones, los gobiernos y las empresas. Pero, sobre todo, lo que un cambio radical en el modelo educativo -permeado transversalmente por condicionamientos mercantilistas- puede influir para crear una nueva cultura para la sostenibilidad del desarrollo. Porque si alguna distorsión se adivina en nuestro sistema educativo es que su objetivo principal parecería ser la formación de consumidores más que de generadores eficientes de riqueza y protectores de la integridad del planeta, y mucho menos de personas con conciencia sobre un mínimo de equidad en la distribución del bienestar.
El signo más positivo que podría señalarse en el informe, especialmente a través del ensayo de Eric Assadourian, es de que por fin se adivina una aproximación de las nuevas escuelas de Economía a la Antropología y a muchas otras disciplinas que hasta fechas recientes, parecían inconciliables con los fríos modelos econométricos. Un enfoque no lineal multi e interdisciplinario de las cifras estadísticas altera radical y esclarecedoramente resultados. En una primera aproximación el solo cruce de la visión economicista con la antropológica da un resultado revelador: "la economía se interesa por el individuo y analiza sus elecciones racionales, mientras que la antropología se interesa por las comunidades y por el significado de las relaciones sociales" (Grant McCracken).
Los modelos económicos vigentes se han negado sistemáticamente a contabilizar las llamadas "externalidades", definidas acertadamente como "interdependencias no compensadas". Lo cual equivale simplemente a la más grave de las omisiones en la contabilidad del Estado de un planeta que, en términos de recursos y de integridad funcional, se agota cada minuto con el modelo hiperconsumista, sin que nadie -y menos el sector productivo y los grandes consumidores que se benefician de él- se hagan cargo de los costos implícitos. Si se resumiera en solo cinco puntos, el contenido esencial de la "Situación del Mundo 2010", tomado de Assadourian, debería servir para que hasta los más escépticos se tomaran una pausa para reflexionar sobre hipótesis imposibles de ignorar:
Primero: Actualmente se extraen de la tierra 60 mil millones de toneladas de recursos no renovables, 50% más que hace 30 años. El europeo medio consume 43 kilos de recursos diarios, mientras el estadounidense consume 88. Los 65 países de renta más alta y de más elevado hiperconsumo y con solo un 16% de la población mundial, representaban en 2006 el 78% de los gastos de consumo en el mundo.
Segundo. El indicador de la Huella Ecológica -que relaciona el impacto de la acción humana sobre la superficie terrestre y marina productiva disponible- es de 1,3 lo cual significa que se ha llegado a un nivel que rebasa en un 30% la resiliencia (capacidad de recuperación) de los ecosistemas. Si todo el mundo viviera con el nivel de vida de los Estados Unidos, la tierra sólo podría sostener 1.400 millones de personas. Según los soportes científicos, cerca del 60% de los servicios de los ecosistemas -regulación del clima, suministro de agua dulce, tratamiento de desechos, alimentos de las pesquerías y muchos otros servicios- están siendo degradados o utilizados en forma insostenible.
Tercero. La concentración atmosférica de dióxido de carbono (CO2), que había permanecido estable durante los últimos 1.000 años en 280 partes por millón, ha aumentado a 385, debido a los combustibles fósiles, al aumento de consumo de carne y a los procesos de urbanización y a la agricultura comercial. Mientras tanto, según un estudio de la Universidad de Princeton, los 500 millones de personas más ricas del mundo (7% de la población total) son responsables del 50% de las emisiones mundiales de CO2, mientras los 3.000 millones más pobres solo son responsables del 6%.
Cuarto. Según un modelo utilizado por el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), de continuar los ritmos desenfrenados de desperdicio en los recursos terrestres, las temperaturas medias de la tierra aumentarían en 5,2 grados centígrados para 2100.
Quinto. La adopción de tecnologías sostenibles deberían permitir que niveles básicos de consumo siguieran siendo viables ecológicamente. Pero, por encima de todo, nuevos patrones educativos están llamados a impulsar megatendencias emergentes como la que alimentan los "publicistas sociales" que han invadido al mundo con sus mensajes, principalmente a través de las redes de Internet, para crear culturas de post-consumo. "La Situación del Mundo 2010", presentaba al Centro "Las Gaviotas", obra del gran visionario colombiano Paolo Lugari, como un paradigma de esa nueva cultura. Una razón de sobra para que la Universidad Carnegie Mellon, uno de los más prestigiosos centros de investigación superior de los Estados Unidos le haya otorgado hace dos años el grado Honoris Causa en Ciencias, el primero otorgado a un colombiano por esta Universidad. (http://www.centrolasgaviotas.org/)
jueves, 23 de septiembre de 2010
Bahía Málaga: un debate inconcluso
La protección de Bahía Málaga deja por fuera del polígono original una franja de 160 hectáreas. Así queda abierto un espacio para futuras presiones y amenazas sobre este santuario de la naturaleza. - AFP
--------------------------------------------------------------------------------
UN Periodico Impreso No. 137/ Por: Juan Mayr Maldonado, Miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales Ex ministro del Medio Ambiente
El registro de la prensa sobre la decisión con la que Minambiente declaró a Bahía Málaga Parque Natural Nacional, dos días antes de finalizar la administración Uribe, dio la impresión de que había primado el interés general sobre el particular, y el sector ambiental lograba una victoria sobre la pretensión de empresarios de construir un puerto de aguas profundas. ¿Qué tan cierta es esa realidad?
El debate sobre el futuro de Bahía Málaga alcanzó su punto más alto cuando un importante sector empresarial del Valle del Cauca –que de tiempo atrás le había puesto el ojo a esa región– solicitó al ministro Carlos Costa aplazar la tan anunciada declaratoria del Parque Natural. Su objeción se fundamentó en la necesidad de establecer un puerto de aguas profundas para conectar al país con los mercados de la cuenca del Pacífico, en razón a las limitaciones venideras del puerto de Buenaventura para este tipo de actividades. La solicitud al parecer tuvo eco en la Casa de Nariño y la decisión empezó a postergarse.
El Pacífico colombiano ha sido ampliamente estudiado por diferentes centros de investigación, universidades y ONG, que han concluido que por sus especiales condiciones geográficas y climáticas, es una de las regiones con más alta biodiversidad en el mundo. A su vez, allí se localizan numerosos territorios colectivos de comunidades afrocolombianas y resguardos indígenas, cuyas poblaciones están sujetas a derechos especiales amparados por la Constitución de 1991.
Es en este privilegiado contexto donde se localiza la zona marina de Bahía Málaga, conocida por ser lugar de migración anual de casi la tercera parte de la población de ballenas jorobadas existentes en el Pacífico suroriental, para dar a luz a sus crías y aparearse. Por ello, es el principal punto de reproducción de estos cetáceos que figuran en la lista Cites como especie amenazada.
Otras características ambientales, no menos importantes, hacen pensar al mundo científico en la hipótesis de que Bahía Málaga podría ser uno de los refugios del pleistoceno, donde lograron sobrevivir distintas especies durante el periodo de las glaciaciones y, por lo tanto, lugar de origen y distribución de muchas de ellas. Su extraordinaria manifestación de flora y fauna, con alto grado de endemismo, está representada en cientos de moluscos, peces marinos y estuarinos, crustáceos, algas, aves, mamíferos acuáticos y costeros, reptiles, anfibios, etc., que se localizan e interactúan tanto a nivel terrestre como en el mar. Una verdadera maravilla de la naturaleza.
Declaración urgente
Para la declaratoria del nuevo Parque Nacional, el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT) se apoyó en los estudios de prestigiosas entidades de investigación y ONG como la Fundación Yubarta y WWF. El Instituto de Investigaciones Marinas (Invemar) había definido la importancia de Bahía Málaga como lugar prioritario para la conservación in situ de la biodiversidad marina y costera del Pacífico. Igualmente el Invemar, en asocio con Univalle y el Instituto para la Investigación y la Preservación del Patrimonio Cultural y Natural del Valle del Cauca (Inciva) concluyeron, en desarrollo del proyecto Biomálaga, el cual realizó la más amplia recopilación de investigaciones y conocimiento sobre esa región, que su diversidad biológica es comparable con otras zonas representativas del Pacífico colombiano como son los Parques Nacionales de Gorgona y de la Ensenada de Utría, y por lo tanto ameritaba ser declarada como Área Protegida.
Las anteriores consideraciones le permitieron al MAVDT definir un polígono con los límites marinos para el establecimiento del nuevo Parque Nacional. Esos límites fueron la base para realizar la consulta previa con las comunidades que habitan el territorio, quienes aprobaron la iniciativa. También sirvieron como referencia para el estudio de la Academia Colombiana de Ciencias, entidad que por ley conceptuó con carácter de urgencia y recomendó “una pronta declaratoria de este parque para evitar la transformación de un ecosistema de gran importancia para el país”.
Más allá de la coyuntura
Sin embargo, ante las objeciones presentadas por los empresarios, el ministro Costa solicitó un nuevo concepto al español Juan M. Barragán Muñoz, experto internacional en gestión integrada de áreas litorales, quien visitó la región, recopiló toda la información disponible en materia ambiental y de puertos, se entrevistó con todos los grupos de interés y presentó un amplio informe. En él se analiza de manera detallada la importancia biológica y cultural de Bahía Málaga, y se hace un pormenorizado análisis de la situación y capacidad presente y futura de los puertos en cuanto a demanda y oferta se refiere, con especial énfasis en el de Buenaventura. De igual manera, sobre los impactos que podría generar la construcción de un puerto de aguas profundas sobre los ecosistemas y la sociedad local.
Sus conclusiones ratifican el concepto de la Academia de Ciencias, pero además enfatiza que “la implantación de un puerto multipropósito no resulta compatible con la conservación de los ecosistemas que alberga Bahía Málaga”. A su vez, plantea que las actividades portuarias de largo plazo, requeridas para los mercados con la cuenca del Pacífico, pueden concentrase en Buenaventura dado que su capacidad se verá ampliada de manera significativa con la entrada en funcionamiento de las nuevas terminales de TCBuen, el Muelle Delta y el Puerto de Aguadulce, y que para ese propósito se debe desarrollar una zona industrial portuaria y otra de actividades logísticas, además de obras complementarias que permitan adaptar el canal navegable a buques de gran calado.
Finalmente pone el dedo en la llaga al afirmar que “la raíz del problema no es solo la dialéctica entre desarrollo portuario y conservación ambiental”, sino que por el contrario el problema se fundamenta en que “el país todavía tiene su territorio en construcción sin terminar de definir sus infraestructuras”, y lo que “probablemente sucede, es que el país está resolviendo todas estas cuestiones sin las orientaciones y criterios generales necesarios”. Complementa diciendo que “son estos y no la coyuntura económica o política de corto plazo los que deberían conducir a un desarrollo territorial más integrado en lo sectorial y equilibrado en lo regional”. Yo no podría estar sino de acuerdo con las afirmaciones de este experto español.
En cuanto a la decisión del ministro Costa, si bien es un importante paso adelante en la protección de Bahía Málaga y debe ser aplaudida, deja por fuera del polígono original una franja de 160 hectáreas. De esta manera, no solo desconoce los acuerdos con las comunidades nativas y el concepto que hiciera la Academia de Ciencias sobre los límites originales, sino que deja abierto un espacio para futuras presiones y amenazas sobre este santuario de la naturaleza.
Edición:
UN Periodico Impreso No. 137
Decimoprimera Conferencia Cátedra del Bicentenario de la Independencia
Buen día,
La Universidad Nacional de Colombia-Sede Manizales se complace en adjuntarle una invitación a la decimoprimera conferencia con motivo de la celebración del Bicentenario de la Independencia de nuestro país, en la cual esperamos contar con su valiosa presencia.
En esta oportunidad la conferencia es denominada "Bicentenarios de las Independencias: ¿Qué Conmemoramos?" y estará a cargo del Ph.D en Derecho y Ciencias Políticas Juan Luís Mejía Arango, quien actualmente se desempeña como rector de la Universidad de EAFIT (Escuela de Administración, Finanzas e Instituto Tecnológico) en Medellín y como escritor, investigador y gestor cultural.
La cita es este jueves 23 de septiembre a las 4:00 p.m. en el Auditorio R del Campus La Nubia, en el marco de las jornadas universitarias de la Sede Manizales.
De nuevo reitero, nuestro agrado y beneplácito de contar con usted y los integrantes de su institución, especialmente estudiantes de últimos grados y docentes de las áreas de Ciencias, Humanidades, Sociales e Historia en este evento, el cual tiene entrada libre.
Cualquier dato adicional será atendido en el teléfono 8879393.
Atentamente,
Luisa Fernanda Cardona Calle
Comunicadora Social
Secretaría de Sede
lunes, 13 de septiembre de 2010
HACIA UN NORTE MÁS SOSTENIBLE
Por Gonzalo Duque Escobar *
Mientras los problemas de la ciudad se centran en asuntos relacionados con deficiencias estructurales en materia de empleo, pobreza, corrupción, salud y seguridad, sin desconocer la importancia de los avances urbanísticos relacionados con proyectos de la administración pública que han transformando el medio citadino en la última década, continuamos valorando la gestión gubernamental por la magnificencia de las obras de infraestructura, y no por sus impactos desde la perspectiva social, ambiental y económica.
En el sumario de los logros, posiblemente, lo económico y lo ambiental pueden salir bien librados en Manizales, pero en el tema social, si la situación no se ha degradado tampoco ha mejorado por diferentes causas, entre ellas factores como la deshumanización de la economía y la visión equivocada de un modelo de desarrollo, donde no se prioriza la formación del capital humano sobre el crecimiento económico, y en consecuencia, donde se desconoce la importancia de la educación como estrategia del desarrollo y de generación de empleo digno y trabajo productivo.
Todo esto me preocupa por el impacto que pueden tener los desaciertos y controversias de hoy sobre la confianza de los ciudadanos respecto a las potencialidades de Manizales, una ciudad con grandes posibilidades y capacidad de emerger de sus desgracias en virtud del civismo de su gente, como lo ha comprobado su gloriosa historia por más de una vez.
Entre estas transformaciones donde se han aplicado recursos significativos del Estado en temas relacionados con movilidad y transporte de forma aleatoria, y en la mitigación del riesgo asociado a fenómenos geodinámicos como consecuencia de imperativos ambientales, para mañana posiblemente las prioridades y nuevos desarrollos en infraestructura estarán asociados a algunos temas complejos y costosos, como son el necesario fortalecimiento del perfil industrial y académico de nuestra ciudad, el saneamiento básico buscando tratar las aguas servidas, la conectividad regional donde entran los medios de transporte por tierra y aire sin los cuales la ciudad no resultará viable, y de no prosperar criterios desarrollistas: la nueva infraestructura cultural, deportiva, recreativa y de servicios para potenciar las comunas, reducir la movilidad motorizada y reconstruir el tejido social en el medio urbano más periférico. Y por supuesto: la educación.
Todos estos temas requieren instrumentos de planificación como lo son el Plan Maestro que tardíamente se adelanta en el tema de Movilidad y Transporte, o uno de los Planes de Acción Inmediata que oportunamente anticipa Corpocaldas para la difícil problemática de la microcuenca de la quebrada Manizales, donde entre otros asuntos fundamentales propone ordenar bajo la figura de un polígono industrial la actividad productiva de mayor relevancia económica para la ciudad, orientándola hacia la producción limpia y resolviendo sus conflictos de uso del suelo.
Si bien la inversión en infraestructura, donde se incluyen la económica y la social, no resulta ser inflacionaria, también se debe tener en cuenta que los instrumentos de planificación tienen la posibilidad de prevenir graves desaciertos, siempre y cuando se contemplen procesos de participación ciudadana y de consulta a los actores sociales estratégicos que encuentran espacio en la Ley, necesarias para lograr la solución de los conflictos sociales y ambientales, y se tome la región como sujeto y no como objeto de la planeación, para no desconocer la cultura y encontrar espacios de interacción y escalas del territorio municipal variadas en sus dimensiones ambientales y diversas en sus contenidos socioculturales.
Y hemos hablado de una década porque los POT tienen vigencia de tres períodos constitucionales de alcaldía, y la vigencia del actual concluye con grandes obras, pero para la dimensión social y cultural con más pena que gloria, dada la escasez de las propuestas, la reducida inversión, la flaqueza en los análisis por falta de interés y convicción sobre las problemáticas sociales de la ciudad, donde el olvido y superficialidad de las metas de la educación y la cultura subrayan las contradicciones que van saliendo a flote en ellas.
Finalmente, si en torno a estos temas se requiere un enfoque sostenible, unas prioridades e instrumentos diferentes en materia de planificación, ordenamiento e infraestructura, también se hace necesaria para Manizales la construcción de una agenda pública de consenso para que las inversiones se ajusten, no sólo a los criterios y estudios técnicos, sino también a las necesidades y aspiraciones sociales con la esperanza de que no se terminen privilegiando el crecimiento económico sobre la formación del capital social, desnaturalizando el objeto de la inversión pública y potenciando los conflictos de nuestra ciudad.
[Ref: LA PATRIA, Manizales, 2010-09-13] * Profesor Universidad Nacional de Colombia http://www.galeon.com/gonzaloduquee
Mientras los problemas de la ciudad se centran en asuntos relacionados con deficiencias estructurales en materia de empleo, pobreza, corrupción, salud y seguridad, sin desconocer la importancia de los avances urbanísticos relacionados con proyectos de la administración pública que han transformando el medio citadino en la última década, continuamos valorando la gestión gubernamental por la magnificencia de las obras de infraestructura, y no por sus impactos desde la perspectiva social, ambiental y económica.
En el sumario de los logros, posiblemente, lo económico y lo ambiental pueden salir bien librados en Manizales, pero en el tema social, si la situación no se ha degradado tampoco ha mejorado por diferentes causas, entre ellas factores como la deshumanización de la economía y la visión equivocada de un modelo de desarrollo, donde no se prioriza la formación del capital humano sobre el crecimiento económico, y en consecuencia, donde se desconoce la importancia de la educación como estrategia del desarrollo y de generación de empleo digno y trabajo productivo.
Todo esto me preocupa por el impacto que pueden tener los desaciertos y controversias de hoy sobre la confianza de los ciudadanos respecto a las potencialidades de Manizales, una ciudad con grandes posibilidades y capacidad de emerger de sus desgracias en virtud del civismo de su gente, como lo ha comprobado su gloriosa historia por más de una vez.
Entre estas transformaciones donde se han aplicado recursos significativos del Estado en temas relacionados con movilidad y transporte de forma aleatoria, y en la mitigación del riesgo asociado a fenómenos geodinámicos como consecuencia de imperativos ambientales, para mañana posiblemente las prioridades y nuevos desarrollos en infraestructura estarán asociados a algunos temas complejos y costosos, como son el necesario fortalecimiento del perfil industrial y académico de nuestra ciudad, el saneamiento básico buscando tratar las aguas servidas, la conectividad regional donde entran los medios de transporte por tierra y aire sin los cuales la ciudad no resultará viable, y de no prosperar criterios desarrollistas: la nueva infraestructura cultural, deportiva, recreativa y de servicios para potenciar las comunas, reducir la movilidad motorizada y reconstruir el tejido social en el medio urbano más periférico. Y por supuesto: la educación.
Todos estos temas requieren instrumentos de planificación como lo son el Plan Maestro que tardíamente se adelanta en el tema de Movilidad y Transporte, o uno de los Planes de Acción Inmediata que oportunamente anticipa Corpocaldas para la difícil problemática de la microcuenca de la quebrada Manizales, donde entre otros asuntos fundamentales propone ordenar bajo la figura de un polígono industrial la actividad productiva de mayor relevancia económica para la ciudad, orientándola hacia la producción limpia y resolviendo sus conflictos de uso del suelo.
Si bien la inversión en infraestructura, donde se incluyen la económica y la social, no resulta ser inflacionaria, también se debe tener en cuenta que los instrumentos de planificación tienen la posibilidad de prevenir graves desaciertos, siempre y cuando se contemplen procesos de participación ciudadana y de consulta a los actores sociales estratégicos que encuentran espacio en la Ley, necesarias para lograr la solución de los conflictos sociales y ambientales, y se tome la región como sujeto y no como objeto de la planeación, para no desconocer la cultura y encontrar espacios de interacción y escalas del territorio municipal variadas en sus dimensiones ambientales y diversas en sus contenidos socioculturales.
Y hemos hablado de una década porque los POT tienen vigencia de tres períodos constitucionales de alcaldía, y la vigencia del actual concluye con grandes obras, pero para la dimensión social y cultural con más pena que gloria, dada la escasez de las propuestas, la reducida inversión, la flaqueza en los análisis por falta de interés y convicción sobre las problemáticas sociales de la ciudad, donde el olvido y superficialidad de las metas de la educación y la cultura subrayan las contradicciones que van saliendo a flote en ellas.
Finalmente, si en torno a estos temas se requiere un enfoque sostenible, unas prioridades e instrumentos diferentes en materia de planificación, ordenamiento e infraestructura, también se hace necesaria para Manizales la construcción de una agenda pública de consenso para que las inversiones se ajusten, no sólo a los criterios y estudios técnicos, sino también a las necesidades y aspiraciones sociales con la esperanza de que no se terminen privilegiando el crecimiento económico sobre la formación del capital social, desnaturalizando el objeto de la inversión pública y potenciando los conflictos de nuestra ciudad.
[Ref: LA PATRIA, Manizales, 2010-09-13] * Profesor Universidad Nacional de Colombia http://www.galeon.com/gonzaloduquee
Suscribirse a:
Entradas (Atom)