lunes, 13 de abril de 2015

El fantasma de la imprevisión


 

Por Gonzalo Duque-Escobar*

Si queremos desarrollo, habrá que priorizar la formación de capital social y humano sobre el crecimiento económico; si queremos bienestar, habrá que optar por la solidaridad y priorizar a los más vulnerables: en Colombia se habla de paz, pero esta no resulta viable mientras el Estado esté ausente, olvidando su responsabilidad sobre los temas fundamentales de la compleja problemática socioambiental de las regiones.

Con el calentamiento global, ciudades como la nuestra están obligadas a implementar procesos de adaptación ambiental, para enfrentar la amenaza por eventos climáticos extremos propios del medio tropical andino, mediante procesos integrales, con enfoque humano y visión de futuro. El POT será una herramienta útil que no puede desaprovecharse, tal cual lo hemos hecho en la ciudad en los años precedentes, tras los sucesos vividos en la Quebrada Manizales en abril de 2011.

En la tarde del pasado martes, una lluvia descomunal y local, ha desnudado en el sector de Maltería nuestra imprevisión con la Comuna Tesorito, donde habitan cerca de 22 mil personas sin incluir la población flotante, usuaria de la principal zona industrial de la ciudad y demás escenarios donde hacen presencia emblemáticas instituciones y empresas, que explican el 70% del PIB de la ciudad o cerca de la mitad del PIB de Caldas.

Cuatro años atrás, una avenida torrencial que en magnitud superó en varios órdenes las riadas que ahora abatieron el sector, puso en evidencia dos problemáticas estructurales del representativo territorio: 1- los conflictos entre uso y aptitud del suelo, tanto en las cabeceras de la quebrada Manizales como de sus afluentes, entre estos la Cimitarra que surte el acueducto de Maltería; y 2- la ocupación indebida de las vaguadas de dicho drenaje, donde los causes aparecen invadidos por decenas de viviendas y otras instalaciones, en sectores de la propia Maltería, Bajo Juanchito y Verdum.

Pero al igual que en la crisis del 2011, a pesar de que la prensa se ha ocupado del asunto, de que la Administración municipal ha estado presente, y de que  el conglomerado de instituciones del Comité Local de Emergencias ha extendido su brazo solidario, los problemas estructurales relacionados con la problemática siguen sin resolverse por la vía de la planificación, a pesar del invaluable esfuerzo de la Junta de Acción Comunal, y sobre todo de la comunidad que con desasosiego y sorpresa continúa en riesgo, gracias a nuestra inconciencia social para reclamar las acciones adecuadas frente a las reales contradicciones ambientales, puesto que no de otra manera se puede explicar la imprevisión y falta de compromiso para atender estas demandas necesarias y de largo plazo.

Como evidencia, éste testimonio de José Humberto Duque Corrales, Presidente de la Junta de Acción Comunal de Maltería: “en los últimos años no se han dado soluciones en compra de predios, ni intervenido el uso del suelo en la cabecera de la cuenca… y cuatro años después de la avalancha sigue todo igual: se recomendaron obras de bioingeniería, y no se hicieron; tampoco se ha dado respuesta en materia de vivienda a las familias damnificadas por la avalancha del  2011”.

La Junta de Acción Comunal interesada en la apropiación de los procesos de cambio que demanda el territorio, ha mantenido iniciativas ambientales que, con el apoyo de Ecopetrol, la Corporación Aldea Global y Corpocaldas, se han traducido en acciones necesarias pero insuficientes, como la gestión de un diplomado sobre “Medio ambiente, ordenamiento y gestión del riesgo” (2012) y la formulación del "Plan de Manejo Ambiental para la Cuenca de la Quebrada Cimitarra" (2014), documento entregado por la comunidad a Corpocaldas.

Si deseamos un territorio amable y seguro, habitado en forma digna; si soñamos en hacer de Manizales “la ciudad del agua”, deberíamos empezar por recuperar la microcuenca más emblemática del territorio, apuntándole a un desarrollo sustentable de la quebrada Manizales. Muchos son los esfuerzos que se hacen en la gran cuenca del río Chinchiná, un escenario que incluye tres cuencas menores: la del Guacaica, la del Río Claro y la del Chinchiná. La de la quebrada Manizales, aunque solo es un elemento de tercer orden, es un espacio estratégico y altamente vulnerable, que reclama una política pública específica con acciones estructurales y concretas, en temas rurales y urbanos.

* Profesor Universidad Nacional de Colombia http://galeon.com/cts-economia [Ref. La Patria. Manizales, 2015.04.13] Imagen: Q. Manizales afectada por la Cimitarra, en Video de La Patria.

Relacionados:

Adaptación al cambio climático para Manizales http://www.bdigital.unal.edu.co/5437/

Agua, ordenamiento territorial y desastres http://www.bdigital.unal.edu.co/5487/

Bosques en la cultura del agua http://www.bdigital.unal.edu.co/3591/

Desarrollo energético y clima salvaje http://www.bdigital.unal.edu.co/46530/

El agua en la biorregión caldense http://www.bdigital.unal.edu.co/45357/

Emergencia e imprevisión http://www.bdigital.unal.edu.co/4964/


Gobernanza forestal para la ecorregión andina http://www.bdigital.unal.edu.co/46363/

Manizales: política pública ambiental y gestión del riesgo  http://www.bdigital.unal.edu.co/6523/

Manual de geología para ingenieros http://www.bdigital.unal.edu.co/1572/

Perfil ambiental de Manizales y su territorio http://www.bdigital.unal.edu.co/39987/

No hay comentarios: